Capitulo Seis ✯ "Invitación"

396 44 5
                                    

Cuándo Kevin llegó a su dormitorio, y se acostó a dormir, miro su mano, gracias a la débil luz de la luna que se colaba por las cortinas podía tener una visión de la palma de su mano. Recordó lo que aquella mujer había dicho, nunca fue creyente de esas cosas, más bien nunca se había interesado en ellas.

— Ya duerme... — se escuchó a Luis mientras giraba para mirar al pelinegro.

— Ya lo haré... — sonrió débilmente — Solo estaba pensando.

— ¿En lo que te dijo esa mujer? Está loca, amigo, nada de eso es verdad — comentó soltando un suspiro. — Además no dijo nada como para que te asustes, y también nadie puede saber el destino de otros.

Kevin sonrió con tranquilidad al escuchar aquello, su amigo tenía razón, cerró el puño y se acomodo en la cama cubriendose con las sábanas.

— Aunque ... ¿no te parece que la nueva vivienda de mi prima tiene un aura extraña o solo soy yo el malas vibras? — pregunto Luis en un susurró divertido, para evitar despertar a sus demás compañeros.

— En realidad si es extraño — comentó Kevin — Se sentía feo, no te voy a mentir, da miedo.

— No quisiera estar en los zapatos de Azul — hablo Luis divertido — Espero que no sea nada y solo estemos exagerando. — el joven hizo una pausa y esbozo una sonrisa traviesa — Igual si resulta ser cierto, aprovecha para irte a quedar con ella y cuidarla.

— No digas tonterías — hablo el joven pelinegro.

— ¿Que? Ya me di cuenta que Azul no pasa desapercibida para ti.

— No parezco ser su tipo — respondió Kevin.

— Eres el tipo de todas — dijo Luis con una sonrisa — Solo échale ganas.

— ¿Estás diciendo que quieres que sea pareja de tu prima? — Kevin frunció el ceño.

— No soy celoso, además tú eres un buen tipo... no te estuviera alentando si supiera que no lo valieras.

Kevin esbozó una sonrisa, estaba agradecido por la confianza que Luis le brindaba, pero Azul no parecía ser alguien fácil, si quería acercarse a ella necesitaba hacer milagros, pues ella lo consideraba un niño.

**

Al día siguiente.

Azul no había podido pegar un ojo en toda la noche, sinceramente comenzaba a inquietarse, estaban pasando muchas cosas raras en ese lugar, y a pesar de que ella era muy escéptica comenzaba a cuestionarse mucho, por más que trataba de buscar explicaciones lógicas no encontraba ninguna.

Penso incluso en irse de esa casa, pero era mucho que arriesgar, sobre todo su economía, este departamento-casa era como si fuera propio por qué no pagaba renta gracias a su trabajo, pero si se iba, tendría que pagar una renta, las cuales solo Dios puede pagar, y también regresar a vivir con sus padres estaba totalmente descartado, además de que iban a querer llevar el control de su vida, la casa de sus padres estaba demasiado lejos. Eso significaba que tendría que soportar estar ahí, quizás si hablaba con su jefe haría que la cambiarán, pero era una oportunidad entre un millón, por qué todos los departamentos estaban llenos.

Soltando un suspiro camino entre los pasillos del supermercado, arrastrando un carrito el cual estaba llenando de despensa. Las ojeras bajo sus ojos eran pronunciadas, y lucia demasiado demacrada gracias a la falta de sueño. Si la veías te hacía recordar a la depresión, usando ropa holgada color gris, un peinado mal hecho y ojeras. En pocas palabras llevaba un outfit no muy agradable y eso que eran las 3:30 de la tarde.

Mientras avanzaba, se encontró con cierto chico en el área de bebidas energéticas, quien con mucho cuidado seleccionaba algunas de ellas. A diferencia de ella, él se veía bastante bien, completamente vestido de negro, con una playera que tenía cuello en "V" resaltando su tono de piel que se le ajustaba perfectamente a su torso, dejando notar el ejercicio que realizaba.

Azul se le quedó mirando, pero en ese momento quiso esconderse, nunca creyó encontrarse con alguien, mucho menos con el amigo de su primo quien la vería en esas horribles fachas,

Pero antes de que la joven pudiera huir, Kevin giro la cabeza y la miró, levanto una ceja y posteriormente esbozó una sonrisa, mientras tomaba la última bebida del refrigerador y se acercaba a ella con paso decidido. Ya era tarde, Azul no podía escapar de su vista.

— ¡Blue! — exclamó el chico con una enorme sonrisa.

— Hola Kevin — hablo ella mientras acomodaba un mechón de cabello tras su oreja — Que coincidencia.

— Si... ¿Cómo estás? — pregunto sin quitar la sonrisa de su rostro, al parecer a Kevin no le importaba como luciera la joven, pues la veía como si fuera el ser más bello del planeta.

— Bien, supongo, solo con mucho sueño, pero llegaré a casa a dormir — Kevin asintio.  — ¡Por cierto! ¿Estás bien? Lo digo por lo que sucedió con la mujer que se encontraron cuando salieron de mi casa.

— Oh si, no te preocupes... No fue nada — miro a Azul con una sonrisa. — ¿Quieres que te ayude? — Kevin hizo el intento de llevar el carrito pero Azul lo impidió.

— No hace falta niño, hace mucho que nosotras las princesas también llevamos nuestras propias cosas — respondió con una sonrisa, a Kevin no le gustaba que lo llamara niño, pues así, le estaba recalcando que jamás se fijaría en él, solo por ser un maldito año menor que ella.

— De acuerdo... — Kevin se puso un poco nervioso y rasco su nuca.

— Bueno, fue un placer verte Kevin, espero te vaya excelente — Azul comenzó a dar la vuelta para regresar por dónde había venido, pero Kevin la tomo del hombro ligeramente impidiendo que está diera otro paso.

— Un momento... Blue — la joven giro y lo miro con una ceja enarcada, el joven su puso a jugar con las bebidas que llevaba en sus manos, y posteriormente miro a los ojos a la castaña.

— ¿Dime? — pregunto la joven mientras ponía todo su peso sobre la pierna derecha.

— Me gustaría saber si... ¿Aceptas salir conmigo a una cita? La próxima semana — Kevin quería huir, pues miro con el rostro de la chica se transformaba a uno divertido, ¿Que era lo gracioso?

— ¿En serio me estás invitando a salir? — comentó ella con asombro mientras esbozaba una sonrisa.

— ¿Está mal? — preguntó el pelinegro soltando un suspiro y dando por hecho que lo más seguro era que ella le dijera que no.

— No, solo que no me lo imaginé — Azul rasco su barbilla y asintio — Supongo que no es una mala idea, por el momento no tengo tantos planes, ¿Tienes mi número, no? Pongámonos de acuerdo.

Kevin esbozó una sonrisa enorme al recibir la respuesta que quería.

— ¡Por supuesto!

— De acuerdo, nos vemos luego — Azul se despidió con ademán el cual Kevin respondío, cuando la chica estuvo lejos, Kevin festejo con el mismo el hecho de haber obtenido una cita con la chica que le gustaba, aunque ella lo viera como un niño.

El Deseo del Duende |Kevin Álvarez|Where stories live. Discover now