🌹 | ⚰️ - Parte 11 | ⚔️🛡️ - Reverencias y galantería |

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14 de Marzo. 11:29 pm.

Rhyso, Rhyso de Pandora.

《 ✿ ══ • ⋅◈⋅ • ══ • ● • ══ • ⋆★》


          Sonreí, gracioso. Voltee a verlos una vez más. Una niña y un perdedor musculoso. Una carcajada salió de improviso. Vaya equipo de pacotilla me había tocado. Dos de ellos ni siquiera llegaban al rango avanzado. Es que era para reírse a lo brusco.

          Parecía, hasta incluso peor que trabajar con Cesar...

          Mi sonrisa se volvió a formar en esa carcajada. No hacía diferencia alguna, de cualquier forma. Conmigo era suficiente para ganar. Tal vez usaría a aquel Zombistein como carne de cañón y así me las apañaría para triunfar.

          Mi mirada se centró en aquel lanzaguisantes. Parecía ser el único del equipo que podría aportarme algo a pesar de estar en el rango principiante. Se veía habilidoso. Había algunas plantas con potencial que sin embargo nunca subían de rango por sí mismas.

          Voltee entonces a ver a Zomboss. Estaba aparentemente disfrutándolo todo. Me felicite en silencio. Lo había logrado con éxito, Zomboss estaba satisfecho. Realmente era un gran genio del espectáculo. ¿Había algo que yo no pudiera hacer de manera sublime?

          Sin embargo, el recuerdo de la pasada escena que había hecho había causado que mis mejillas se ruborizaran de nuevo. Mierda. Todos habían presenciado a mis estribos desapareciendo como granos de azúcar en casa de hormigas.

          Me di unas cuantas palmadas. No era tiempo de pensar en aquello. Envié a los elegidos con los otros. Luego volví mi vista hacía el escenario. Estaba dispuesto a terminar con la presentación.


          —¡Bien! Espero que les hayan gustado nuestras noticias y nuestra gran presentación. ¡Qué nunca se les olvide trabajar duro y-!

          —Emhh, ¿S-señor Rhyso?


           Voltee mi vista, acelerado. Un zombi. Uno de los encargados del show me hablaba con cierta preocupación.


          Mi mirada se oscureció. Aquella planta se enfrentaba ante mí junto al zombi.


          Me asquee con gravedad al verla. Esos pétalos despeinados. Esas flores que aún no habían florecido. Tenía una apariencia mucho más repugnante que la que usualmente tenía. ¿Por qué siquiera estaba allí?

          Gruñí enfurecido. Lo había olvidado por completo. Aquella maldita planta. Quería olvidar todo de ella. Su simpleza y sus hojas me hacían querer embarrarla por todo el suelo.

          Me voltee, incomodo al público. Esboce una sonrisa falsa. Falsísima. Me era imposible tener un solo sentimiento de felicidad al saber que tenía que presentar a esa maldita hierba al público.


          —Tengo un último anunciado que hacer, mi estimada audiencia. Tengo una noticia muy importante que comunicaros.


          Dejé pasar a esa plaga. La maldita bola de melaza se aproximó lentamente hacía el frente. No se veía nada animada. Asquerosa, ¿y a mí eso qué me importaba? Yo no era el que lo estaba obligando a mostrarse a todo el público, ese era Lord Zomboss y su dudosa decisión.


          —Con honor me complace revelar...


          Las palabras no me salían de la boca. Era físicamente imposible decir todas esas palabras juntas y que fueran verídicas, reales y auténticas. Quería que la tierra me tragase a mí y a todo el ejército. Era de lo más penoso y vergonzoso siquiera presentar a esa Maldita.


          —... que ya no seré la única mano derecha de Zomboss.


          Exclamaciones por todas partes. Dudas por unas y mucho murmuro por otras. Quería morir. Si hubiera tenido la más mínima opción de quitarme la vida, lo hubiera hecho sin dudar. Quería vomitarme del asco, quería retorcerme y convulsionar hasta perecer. Era simplemente nefasto pronunciar esas palabras.


          —Con ustedes, Salvador.


           Ese nombre, armándose en mis labios en un patrón lento y doloroso. Formando sentido de una forma audible, sonora y retorcida. Me sentía sin vida, me sentía sin alma, no podía entender como Zomboss había escogido a este adolescente estúpido para remplazarme. No me entraba en la cabeza como podía siquiera ser eso imaginado por alguien.

          La planta, se adelantó con paso lento hacía nosotros. Cierta inseguridad recorría su mirada. Lo tomé del brazo y lo moví bruscamente hacía adelante. Él me miró con terror, y cuando lo dejé en su posición, nadie, absolutamente nadie en el público parecía entender lo que estaba ocurriendo.

          Me aclaré la garganta, y me coloqué de la forma más amena posible.


          —Salvador será el nuevo guardaespaldas del Dr. Edgar Zomboss, su asistente personal y su guardián fiel e inconmensurable. Más de lo que yo, aparentemente, puedo llegar a ser.


          No hubo alguna clase de ruido en el estadio. Estaba a punto de hacer otra de mis groseras sonrisas a modo de burla. Hubiera sido mi perfecto deshago.

          Sin embargo, cuando una aguijón rojo, específicamente la que se había ofrecido anteriormente, gritó y celebró alegre y contenta de alegría por la noticia, le siguieron los demás escogidos para las misiones. Y cuando me enteré, todo el público se había convertido en vítores, aplausos, celebros, felicitaciones y demás palabras que me hacían hervir la sangre.

          Me voltee, furioso y rojo de ira, hacía aquel estropajo de hojas. Lo tomé de su ropaje y le dije con el sentimiento del coraje recorriendo mis venas, y también con intenciones de asustarlo aún más.


          —Espero que lo disfrutes, mocoso. No te va a gustar nada cómo funcionan las cosas aquí, ¿me escuchaste bien, feto?


          Él me miró, paralizado del miedo. Yo voltee hacía el escenario, sin prestarle mucho interés al niño estúpido. Sonreí fielmente, y tratando de olvidar todo mi estrés y mi enojo, realicé otra de mis famosas reverencias.

          Sonreí elegantemente. Mis reverencias eran las mejores.

🌹 Plants vs Zombies Bitácora SEED #1: Una misión y un rescate. [ Alpha ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora