Epilogo

88 18 1
                                    

Namjoon no podría estar más feliz

Después de aquella confesión en el jardín de rosas las cosas con Jimin iban mejor que nunca.

Y diez años los avalaban.

Se habían mudado juntos después de que Jimin por fin obtuvo su puesto como productor en la empresa Big Hit Entertainment y Namjoon se había convertido en el socio de los Min con una de las cafeterías que habían resultado franquicia.

Namjoon amaba como su pequeño hogar estaba tomando forma con los gustos de ambos, decorados en rosa pero muebles negros. Paredes con fotos y música siempre de fondo.

Sus tarjetas descansando en un álbum en un mueble cerca de la cama, como el recuerdo de los regalos más preciosos que había recibido. Las flores de hortensias a la orilla de una ventana, la esfera de nieve con los cerezos estaba en el librero y los Smeraldos estaban en la mesa de centro.

Namjoon amaba cuando alguien veía las flores y preguntaba por ellas. Les contaba la historia que junto a Jimin habían creado.

-La flor que no florece, los Smeraldos son prácticamente un acto cruel de la naturaleza. Es casi imposible tener una, traídas de muy lejos nadie sabe cómo llegaron a Corea, pues no muchas flore soportan las bajas temperaturas cómo estás. -respondía cuando alguien preguntaba por su origen. -Puedes sembrar un millón de semillas y ni siquiera eso te garantiza que nazca una y crezca. Puedes cuidarla, regalarla, darle luz del sol y todos los cuidados que quiera y sigue sin ser garantía de hacerla sobrevivir. Literalmente tener una nosotros es un milagro.

Se sentía orgulloso de sus flores, si. Sus flores. Solo para él.

Jimin ocultaba su sonrisa cada que algún invitado preguntaba por sus flores, pues Namjoon no dudaba en mencionar cuanto le costó a Jimin convencerlo de que la flor se mantendría viva.

Su vida no había cambiado drásticamente, seguían siendo los mismos chicos de antes, con la diferencia de que ahora no dudaban ni por un segundo decirse lo mucho que se amaban.

No pasaba un día sin que Jimin despertara y le diera un beso de buenos días, ni tampoco una cariñosa despedida antes de irse a trabajar-que a veces sobrepasaban lo cariñoso pero nada de que preocuparse, Jimin nunca llegaba tarde a su trabajo-. Y cuando volvían a verse después de sus trabajos de se abrazaban como si hubieran pasado años.

Las noches eran la mejor parte, después de cenar y platicar de su día, no alargaba más su ida a la cama donde verían una película, alguna serie o solo estarían acostados disfrutando uno del otro.

Namjoon no perdería tiempo en besar las mejillas de Jimin, y luego sus labios, para quedarse unido a él por un largo rato.

Jimin tampoco perdería el tiempo sin besar los apetitosos labios de su Joonie, de abrazarlo y besarlo hasta que el aire los obliga a separarse.

¿Y las flores?

Jimin nunca olvidaba darle una todos los días, una rosa, un girasol, a veces margaritas y bueno logro conseguir hacer un ramo con dientes de león, la dueña de la floristería -que ya sabían que era la abuela de Jungkook- lo había logrado. Fue una proeza llegar a su departamento con el ramo intacto, pero todo había valido la pena por la cara de sorpresa de Namjoon.

Juntos soplaron uno por uno los dientes de león, no sin antes tomarle una foto como recuerdo.

Y también Jimin había cumplido con comprarle a Namjoon cuantas rosas quisiera.

500 para ser exactos, Namjoon quería un ramo como el que había visto en alguna película y Jimin no dudo en dárselo, contento hasta cuando vio que a su novio se le escapaban unas lagrimitas de felicidad.

Flores para Namjoon[nammin]Where stories live. Discover now