La familia de Jennie era muy conservadora.
Lisa no era el tipo de persona que quisieran como su pareja.
Pero Lisa deseaba estar con Jennie.
Y lo lograría.
Lisa Gip
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En cuanto llegue a casa ayude a mi mamá con lo que quedaba de preparar para la cena, subí a bañarme temprano y uno de mis vestidos más horribles fue el elegido, si mamá quería que ese chico me miraba más de la cuenta, no lo iba a permitir, discretamente iba a revelarme, espere pacientemente hasta que el timbre sonó y fui a abrir, antes de que ella me mandara a cambiar.
—Hola, buenas noches...
La amiga de mamá me miró de arriba a abajo, puede ver su desagrado en mi vestido y casi sonreí de gusto.
—Hola, Jennie— Kyung parecía ignorar por completo mi vestimenta por qué me sonreía.
Seguía insistiendo, esa mirada me daba mala espina.
—Pasen, mamá espera.
—Pero veo que llegaron muy puntuales.
La mirada asesina de mamá me dio un poco de miedo y la aguanté, papá llegó con nosotros también.
Entramos todos a la sala, recibí un pastel que traían y fui directamente a la cocina, mi madre por supuesto fue conmigo
—Haces el favor de irte a cambiar, Jennie Ruby.
—Mamá, ¿qué pasa?
—Ese vestido es horrible, no entiendo por qué te lo pusiste
—A mí me gusta mamá
—No mientas, debes estar presentable, esta noche es importante.
—¿Para quién? Por qué para mí es insignificante.
—¡Ruby Jane! —Sentí la bofetada y me llevé la mano al rostro, una vez más había sucedido.
No dije nada, la miré con una lágrima bajando por mi mejilla.
—Ve a cambiarte, me importa muy poco si te gusta o no.
—Lo que quiera, señora.
Salí de la cocina furiosa, subí las escaleras, nadie me vio y tampoco quería eso, al llegar no pude retener mis lágrimas.
Mi mamá ya había elegido a ese tipo para mí, no quería gustarle, cómo haría esto si la única persona que quería que me mirara con amor era Lisa.
Me cambié de ropa a regañadientes, pero no le iba a dar el gusto, me puse algo casual, un pantalón y una de mis camisas blancas, amarré mi cabello y coloqué mis gafas.
No me volvería a mandar a cambiar, pero entonces ninguna iba a ganar.
La cena fue aburrida, todos hablaban de la iglesia, de los fondos, de la gente, el chico decía cosas aburridas que parecían interesantes, pero eran pura basura, mi mamá estaba encantada aunque sabía perfectamente que no entendía.
Odiaba aquí.
Quería ir a mi habitación y encerrarme. Pensar en Lisa también.
Una vez en la sala todos estaban comiendo el horrible pastel, mamá me dijo que me limitara así que aparentaba comer, esto me hizo recordar a como Lisa me alimento, se preocupó por mí y me hizo saber que me cuidaba con esa simple acción, la extrañaba y la acaba de ver este día.
