Día 152

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-¿Madre?

-¿Si, cariño?

-¿Extrañas a padre?-preguntó con genuina sinceridad el aún joven ojiverde. No solía ser un tema de conversación la situación de sus padres, ambos habían sido muy claros con su hijo sobre lo sucedido desde el inicio. Más últimamente, la duda sobre su relación actual lo inquietaba.

-Lo hago-respondió de forma clara y concisa, como Talia solía hacer.

-Y si lo haces, ¿por qué no está aquí con nosotros?

El sonido del viento en la carretera impactando contra el automóvil en movimiento opacó el suspiro que escapó de los labios rojos de Talia.

Ya había pasado casi una década desde que no estaban juntos como matrimonio.

-Nuestros tiempos no se ajustan. Sabes que él se encuentra trabajando en asuntos de la empresa en este momento.

Nunca dejaría de extrañar a Bruce.

-Y cuando padre tiene tiempo libre, eres tú quien no lo tiene. Ni siquiera podemos salir en 'familia', aunque tú y padre ya no estén juntos-replicó con evidente molestia en su voz. En parte, un signo de la transición del joven Damian a la adolescencia.

-Es un asunto complicado, Damian-respondió mientras seguía manteniendo la mirada hacia la carretera.

-¿Complicado en qué sentido, madre?

-Juntas, reuniones con corporativos, agendas llenas, viajes, ya lo experimentarás. Sabes bien que ese fue uno de los motivos por el que tu padre y yo decidimos continuar nuestros caminos por separado. Pero sé que cuando seas adulto y sea tu turno de dirigir la empresa, lo comprenderás. Encontrarás ese equilibrio que tú padre y yo no pudimos siendo pareja-respondió mientras desviaba por segundos su vista a su hijo. Aquellas penetrantes gemas verdes rodeadas de largas pestañas oscuras y su piel bronceada que había heredado de ella eran lo único qué lo diferenciaba de Bruce físicamente; en cuanto a su carácter y forma de ser, dominaba su parte Al Ghul.

Talía sonrió para sí misma: era la combinación perfecta de ambos.

-Eres lo mejor de nosotros y te amamos, por ello. Lograrás dominar cualquier adversidad en el futuro.

Deseaba que las cosas fueran diferentes para él.

Para Damian, aquellas palabras hicieron eco en su mente, comenzando a producirle una extraña sensación de vacío en su pecho y su estómago comenzó a revolverse; se sintió enfermo, y esa no había sido la intención de su madre con tales palabras. Fue la primera vez que ese pensamiento invadió su mente de forma negativa: Seguir el camino empresarial de sus padres lo llevaría a un destino igual al de ellos.

El camino por el que desde niño se le había instruido y él con orgullo tomaría el manto.

El futuro heredero de empresas Wayne.

Y recordó las veces que pasó su cumpleaños sin uno de ellos, incluso su último cumpleaños donde no estaban los dos, sólo la compañía de Alfred y sus hermanos.

O cuando fue su primer día de clases y ellos no estuvieron presentes, más sus demás compañeros si tenían a sus familias con ellos.

O cuando vio morir de vejez a Ace, que fue su primera mascota y mascota de su padre, y nadie estuvo para consolarlo.

O aquella vez que por más que estudió sacó 70 en su examen y fue duramente regañado por ambos padres, que curiosamente, para estas situaciones si estaban ambos disponibles.

Cuando buscamos la verdadera felicidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora