El Deseo del Duende |Kevin Álvarez|

Capitulo Trece ✯ "25 años"

30 de enero de 2023.

El cumpleaños número 25 de Azul había llegado, y en ese momento se encontraba la familia reunida en la casa de la abuela, dónde todos habían llevado un obsequio para la joven.

Las velas estaban encendidas sobre el pastel de cumpleaños que con mucho cariño la abuela le había echo, Azul tenía una gran sonrisa en el rostro mientras escuchaba como su familia le cantaba las mañanitas y al finalizar aplaudiron con alegría, pidiéndole que pidiera un deseo antes de apagar las velitas de cumpleaños.

Azul cerro los ojos y pidió su deseo, que consistia en llevar una vida tranquila en su nuevo hogar. La mamá de Azul, le pasó un cuchillo a su hija para comenzar a partir las rebanadas de pastel, la castaña así lo hizo.

Unos minutos después todos se sentaron a la mesa para disfrutar del pastel y comenzar a platicar anécdotas, Luis también estaba ahí, devorando el pastel, según él, amaba visitar a la abuela, ya que la comida era lo mejor de todo, además de que de debía respetar una dieta, para el visitar a su abuela representaba romper esa dieta por unos días.

— ¿Cómo te va en el trabajo cariño? — pregunto la abuela mientras sonreía a su nieta.

— Excelente, ya me he acoplado bastante, y el ambiente laboral es asombroso — todos los presentes sonrieron al recibir aquella respuesta.

— ¿Para cuando el novio? — pregunto una de las tías.

— Ya le dijimos que para cuando nos presenta a un muchacho, para que así salga el día de su cumpleaños con él, o venga a celebrar con nosotros. — hablo la madre de Azul.

— Eso es cierto hija — respaldo otra de las tías.

Luis esbozó una sonrisa y nego con la cabeza mientras escuchaba como le decían a su prima, y es que no era la primera vez que le decían algo así, hasta a él le cansaban.

— ¿Al menos tienes pretendientes? — pregunto la mayor de las hermanas de su madre.

Azul sonrió apenada, le incómodaban mucho esos temas, había cumplido 25 años y su familia nunca le había conocido un novio, ya que los que anteriormente había tenido todos eran unos patanes que no merecían conocer a su familia.

— Asi... Si tengo...— respondió Azul, aunque según ella no tenia a ninguno..

— Es cómo mi hija, ve ahorita se fue con el novio, a sus 20 años no puede estar sin pareja, yo quisiera que estuviera quieta, en casa, cómo Azul, pero es bien noviera — Azul rodo los ojos, ya iban a comenzar con su prima.

— Tu muchacha se va a casar pronto — hablo la madre de Azul. — Yo creo que para que mi hija se case y me de un nieto va para largo.

Azul comenzó a jugar con su rebanada de pastel incómoda. Luis se dió cuenta de eso y le dió un pequeño golpe con su rodilla, la joven lo miro y soltó un suspiro, amaba a su familia, pero al parecer lo único que les importaba no era el qué tuviera una carrera y un trabajo estable, si no que querían que tuviera una pareja y formara una familia, eso es lo que más les importaba, y era molesto.

— ¡Ya dejen a mi nieta! — exclamó la abuelita — Ella sabrá cuando se consigue a un hombre, verán que si yo volviera a ser joven, me hubiera esperado hasta los 35 a casarme, Azul es una chamaca, apenas está haciendo su vida, no me la estén presionando. Además los hombres cada vez son peores, debe fijarse bien, en un hombre que pueda ofrecerle muchas cosas, no vaya a ser que nada más se la quiera chingar.

— Gracias, mamá Tere — Azul le sonrió, aunque le dió mucho risa lo último, sabía que su abuela tenía razón, sus tías y su mamá guardaron silencio al parecer la abuela de Azul había logrado que la dejarán en paz.