Capítulo 33

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Él esta ahí, de pie en medio de la oscuridad, mi cuerpo paralizado, no puedo mover ni un musculo, como si estuviera muerto; él se acerca más, quise gritar pero me encontraba sin voz, con miedo mi corazón va tan acelerado que creí que explotaría; cerré los ojos, y los mantuve así, no quiero verle, repito varias veces en mi mente "no es real, no es real, no es real, es solo tu imaginación" a pesar de eso lo siento cerca, muy cerca de mí.

"No es real, es solo mi imaginación" estoy consciente de que mi cerebro esta jugando conmigo, pero aún así tuve tanto miedo, tanto pánico, no tuve el valor de abrir los ojos, solo hice un esfuerzo doble para tratar que mi cuerpo respondiera, me es imposible, así que hago mi mayor esfuerzo por gritar, pero no emite ningún sonido, mi corazón va cada vez más rápido, con frío y calor al mismo tiempo, estaba encerrado en mi propio cuerpo.

Voy a enfrentarlo por primera vez en mi vida, no dejaré que siga arruinandome, no me dejaré intimidar por él, ya está muerto, él ya no existe.

Tomé valor para abrir los ojos y enfrentar aquel producto de mi imaginación, aun sigue ahí, esta vez justo a mi lado, su rostro ensombrecido y tétrico, él me ve fijamente mientras enganchaba una enorme sonrisa.

Sentí unas manos frías en mi cuello, y grité con todas mis esfuerzas, incluso me lancé hacia el piso recibiendo un gran golpe en la cabeza.

La habitación volvió a tener luz, miré a todas partes realmente asustado, él ya no estaba, pero aún puedo sentir su presencia, aún esta ahí.

- ¡Alexandré! Por dios, me acabas de dar el susto más grande de mi vida... - Salomé de pie al otro lado de la habitación, un poco asustada y desconcertada, verla me dió un pinchazo de realidad.

Fui hacia ella, necesitaba abrazarla y sentirla cerca de mí para sentirme seguro otra vez.

- Lo siento, lo siento, lo siento, tuve una horrible pesadilla, de verdad, siento haberte asustado mon amour. - Ella claramente alterada y confundida, yo estaba igual, pero trataba de disimular el miedo que me posee.

Tranquilicé a mi esposa, charlamos un rato y luego ella volvió a dormir, yo no pude, no podía sacar de mi mente la alucinación tan vívida que había tenido momentos atrás.

Fui a mi despacho, abrí el cajón en donde guardaba la información de mi verdadera madre, por un lado tengo curiosidad, quería saber más de ella, pero por otro lado no quiero saber nada de ella y simplemente olvidarla aunque eso me hiciera sentir culpable.

Ya he dado este paso, mi deber es continuar hasta el final.

Ludovica Trovato, ese era su nombre, una joven actriz en ascenso, actuó en veinte películas de su época, de las cuales, solo tres fueron populares y taquilleras.

En el sobre, había información explícita acerca de la profesión de mi madre, cosa que ya sabía respecto a ella, e incluso, de adolescente me atreví a buscar algunas de las películas en las que ella participó, empezó actuando desde muy niña, pero su primer protagonico fue a sus veinte años; su popularidad llegó a los veintitrés, ella era muy hermosa, sus ojos eran verdes, su piel blanca y su cabello muy negro.

En el informe decía que mi madre se retiró de la actuación a los veinticinco, justo cuando empezaba a ser muy popular y le llovían propuestas de trabajo, nadie entendía porqué una actriz joven y bella podría retirarse de la actuación justo cuando empezaba a ganar fama y dinero; el informe no mencionaba a mi padre, pero sí menciona que justo un año después de que mi madre se retirara de la actuación, su padre la encontró muerta en la cama, por una sobredosis de pastillas para dormir y drogas.

El padre de mi madre fue el único que se atrevió a mencionar a mi padre y lo hizo responsable de la muerte de su hija, pero los medios de comunicación hicieron lo posible de tergiversar la información, diciendo que mi madre era una drogadicta y que se acostaba con directores de cine para obtener sus papeles en las películas.

The million dollar manWhere stories live. Discover now