La familia de Jennie era muy conservadora.
Lisa no era el tipo de persona que quisieran como su pareja.
Pero Lisa deseaba estar con Jennie.
Y lo lograría.
Lisa Gip
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No pude dormir esta noche, el pensamiento de Lisa y lo que ocurrió hace unas horas era algo que rondaba mi mente. Sabía que las sensaciones experimentadas era algo que ocurriría en cualquier momento, después de todo ella y yo estábamos juntas y compartimos un vínculo muy fuerte, si soy sincera, estar con ella más cerca de lo usual fue muy bueno, sus toques y besos hicieron que quisiera más, ¿era este el lado vergonzosamente hormonal que se supone tenían las personas?
Sentí algo vibrar bajo mi almohada, tomé el pequeño celular que Lisa me había dado, era un mensaje.
"Espero que estés acostada como una buena chica".
Sonreí.
"Lo estoy"
"Bien, te llamaré", la llamada entrante de Lisa apareció en la pantalla.
Contesté.
—Hola — susurré lo más bajo posible.
—Hola, cielo, ¿vas a dormir?
—Lo estaba intentando, pero no puedo.
—¿Por qué? — ¿Era buena idea hablar de eso?
Una voz me dijo que sí, es tu novia.
—Estaba pensando en lo que pasó.....
—¿En la iglesia?
—Sí— mi timidez me invadió—. Mejor iré a dormir.
—Espera, no me olvidaré del tema, lo dejaré pasar por ahora, pero no te vayas.
—Está bien.
—Mañana te veré, dime qué sí, llegaré muy temprano.
—Por supuesto que sí, cielo.
—Excelente, también quiero almorzar contigo, ¿sí?
—¿Cómo antes?
—Sí, pero con besos de por medio ahora.
Mi sonrisa boba fue más que evidente, solo Lisa me tenía así.
Después de unos minutos nos despedimos, creí que mamá entraría en cualquier momento así que decidí colgar, pero debía admitir que ambas teníamos mucho sueño, así que Lisa me mando un beso y se despidió.
Era lo que necesitaba para dormir mejor.
Por la mañana desayuné con mis padres y hermana, no tuvimos una gran charla, mamá estaba algo enojada con ambos.
—Mamá está enojada porque le dije que no quería a ese niño rondando por la casa— me dijo una vez llegamos a mi universidad
—¿De verdad papá?
—Sí, cariño— sonreí y me lancé a abrazarlo.
— Gracias, papi, gracias— le di un beso en la mejilla y él rio.
