𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 | Sultɑ́n Süleymɑn

Chapter 12.

Tal y cómo el sultán lo habia dicho la noche anterior, por la mañana el príncipe Süleyman y la ahora sultana Malhun, estaban escuchando su ceremonia de matrimonio.

Al lado del príncipe se encontraba el sultán Selim mientras qué del lado de la joven estaba la sultana Hafsa con una cara de pocos amigos, tras ella su hija Hatice quién se encontraba feliz por su amiga y por último Clarice Hatun la cuál lloraba por su pequeña obviamente lágrimas de alegría.

- Por el poder qué Allah y su profeta Mahoma me han otorgado declaró al príncipe Süleyman y a la sultana Malhun unidos en santo matrimonio. - El Shayj al-islam dijo mientras levantaba sus manos para luego pasarlas por su cara dando fin a la ceremonia.

- Felicidades Malhun, felicidades hermano. - Hatice fue la primera en acercarse a la pareja para felicitarla, recibiendo un abrazo por parte de estos.

- Cuándo se separaron el príncipe tomó la mano de su ahora esposa y miró a su padre. - Su majestad, me gustaría cambiar el nombre de Malhun.

- Por supuesto hijo mío, adelante. - El sultán sonrió.

- De ahora en más serás Dilaşub, su significado "belleza que enloquece el corazón de alguien" y ese alguien soy yo, mi princesa. - El príncipe Süleyman tomó a su esposa de su cintura para atraerla a el en un abrazo.

- Sultana Malhun Rabi'a Dilaşub, Haseki principal del príncipe y heredero Süleyman. - Dijo el sultán Selim orgulloso.

- ¿Haseki? ¿Qué significa, majestad? - Preguntó Hatice.

- Unica consorte o única favorita, hija mía. - Le respondió el sultán con una sonrisa.

- Cómo te dije ayer por la noche, desde hoy serás libre de hacer lo qué quieras, tú poder va más allá de todo. - Dijo el sultán acercándose a Dilaşub para acariciar su mejilla.

- ¿A qué se refiere con eso su majestad? - Está vez preguntó la sultana Hafsa con cierto enojo.

- Es decir mis hijas, otras favoritas e incluso mis nietos y nietas le harán una reverencia a Dilaşub. - Explicó el sultán sin mirar a su mujer.

La sultana Hafsa se sorprendió ante esto, sus hijas se humillaran ante una traidora y mentirosa.

Tenía qué hacer algo y rápido si quería eliminar a esa mujer.

Tanto en el pueblo como en el harén habían celebraciones, en honor a la boda del príncipe y la sultana Dilaşub.

Aunque esté hallazgo no les pareció del todo bien a los habitantes de Manisa al sultán y al príncipe esto poco les importaba.

En la noche.

-

Su majestad, cómo primer día libre quiero pedirle algo importante. - Dijo Dilaşub en medio de la cena, pues ellos celebraban en los aposentos del príncipe.

- No es necesario pedirme permiso Dilaşub. - El sultán la miró con seriedad.

- Aún no me acostumbro. - Dilaşub encogió sus hombros.

- Bueno, dime. - Dijo el sultán mientras comía su codorniz.

- Cuándo fui capturada por los tártaros trajeron también a  mis damas de compañía una de ellas pues era Clarice ya la conoce, pero me faltan dos más y quiero buscarlas. - A esté punto la sultana sentía un nudo en su garganta al recordar a sus otras grandes amigas.

- Oh amor mío, ¿cuáles son sus nombres? yo te ayudaré a encontrarlas- Preguntó el príncipe tomando a su esposa de su mano.

- Damla y Eléonore, alteza. - Por fin después de mucho tiempo Dilaşub había dicho el nombre de aquellas mujeres a las cuáles extrañaba demasiado.

- Ten por seguro qué las encontraremos. - Está vez hablo el sultán seguro de sus palabras.

Unas horas después.

Dilaşub ya estaba lista para su noche de bodas, estaba nerviosa.

Clarice, Mahfiruz, Sanavber y Sümbül la prepararon muy bien para esa hora.

Aunque el eunuco le dio unos consejos de como enamorar aún más al príncipe, pues en esos dos meses ellos se habían hecho grandes amigos, al igual qué con Gül Agha y Firial Kalfa, estos últimos se encontraban alistando los aposentos del príncipe.

En pocas palabras Dilaşub se ganó el amor de todos, menos de dos personas.

5 de septiembre de 1513.

El príncipe Süleyman contraía matrimonio con la princesa  Anneliese de Francia, mejor conocida como la sultana Dilaşub.

Por la noche ambos entregando sus cuerpos una vez más.

Sin saber qué su felicidad no duraría mucho.

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