🌹 Plants vs Zombies Bitácora SEED #1: Una misión y un rescate. [ Alpha ]

♞🧡 | - Capítulo 49 / - .

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12 de mayo. 4:30 pm.

Cony, empresaria de recuerdos. Licenciada en emociones.

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         Era usual que estuviera nerviosa. Pero esto era demasiado. Mis manos temblaban y apenas podía mantenerme de pie sin tambalearme. Decidí que no iba a seguir en ese estado, por lo que me pellizque con fuerza, grité ligeramente por dolor y ligeramente por sacar los nervios. Funcionó, al menos en gran medida.

         Respiré hondo, pensé en mi mamá y en mi hermana, me logré tranquilizar aún más. Finalmente estaba estable. Eso era algo bueno, no me pondría a sudar en medio interrogatorio.

         El edificio era increíble, a la izquierda del pasillo las ventanas de esta dejaban observar el exterior, un aparente estadio con mil y una cosas diferentes. Desde lo que parecían ser máquinas varias de ejercicio hasta unos inmensos campos de obstáculos, sonreí de felicidad, amaba los campos de obstáculos.

          Pensé en ello, dentro de unas horas tendría un pequeño espacio en este lugar tan sin parecido. Formaría parte del escuadrón más avanzado anti-zombis del mundo. Dentro de poco yo también correría en aquellos campos de obstáculos junto con los otros reclutas.

          Sacudí mi cabeza, siempre me iba a las nubes más temprano de lo esperado. Primero tendría que aprobar la prueba. Me pregunté si sería igual de divertida que el cuestionario anterior. De ser así, esperaba que todo saliera de buena manera y sin complicaciones.

          Me resigne a mí misma. Había tenido mucha suerte. En las pruebas físicas anteriores no había logrado resaltar en nada, y siempre terminaba siendo rechazada. Acaricié mi cabello seláceo con ansias, ésta vez había logrado resaltar, y finalmente mis esfuerzos habían tomado frutos.

          Observé el ventanal, y una duda llegó a mi mente.

          La duda de que, si realmente aportaría algo al equipo, en caso de conseguirlo.

          Me detuve por un instante, volteé mi vista a una de las puertas, está decía "Pruebas de admisión" en una hoja de papel. Deduje que eso era lo que buscaba y me acerqué a la puerta para tocarla. No hubo aparente respuesta. Toque de nuevo y me acerque a la puerta para poner la oreja en ella y comprobar así si escuchaba algo.

          La puerta se abrió de golpe, y de la sorpresa perdí el equilibrio, cayendo en el suelo de la habitación, cubierto de una alfombra que combinaba a color con la demás decoración.

          El golpe, aunque no fue tremendo, terminó lastimándome de cualquier forma, desparramando mi bolso y lanzando todas sus cosas al suelo.

          Diablos, ¿Por qué tenía la manía de tenerla siempre abierta?

          Mi maquillaje salió disparado, manchando toda la alfombra de forma horrible. Me llevé las manos a la cara de la vergüenza. Lo había arruinado todo, seguramente me echarían a patadas y nunca podría volver a tener otra oportunidad parecida.

          —¿Cony Murble?

          Levanté mi mirada, totalmente destrozada, esperaba que me hicieran limpiarlo todo, que me dijeran lo estúpida que era, o que por lo menos me observarán con una mirada de "¿Qué carajo le pasa a esta tonta?"

          —Eres Cony, ¿No? ¿Eres la que consiguió una puntación perfecta?

          Suspiré y asentí, últimamente era muy popular por ello.

          —Mucho gusto, Cony. Mi nombre es Alberto, pero ya me reconocerás como Captain Combustible, ¿verdad?

          Me levanté de golpe, pasmada. Mi mirada echó brillos y observé a Alberto, boquiabierta. Él me extendió una de sus ramas y yo con todo el respeto y los modales que me cabían correspondí a su apretón de manos. No podía creer que tenía enfrente de mí a uno de mis Héroes de cuando yo tenía menos de 15 más o menos.

          —Yo... ¡¡Yo leía todos tus comics!!

          —Oh, entonces eres una admiradora. Eso es bueno, de hecho.

          Grité como si estuviera loca y le agité la rama que usaba por mano con todas mis fuerzas. Alberto se río ante tal actitud. Me preguntó cuántos comics había leído y yo respondí que eran más de los que podía imaginar. Volvió a reír por eso.

          —¡¿Por qué ya no los siguen produciendo?!

          —¡¡No tengo ni idea!!

          Mi sonrisa se hizo amena y marcada, pero desapareció al instante al ver el desastre que había hecho. Rápidamente, me lance hacía el suelo tratando de limpiar todo lo que había causado, y tratando de recoger todo lo que había tirado.

          Alberto me detuvo al instante.

          —No te molestes por eso. Es normal estar nerviosa en momentos como este. Por favor, permíteme limpiarlo, ¿de acuerdo?

          Lo observé con cierta sorpresa, pero asentí sin rechistar. Alberto se encargó de recogerlo todo mientras me decía que me sentase en la silla al lado mío. Me senté entonces, arreglando mi corbata. Era muy incómodo usar este traje tan elegante, pero tenía que admitir que no tenía otro mejor y a fuerzas tenía que utilizar ese.

          —Bonito traje, ¿Tienes acaso que vestir así cada vez que vas a algo importante? Debe de ser muy incómodo.

          Sonreí nerviosa. Me gustaba el traje, pero tenía razón, era incomodísimo.

          Finalmente terminó de limpiarlo todo, me extendió mi mochila, la cual agarré amablemente con una sonrisa. Él se aproximó a su asiento propio y se sentó para mirarme de forma amigable.

          —Bien. Cony, ¿Qué tal si empezamos?

          Sacó de uno de los cajones adyacentes una libreta, y de ahí también consiguió un portaminas que extendió en su mano. Llevó el lápiz a la libreta y entonces el cuestionario empezó.