16. 🧸

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Me sentía demasiado mal para levantarme de mi cama, había llorado toda la noche, las palabras de mi madre se acumularon en mi mente y aún dolían

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Me sentía demasiado mal para levantarme de mi cama, había llorado toda la noche, las palabras de mi madre se acumularon en mi mente y aún dolían. Ella había sido cruel.

—Jennie— escuché el susurro de mi padre de nuevo —Pequeña Jennie, ¿estás despierta?

—Vete papá

—Por favor, hija....— sonaba desanimado

—Solo quiero estar sola, no quiero ir hoy — guarde un sollozo

—Está bien, baja a comer algo, te amo — y se fue.

Por el resto del domingo no salí, papá y mamá se fueron, seguro llegarían tarde. 

Ayer habíamos tenido una discusión con mi madre sobre mi futuro, ella había dicho que tenía planes, para mí, para mi vida los próximos años, no pensé que fuera verdad, creí que me dejaría escoger que hacer y que sus ideas anticuadas no pesarían tanto, no con papá en desacuerdo, pero no, su idea seguía en pie.

Solo dos alternativas, casarme o entrar al convento. Papá la miró como si estuviera loca, cosa que nunca hacía, casi siempre la dejaba ser, pero esta vez sí estaba fuera de lugar. Dijo que ya tenían edad para ser una buena omega para mi futuro esposo o una buena "hija" del señor.

Me había presentado una lista de candidatos para mí, quedé horrorizada, seguro las mujeres que se hacían llamar sus amigas habían estado involucradas en esto.

Estaba asustada, demasiado para pensar en algo bueno, pero mi respuesta fue negarme rotundamente, ella solo atinó a darme una bofetada y decir que haría lo que ella creía conveniente para mí, lloré tanto y al final me refugié en mi habitación.

Todo estaba mal.

El lunes llegó y con ello una carga enorme de responsabilidades que ya sabía que tenía, pero debía acatar, se acercaba un próximo juego, el baile y por supuesto las vacaciones. Estaba agotada y necesitaba relajarme ya.

Me encontraba en la sala de estudiantes, administrando las decoraciones del evento, muy ocupada, por fortuna solo era esto, había culminado por lo menos nosotros con las materias, libre era de ese calvario; sin embargo, muchos todavía debían materias.

Mi mente de vez en cuando divagaba en la causante de mis suspiros matutinos y vespertinos, Lisa no salía de mi mente, aunque esto vez era más recurrente, quería que saliera de aquí, pero ella con esa sonrisa me seguía a todas partes.

Estaba triste por ella, por lo injusta que estaba siendo y aún no podría explicarme.

—Jennie, ¿esto está bien? — uno de mis compañeros me llamó, asentí

—y esto, Jennie— asentí de nuevo, es todo lo que hacía, asentir y negar.

Aburrido.

Todo se volvió aburrido.

Mi perfecta Jennie Où les histoires vivent. Découvrez maintenant