Promidetale

Uno

Mi tiempo se acaba y otro reseteo habrá en este mundo.

Miro mis apuntes de matemáticas realmente no sé porque estoy estudiando no vale la pena, supongo que son los nervios y el miedo. Mi alma está cansada, ya no podemos controlar lo que antes teníamos a toda nuestra disposición.

Escucho la voz de mi "madre", es hora de la cena. Las cenas son aburridas, ella ya no es la misma que conocí, sus ojos se ven tan vacíos, como los míos como, el de todos, algo nos está consumiendo.

Acabo de cenar, agradezco por la cena, ella me sonríe me da tanto miedo su sonrisa. Las escaleras para el segundo piso ya me las sé de memoria, uno, dos, tres, la tabla rechina por mi peso, y se repite hasta llegar al nueve, las demás simplemente están.

Mi puerta esta abierta, me acerco con confianza y esta ella, la única con un poco brillo en este mundo, lastima que ella no es de este mundo. Me siento con ella en el suelo y me recargo en su hombro.

—Estoy cansada—mi voz se escuchaba apagada —Lo sé — en cambio su voz era monótona  — Ya no es mi mundo — mire su ropa se parecía un poco a la mía — Lo sé — me contesto — Dentro de una semana todo se repetirá, ya no quiero pelear —suspire de cansancio— Te tengo un trato para ti,te puedo ayudar— me miro a los ojos, sus ojos son negros pero tiene aún un poco de brillo —No te creo —nada puede ayudarme —  Mejor una promesa  — eso llamo mi atención — te escucho— empecé a jugar con su pelo, es muy blanco— Si me das tu alma y tu mundo, cambiare las cosas — no me esperaba eso, me acomode mejor — ¿Qué quieres a cambio? — no le creía — Ahora, nada — todos quieren algo —No sé si es buena idea, mi mundo ya es inestable — con gusto se lo puedo dar pero algo me lo impide — Tienes una semana para pensarlo—se levantó y me dejo sola.

Mire mi escritorio regado con dibujos y con hojas de trabajo. Una semana no creo poder decidir en tan poco tiempo, de todos modos tiempo es lo que me falta.