💊 | - Capítulo 14 / - .

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18 de febrero. 11:12 pm.

Solar Flare, Pétalos y dudas

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        El primer ataque fue una rafaga de fuego llameante y furiosa, impactando en la calva de uno de los zombis, lanzando su cabeza hacía la pared, rebotando hacía el suelo y arrastrándose dejando un líquido de baba verde a su paso.

        Los zombis, anonadados de lo que acababa de ocurrir, voltearon la vista. Furiosos. Enfadados. Y también dispuestos a servirse de otro banquete vegetal.

        Su valentía se cortó al instante de verme la cara. Conocían bien el logo de mi polera, y también les había alertado mi tamaño descomunal comparado a la de una girasol normal; unos humildes 1.50 junto con los pétalos. Había crecido mucho desde que era pequeña.

        La mirada de uno de ellos se paralizó al instante. Y de forma aterrada, gritó de forma descomunal y totalmente sumisa al miedo y al terror.


        —¡¡E-es Solar Flare!! ¡¡Estamos perdidos!!


        El zombi y sus gritos fueron rápidamente cayados con una poderosa llamarada que impactó en su frente, chamuscando su cara y lanzando todo él hacía el concreto de la pared.


        —Así que me conoces bien, ¿eh?


        Los demás zombis, aunque dudaron por un rato y se lo pensaron más de una vez. El hambre de masacre les superó, lanzándose hacía mí con la intención de devorarme justo como lo habían hecho como aquella planta.

        Tomé a uno del cuello, y lo estampé con el suelo del callejón, agrietando el concreto y dejando completamente inconsciente al zombi en cuestión. Los demás se alejaron unos pasos, dominados por el pavor. Me impulsé de golpe con mis llamas y golpeé a uno de lleno en el estómago. El golpe fue tan crítico, que terminó haciendo que el zombi se desmayase y perdiera el conocimiento enteramente.

        Solo quedaban dos.


        Uno se lanzó a mí y me encestó un golpe, el cual cubrí con mi brazo. Sin esperarlo, un segundo se arrojó hacía mi cabeza, tomando con sus dientes uno de mis pétalos y tratar así de arrancármelo de una mordida. Su plan había fracasado miserablemente; resultó que eran más fuertes de lo que pensaba.

        Tan solo a Aura le funcionaba ese truco.


        Al resquebrajar sus dientes con mis doradas "alas", golpee con mi codo su cara, haciéndolo retroceder y desorientándolo a su propia suerte hacía el suelo.

        Ambos recuperaron la compostura, y se lanzaron juntos hacía mi cuerpo. Lanzaron golpes de manera sincronizada, llegando a impactarme uno en la frente.

        Uno de ellos, tomó mi camiseta, alzando su puño al aire y lo lanzándolo en picada hacía mi cara, lo cubrí rápidamente, y aproveché la baja guardia para propinarle un golpe en el brazo que lo terminó doblando por completo.

        El zombi retrocedió unos pasos. Gruñendo. Reacomodando su brazo de un solo estiron, para luego voltear a observarme con ojos aún furiosos y asesinos.

        Un golpe al pseudo-higado, otro al pecho. Cubrí uno, y me comí el otro. El golpe me empujó hacia atrás, pero no lo suficiente como para hacer que retrocediera más que unos contados centímetros. Tomé aire y me impulsé con la pared del callejón, alejándolos así unos pasos y evitando que me rodearan de esa forma.

       Una patada directa, y un golpe al hombro. Cubrí instintivamente la patada con el brazo y con un poco de ingenio, detuve el golpe del zombi tomándolo de su mano y en un vistoso espiral, lanzándolo fuertemente al suelo, generando un sonido dramático y noqueando al zombi al instante.

       El último zombi trató de lanzarse hacía mi espalda como última esperanza, mordiéndome con fuerza. Gruñí de dolor, y rápidamente, lo tomé desde atrás y lo lancé hacía el suelo, cayendo igual que los otros y sin saberlo aún, quedándose inconsciente de la misma manera.

       Al arrojarlo al suelo, me lancé hacía el y levanté mi puño en el aire con fuerza.

       No hubo respuesta: había acabado.


        Tomé un resoplido y concentré mi vista en la escena. Cuerpos de zombis inconscientes o noqueados. Mi mirada se concentró rápidamente en la planta, e inmediatamente de verla corrí hacía ella para revisarla.

        Me lancé hacía ella y le tomé la respiración desesperadamente. Era espantoso. Tenía heridas por todas partes de su cuerpo, la mayor parte de su piel estaba rasgada y también sangraba, goteaba de nuestra sangre por todos lados, y las lágrimas de su cara se habían terminado de secar y habían creado una capa rugosa en la zona de sus mejillas.

        Aún respiraba. Sin embargo, se encontraba dormida e inconsciente.


       La levanté al instante. No era como ninguna planta que había visto antes. Ella era un bello tallo terminado en una enredadera de flores hermosas y variadas. Sus brazos no eran hojas comunes. Sus brazos eran sábilas largas y de una complejidad adecuada y perfecta. En su cuello llevaba una bufanda rojiza la cual contaba con rasguños y arañazos: Algunos formaban parte del ataque que acababa de sufrir y contrastaban con su bella y limpia apariencia.

       Mis lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. Sentí impotencia por no haber podido hacer nada para haber evitado sus heridas. Corrí lejos del callejón, hacía un lugar seguro.

       Seguramente mis gritos anteriores habrían llamado a más de esos zombis y pronto vendrían por nosotros.


       No encontré ningún lugar adecuado en mi búsqueda. Sin embargo, había encontrado otro callejón menos sucio y más amplio. Así que me oculté allí junto con aquella planta en mis brazos. La dejé en el suelo del callejón y le hablé desesperada mientras recuperaba fuerzas para así dejar de lagrimear.


       —E-escucha, ¿sí? Pronto llegará la ayuda. L-llamaré a alguien para que vea por ti y te pueda sanar, ¿está bien? P-por favor despierta, quédate conmigo, no te rindas, estoy contigo. Por favor, quédate aquí.

       Y aún así, ni mis lagrimas ni su sangre querían dejar de brotar.

🌹 Plants vs Zombies Bitácora SEED #1: Una misión y un rescate. [ Alpha ]Where stories live. Discover now