Capítulo 32

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En las últimas horas e vivido en una fea pesadilla. El fallecimiento de mi suegro me ha afectado, al grado de soñar con el difunto, resultó escalofriante, desperté teniendo mucho miedo.

Noté que Alexandré no estaba a mi lado, fue espantoso recordar que hace unas horas mi esposo vino a mi, lloraba como un niño en mi regazo por la muerte de su querido padre; Alexandré estaba sumido en llanto, quise consolarlo pero no supe cómo, no supe que decir o cuáles palabras son correctas.

Fue la primera vez que lo vi llorar, que vi llorar a un hombre, me afectó mucho verlo de esa manera, y no poder ayudarle, no poder hacer nada para que se sintiera mejor.

No fue difícil encontrarlo, él estaba en la terraza, apenas eran las tres de la mañana, me preocupa mucho, me preocupaba que se sienta  culpable, él y su padre nunca tuvieron una buena relación, y sé que su muerte le afecta muchísimo.

-¿ Alexandré? No deberías estar acá fuera amor, hace mucho frío ¿no crees? - dije. Él estaba de espaldas, y cuando le hablé pegó un salto espantado, al parecer estaba tan metido en sus pensamientos que ni si quiera me escuchó llegar.

Él estaba sin camisa, sin zapatos, solo llevaba puesto el pantalón de pijamas, su cabello desordenado y rostro sombrío. Alexandré es un tipo delgado, muy alto, pálido, tiene los ojos hinchados de tanto llorar, él es idéntico a su padre fisicamente hablando, daba escalofríos de solo mirarlo

- ¿ Qué haces despierta? - su voz grave, y sus ojos bien abiertos, parecía estar muy preocupado.

- Noté que te habías ido amor, ¿Estás bien? - dije, acercándome tomándole del brazo, él me abrazó inmediatamente.

- ¿No me dejarás solo verdad? Dime que nunca me dejarás Salomé, por favor, dímelo. - su voz tan sumisa y suplicante.

Me sentí extraña, como si algo anduviera mal, pero estaban ocurriendo tantas cosas feas, y todo al mismo tiempo, es demasiado, solo quiero que se sintiera apoyado y amado por mí, que no tenga dudas de que estoy a su lado. Escuchar su voz, la manera en la que me suplica, se me parte el corazón de verle tan decaído.

- Alexandré, jamás te dejaré solo, ¿de acuerdo? Lo prometo, en las buenas y en las malas juntos. Anda, volvamos adentro, no quiero que te dé un resfri... - Alexandré no me dejó terminar, me besó desesperado, mientras intentaba quitarme el pijamas, pero lo detuve.- Aquí no, aquí no Alexandré, ¿volvamos al cuarto, sí? - Él no dijo nada, me tomó por sorpresa al tomarme en brazos, luego me llevó hasta nuestra cama.

- No me dejes nunca Salomé, ¿sí? Nunca me dejes, nunca. - Decía mientras me besaba.

- Dentro de unas horas tendremos un día ocupado, en el funeral, es mejor dormir temprano Alexandré. - Dije, mientras veía como Alexandré se sacaba el pantalón de pijamas, en unas pocas horas estaríamos en el funeral de su padre, me parecía inapropiado tener sexo a tan solo unas horas de su muerte.

- Solo quiero hacerte el amor, ahora, dentro de unas horas, en el funeral de mi padre, en el entierro, dónde sea, porque eres mía Salomé, mía y yo te voy a demostrar que soy completamente tuyo, te amo, te amo, te amo, prométeme que nunca vas abandonarme, nunca.

Lo prometo, se lo prometo a él y a mi misma.

A la mañana siguiente fue el funeral, me compadezco de la señora Belmont y de Jules, ellos se encargaron de todo. Odiaba los hospitales, odiaba los funerales, odiaba con mi alma estar en el funeral, pero como esposa debía estar ahí para él, como miembro de la familia debía estar ahí para todos, brindando mi apoyo emocional de alguna manera.

Habían tantas personas, personas importantes que mostraban su respeto a la familia, Jules brindó un emotivo discurso sobre su padre, todo me parecía tan frío, su discurso fue lo más humano posible, dejaba un vistazo de lo que fue su relación con su padre, dijo lo agradecido que estaba con su padre por brindarle su amor incondicional, mientras que a mí se me encogió el corazón al escucharlo, su discurso tocó muy profundo mi corazón.

The million dollar manWhere stories live. Discover now