Capitulo Cinco ✯ "Una Noche de Miedo"

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Azul C.✯

Después de que mi cargador fue encontrado totalmente destruido, los tres nos decidimos a terminar de acomodar la casa, mi primo tuvo razón, Kevin fue de gran ayuda, y gracias a él después de un par de horas todo ya estaba colocado en su lugar.

No podía negarlo, estaba sumamente cansada y hambrienta, al igual que los dos chicos que me habían echo el grande favor de apoyarme en esto, pedimos una pizza a domicilio, Kevin se ofreció a pagarla junto con las bebidas, aunque yo intenté decirle que no lo hiciera él habia sido demasiado necio.

Ahora estábamos reunidos en la pequeña cocina, con la luz blanca encendida, rondaban las 10:30 de la noche y el viento comenzaba a golpear las ventanas. Típico, enero era uno de los meses más fríos del año.

Las luces comenzaron a parpadear, amenazando con fundirse próximamente, Luis y Kevin miraron hacia al techo percatadose del estado de las lámparas, a decir verdad no estaban en mal estado, solamente tenían mucho polvo. Así que internamente me prometí limpiarlas el fin de semana.

— Es extraño... — murmuró Kevin — no parece que tengan algún problema a simple vista, no son viejas — comentó mientras señalaba las lámparas.

— Seguramente solo es por el aire — hablo mi primo sin darle mucha importancia — igual si quieres podemos darle un vistazo.

— No, descuida está bien — suspiré y mordí el último pedazo de pizza que estaba en mi plato.

— Oye Azul, por cierto, Kevin y yo pensamos hacer una fiesta por nuestro cumpleaños el fin de semana y estás cordialmente invitada, te enviaré la dirección del lugar próximamente, pero no faltes, puedes invitar a quien quieras. — hablo mi primo, asenti.

— Gracias, estaré ahí ... — Kevin esbozó una sonrisa cuando confirme mi asistencia.

Después de comer, ambos me ayudaron a limpiar la cocina, y comenzaron a despedirse... Por un instante comencé a sentir la necesidad de que no se fueran... Era algo raro, era como si el ambiente comenzará ponerse pesado, y el frío dentro de la casa cada vez era más intenso.

— Abrígate bien — comentó Kevin — está el frío horrible.

— Lo está... — respondí mientras me abrazaba a mi misma y frotaba mis brazos con mis manos.

— Por cierto, Blue... ¿Me pasarías tu número? — mire como mi primo esbozaba una sonrisa pícara, en ese momento quería poner los ojos en blanco pero no quería comportarme odiosa, mucho menos cuando Kevin había estado ayudándome durante toda la tarde y parte de la noche.

— Claro... — accedí, y le pase mi número y también agregué el suyo.

— Bueno, ahora sí es hora de irnos, bro, mañana tenemos entrenamiento muy temprano — comentó Luis. — Prima, cualquier cosa puedes llamarme, sabes que siempre estoy al pendiente del teléfono.

— También yo... Si en algo te puedo ayudar por favor dime — dijo Kevin mientras me miraba con una tierna sonrisa.

— Gracias chicos, lo tomaré en cuenta.  — ambos asintieron y se dirigíeron a la salida, se despidieron con un beso en la mejilla, ambos futbolistas se aproximaron al auto de Luis, pero antes de subirse una mujer con aspecto andrajoso y con el cabello castaño hecho una maraña se acercó a Kevin.

Frunci el ceño al ver aquello, ya que él pareció incómodo y algo asustado, Luis se acercó a dónde estaba su amigo y se paró al lado de él, mirando con atención a la mujer, en estos tiempos había cada loco, yo igual me quedé cerca.

— ¡Muchacho! Ayúdame — exclamó mientras tocaba a Kevin del brazo y bajaba hasta llegar a su mano, tomándola con fuerza — Ayúdame por favor... — la mujer comenzó a temblar y bajo la mirada a la mano de Kevin, la mujer comenzó a acariciar la palma de esta como si hubiera descubierto un tesoro.

Kevin se la arrebato rápidamente y mantuvo sus manos atrás.

— ¿Que es lo que quiere? ... ¿Dinero? — la mujer nego con desesperación.

— No... — respondió — Muchacho... Lindo, muchacho — Kevin se alejo cuando noto que la mujer trataba de tocarle la cara.

— Oiga, ¿Que es lo quiere? Será mejor que se retire... O llamaremos a la policía — intervino Luis.

— Ayudenme a esconderme... Vienen por mi, están por aquí... Ellos quieren matarme... — la verdad es que tenía mucho miedo, esa mujer realmente no parecía estar en sus cinco sentidos, no estaba bien de la cabeza.

— ¿Quienes? — pregunto Kevin.

— Ellos — la mujer apunto a la dirección contraria a ellos, la calle estaba vacía, muy sólida a decir verdad — Están justo ahí.

— Está loca... — mumurme mientras la miraba, deseaba que mi primo y Kevin se metieran al auto ya.

— Muchacho, tú... — volvió a tocar a Kevin del brazo. — Ten cuidado... — el pelinegro frunció el ceño, al igual que yo y al igual que mi primo. — la línea de la vida de tu mano... Está cambiando.

— ¡Suban al auto! — grite. La mujer se distrajo conmigo y sonrió, Kevin alejo la mano de la mujer.

— Lo siento — dijo y ambos chicos subieron al auto, y yo enseguida cerré la puerta para que la mujer no se le ocurriera venir hacia acá.

También cerre todas las cortinas y apagué la luz, me asome con cuidado y me fijé que la mujer ya no estaba, solté un enorme suspiro y me tire en el sofá... Eso sí que habia estado extraño.

Trate de relajarme, así que subí a mi habitación... Sintiendome aún incómoda, dormiría temprano para evitar sentirme de esta manera.

Rápidamente me puse mi pijama, me lave la cara y los dientes y mientras lo hacia prendí la tv para que hiciera ruido, pero pronto la tv se apagó sola dejando la casa totalmente en silencio, el control remoto de la televisión no estaba por ningún lado, ¡Ya estaba cansada de eso! ¿Me estaba volviendo loca? O ¿Quizás era demasiado olvidadiza?

— Alexa, enciende la televisión — dije al no encontrar el control, el aparato hizo lo suyo y nuevamente la tele se encendió, terminé lo que estaba haciendo en el baño, y cuando estuve lista apague la luz, cerré la puerta del cuarto, destendi la cama y me acosté, de pronto el control remoto y estaba junto a mi. — Ok esto ya no me está gustando absolutamente nada ¿Que es todo esto? — me pregunte a mi misma. Cómo ya me estaba dando miedo, decidí mejor apagar la tv y dormir.

Cerré los ojos y trate de regular mi respiración.

— Aquí tienes la música que te gusta — se escuchó hablar a Alexa, abrí los ojos inmediatamente cuando el aparato comenzo a tocar la música.

— ¡Alexa apagate! — encendí la linterna de mi celular y me aproxime a él enchufe y la desconecte, rápidamente corrí a la cama para cubrírme con las cobijas — Dios mío, por favor, protegeme.

El Deseo del Duende |Kevin Álvarez|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora