La princesa Anneliese nació el 12 de diciembre de 1494, sí tan solo unos meses después de la llegada de su futuro amor.
El qué parecía ser un hermoso día en su gran Imperio, el Imperio Francés, pronto se convertiría en su martirio. Anne, cómo solían...
Después de aquella plática entre el sultán Süleyman y la reina Anneliese años atrás, está para dejar todo en el pasado proclamó ser la ahora emperatriz de Francia al igual qué cambio su nombre.
Flashback. París, 1521.
— Mis honorables súbditos, el día de hoy he decidido retomar aquel título qué hace tiempo se les fue arrebatado a mis ancestros. — Exclamó la reina, con completa seriedad, todo esto estaba siendo anunciado a través del balcón de sus aposentos. — Siendo así retomo el título de Emperatriz y con esto de ahora en más mis descendientes también llevarán este título, ahora soy, la Emperatriz Ingrid de Francia. — Gritó con fuerza orgullosa de sí misma, mientras alzaba una mano en señal de victoria. — Qué está noticia se escuche en cada rincón del mundo!
— ¡VIVA LA EMPERATRIZ INGRID! — Gritaron emocionados todos los pueblerinos.
Así la mujer débil volvia a renacer, está vez para ser la más fuerte, la más piadosa, o como su nuevo nombre lo decía "la qué es justa" pero también podía ser la más cruel.
Fin del flashback.
16 largos años en los qué el sultán Süleyman le quitó su título a Mahidevran después de haberse enterado de la verdad, por lo qué ahora es simplemente una Kadın.
Años en los qué la sultana Hafsa se arrepintió de haber dañado a Anneliese por lo qué intento de mil maneras qué la mujer la perdonará más no lo logro, falleciendo con esa tristeza en 1534 dejando un dolor en el corazón de quiénes la amaron.
Años en los cuales Hürrem se convirtió en una mujer poderosa, convirtiéndose en madre de 4 príncipes y una sultana.
Hatice se casó con el gran visir Ibrahim Paşa, teniendo dos hijos hermosos, pero por la arrogancia y ambición del hombre murió ejecutado por órdenes del sultán en 1536, más Hatice no sintió dolor alguno por la muerte de su esposo...pues poco antes de su muerte se enteró qué le estaba siendo infiel.
Larissa ya era una mujer muy hermosa de 25 años, Olivier, Mathias y Kaleth de 24 años y Arthur, Stéphane y Genevieve de 22 años.
(...)
La princesa salía de sus clases de etiqueta después de dos largas horas, por lo qué se dirigía a los aposentos de su madre.
Larissa una mujer bella y muy bien educada su cabello castaño ondulado y sus ojos avellana enamoraban a cualquiera qué la viera, no por algo igual a su madre había rechazado más de 30 propuestas de matrimonio pues ante sus palabras aún no llegaba el hombre indicado y su madre estaba de acuerdo con eso.
— Su majestad. — Habló la joven a su madre y una vez qué tuvo la atención de está, hizo una reverencia.
— Mi preciosa Larissa. — Respondió la emperatriz con una gran sonrisa. — ¿Cómo te fue?
— Me fue muy bien majestad, las maestras dicen qué seré una mujer fuerte igual qué usted. — Dijo con una bonita sonrisa.
— De eso estoy muy segura, mi princesa. Algún día te sentarás en mi trono y serás la emperatriz más hermosa y poderosa. — La emperatriz dijo haciendo qué su hija se sonrojara.
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Ingrid anteriormente llamada Anneliese ahora era una mujer de 44 años, una mujer amada por su pueblo, una guerrera, conquistadora, piadosa y muy amable, la cuál había dejado su pasado atrás.
— Madre. — Habló nuevamente la joven con su ceño triste.
— ¿Qué sucede? — Preguntó preocupada la emperatriz.
— Hay algo que me ha estado atormentando desde hace mucho tiempo...— Dijo con tristeza.
La emperatriz se acercó a su hija y la tomó de sus manos para reconfortarla.
— ¿Qué es eso qué te hace sentir así? — Pregunto Ingrid mientras acariciaba las manos de su hija.
— Usted sabe qué mi hermanos también llevan la sangre del sultán Süleyman y por tanto somos parte de la dinastía otomana, con la salud qué el sultán ahora lleva me preocupa qué algún día ya no despierte de una recaída y...— Larissa hizo una pequeña pausa cuándo su madre se alejo de ella con cierta tristeza, pues la joven sabía qué su madre seguía amando al sultán. — Mustafá u otro de sus hijos ascienda al trono y con ello mis hermanos sufran la ley del fratricidio.
La emperatriz podía escuchar la preocupación en las palabras de su hija, más ella sabía qué cuándo el sultán supo la verdad y su inocencia fue confirmada quiso conocer a sus hijos (solo a los qué conocía) más ella no lo permitió.
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— Hasta ahora en Estambul nadie sabe sobre la existencia de mis hijos, la sultana Hatice ha mantenido su promesa, jamás nombraría a mis leones en Topkapi. — Respondió mirando a la gran ventana qué tenía delante de ella, viendo el paisaje de su pueblo. — Mientras yo siga viva nadie les tocará un solo cabello...o me tendrán en su camino.
Sin saber qué días después aquella preocupación se volvería realidad.
Un tormento hecho realidad.
Los príncipes y princesas, ¿podrán perdonar a su padre?
¡ Nueva actriz !
Emel Çölgeçen interpretará a Anneliese en su etapa adulta.
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