Capítulo 12

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Para ser honesta, estar en mi país, en mi ciudad luego de haber estado en Europa, no era lo que esperaba, todo estaba igual, nada había cambiado, era como si yo volviera a ser la antigua yo, como si hubiese perdido mi libertad, no me sentía triste pero sí tenía esa sensación de extrañeza.

Al llegar a casa, tuve esa emoción por ver a mi mamá y darle el regalo que había comprado para ella; ella estaba viendo televisión, alguna novela turca quizás, pero no se inmunitaria por mi llegada, al contrario, fue como si nadie hubiese llegado, ya estaba acostumbrada a ello pero creí que al haber pasado tanto tiempo separadas ella sentiría alguna emoción, no fue así, todo estuvo normal como siempre; tuve que ir hacia su dirección y abrazarla, ella no movió ni un dedo por mí.

Dejé las maletas en mi habitación, y le envié un mensaje a Alexandré para avisarle que he llegado a casa; no llevaba puesto el anillo de compromiso, lo he dejado en mi bolso, planeaba decirle a mi mamá sobre la noticia de que me iba a casar con un francés, pero esperaría el momento adecuado.

Estaba tan casada por el viaje que solo tomé un baño y me fui a dormir.

Al día siguiente, estaba sola en casa, mi mamá se ha ido a trabajar, ella es profesora en un colegio, le da clases a niños del kinder; recuerdo lo mucho que le costó terminar su carrera, tenía una niña pequeña, varios empleos, pero aún así hizo todo lo posible para terminar su carrera; pienso que esa es la razón por la que me presionaba tanto para que yo hiciese una carrera, tal vez para que no pase todo lo que ella tuvo que pasar; tal vez ella tenía razón, muchas veces sentí frustración porque sabía que ella tenía la razón, no me sentía feliz estudiando esa carrera, y tampoco hubo otra carrera que me fuera de interés de las que mi mamá podría costear. No me interesaba ser profesora al igual que ella, solo decidí que si iba a estudiar algo tiene que ser algo que me guste, no quiero volver a sentir esa presión que antes tuve, estar bajo esa presión de saber que estas en una carrera que no te gusta,y que te da miedo decirle a tus padres que ya no quieres estar ahí porque sabes que a ellos les cuesta cada peso que invierten en tu carrera, es la peor presión que una persona joven puede sentir, te sientes decepcionado de ti y de la vida que te ha tocado; cuando abandoné la carrera, la relación entre mi madre y yo ya no era la misma, ella simplemente dejó de hablarme, se volvió distante, pero, por primera vez fui honesta con ella y honesta conmigo, se sintió más que liberador.

Veía el anillo de compromiso una y otra vez, no tenía idea de como mi madre se tomaría la noticia, ¿estaría feliz por mí o simplemente no le importaría? Ya le he visto furiosa antes, ella puede ser cruel con sus palabras y aveces violenta. Ahora, solo yo soy la única dueña de mi vida, ya he tomado una decisión, y así mi madre se volviera en contra mía o me mate a golpes, yo no cambiaré de opinión.

Había hecho de cenar, y juntas estábamos cenando, viendo televisión al mismo tiempo, una novela turca, las favoritas de mi mamá, novelas que tienen más de trescientos capítulos, llenos de drama, a mi madre les encantan, a mi me gustaba verlas pero luego de tanto drama me aburría y dejaba de verlas.

- Tu tía me dijo la verdad, de que te fuiste a encontrar con un hombre que conociste por Internet, ¿Porqué me mentiste? Sabes que no me gusta que me mientas, además, yo soy tu madre, es en mí en quien siempre debes de confiar; si algo horrible te hubiese sucedido, a nadie le hubiese dolido más que a mí, porque yo soy tu madre. - Dijo aquello con mucha calma, sé que debo decir algo inteligente y con cuidado, mi madre es de un temperamento fuerte, cualquier cosa lo puede tomar personal y alterarse.

- Te mentí porque sabía que si te hubiese dicho la verdad, no me hubieses dejado ir. - Dije, con calma, tratando de ser cuidadosa. Ella se rió de forma sarcástica, en ese momento solo le pedí a Dios que me diera paciencia.

The million dollar manWhere stories live. Discover now