Capítulo 31

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Querido padre, nunca podré sanar las heridas que me dejaste, a pesar del tiempo, aún no me acostumbro a vivir con este dolor en mi corazón, la herida que me dejaste de niño sangra, a pesar de que ya no soy un niño.

Tendré que aprender a vivir así todos los días, porque dudo poder sanar y dudo poder acostumbrarme a esto.

Mi dolor se convirtió en rencor, un rencor silencioso que me consume cada día, siento aún más rabia porque ahora eres débil e indefenso, ya no tendré oportunidad de decirte lo que llevo guardado por años, es injusto, tu siempre ganas, yo siempre estoy en desventaja contigo.

Dado a ello, y a mi desventaja, he decidido que tienes que morir, tienes que morir para siempre, para que yo pueda liberarme de ti, para que pueda sanar.

Padre, deseo que mueras, que dejes de existir para siempre.

Miré a los ojos de mi padre por última vez, él estaba despierto pero completamente encerrado en su cuerpo, no puede moverse y mucho menos gritar.

Aquella mañana hacia un asombroso clima, perfecto para hacer un picnic bajo el sol.

Mientras ahogaba a mi padre con la almohada, no sentía nada, más tarde me sentí extrañado de no sentir ni tristeza ni felicidad, mi mente estaba vacía; Desde que mi padre enfermó, lo visitaba todas las mañanas; cuando el enfermó, sentí que había enfermado igual a él. Tenía mucha impotencia, había esperado el momento indicado para decirle a mi padre todo lo que me hizo sufrir durante años, pero ahora él estaba postrado en una cama, y yo había perdido esa oportunidad, eso me había enfermado; probablemente él es inconsciente de todo el daño que hizo, y morirá sin saberlo, es injusto.

Tuve que Corroborar su muerte, eso hice, me aseguré de que no respiraba, luego deje todo como estaba, la almohada, el objeto homicida volvía a su lugar, luego tomé asiento a su lado, le di un beso a mi padre por primera vez, y tomé su mano, daba la ilusión de estar dormido, como si nada hubiese pasado.

- Fui el último en tomarte de la mano padre, no Jules, no François, no Pierre, yo lo hice, el hijo que nunca amaste papá.

Nunca más lo volvería a ver, ya no habrán cenas familiares con él, el ya no existe, se había ido, el se ha llevado una parte de mí.

De sentir tanto a no sentir nada, no sentí nada cuando asesine a mi padre, el se ha llevado todo con él, dejándome vacío, sin rencor, tristeza, miedo, solo vacío.

Tomé su mano todo ese tiempo, hasta que la enfermera entró al cuarto para darle la medicación correspondiente a mi padre; su rostro lleno de asombro al darse cuenta de que él ha muerto, sus ojos pasaron de ver el cuerpo sin vida de mi padre a mí, quien sostenía su mano. La enfermera salió apresurada; esto ya es una realidad, él ya no existía.

Es la primera vez que veía llorar a Florence, lloraba y lloraba como si sus lágrimas fuesen a traer devuelta a mi padre.

- Murió mientras dormía... no sintió ningún dolor. - murmuro. Florence convirtió su tristeza en furia hacia mí, y por primera vez en años demostraba lo que realmente siente por mí.

- ¡Es tu culpa! ¡Dime qué le hiciste, bastardo! ¡qué le hiciste, qué le hiciste! - ella gritaba y al mismo tiempo me pegaba, sus palabras no me hacen daño, mi turno de sufrí ha terminado.

Ver a Florence tan afligida me causaba algo de gracia, ella ha perdido a su esposo, padre de sus tres hijos, tenían más de treinta y dos años de casados, han compartido más de la mitad de su vida juntos, ahora es viuda, ya no tendrá a su compañero de vida a su lado.

Ha llegado su turno de sufrir.

Fui a casa por mi esposa, ella es mi familia, mi hogar, quiero que me abrace, quiero sentirla cerca de mí, solo la quiero a ella en estos momentos.

- Volviste temprano, quiero que sepas que unas flores no son suficientes, de verdad tenemos que hablar de esto Alexandré... - abrazar a mi esposa, es lo único que necesitaba, se siente tan bien como volver a ser niño.

Tenerla en mis brazos, es liberador, con ese abrazo pude volver a conectar con mis emociones, y de un segundo a otro soy un desastre de emociones, como nunca antes había sentido.

- Mi padre... mi padre, mi padre... - pero de mi boca no salían las palabras, no puedo afirmar en voz alta delante de ella, que mi padre ha muerto, que él ya no existe.

Tengo mucho dolor, no tengo voz, sentí que mi cuerpo flotaba y lo único que me sostenía eran los brazos de mi esposa.

- Amor mío, te acompaño en tus sentimientos, lo siento tanto, tanto. - su melodiosa voz me llenaba de calma, ella esta ahí para mí, ya no estoy tan solo.

No recuerdo cómo o cuando, pero me encontraba recostado, ella acariciaba mi cabello y me transmitía mucha paz y tranquilidad.

Salomé secaba mis lágrimas, y hasta ese momento, no me había dado cuenta de lo mucho que he llorado. Esperé este momento por tantos años, tener a alguien reconfortante, que tuviera empatía y amor por mí.

Esa noche fue tan extraña, di vueltas en la cama sin poder dormir, mi mente no descansaba, se repite en mi cabeza una y otra vez, el momento exacto cuando decidí asfixiar a mi padre, no me siento mal por su muerte, me siento mal por todo lo que nunca pude decirle, me siento mal conmigo mismo.

No soy culpable de nada, todo lo que soy, es gracias a mi padre, todo lo que he hecho es solo una consecuencia, ¿Acaso soy una mala persona? No me siento como tal, pero al mismo tiempo creo que me he convertido en eso.

Veía a mi esposa dormir, ella es el ángel que había llegado a mi vida para hacerme feliz, en cambio, me he convertido en lo opuesto.

No necesito a nadie más si la tengo a ella, la idea de perderla me sentaba mal, la he convertido en la esposa de un asesino, es mi único pesar. ¿Qué pensará ella de mí si supiera lo que hice? ¿Me amaría aún sabiendo lo que soy? Salomé se tomó muy mal el ritual de iniciación, su reacción fue más dramática de lo que esperaba, si ella se enterase de lo que he hecho, me dejaría, me tendría miedo, jamás permitiría que me dejase, ella es la persona que más amo, ella no puede dejarme solo, no lo permitiré, ella nunca podrá dejarme.

Si hay una persona en este planeta que me entendía mejor que nadie es ella, Salomé y yo hemos pasado por cosas similares en el pasado, a pesar de ser tan distintos, somos el paralelo el uno del otro.

Mi esposa es el ser más hermoso de esta tierra, la persona más inocente y buena de este mundo, no quiero quitarle su inocencia con mi oscuridad, pero en algún punto deberé hacerlo.

A partir de esta noche, nada volvería a ser igual en su vida ni en la mía.

Mi padre va a pagar por todo lo que me hizo, todo lo que amó en vida, todo, lo haré pagar por todo el sufrimiento de mi verdadera madre, y por todo lo que me ha hecho sufrir por tantos años.

Esto apenas es el inicio padre.

Esto apenas es el inicio padre

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The million dollar manWhere stories live. Discover now