✿ D o s ✿

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LOS DETECTIVES DE JACKSONVILLE

A ver, la idea de Max no era del todo estúpida

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A ver, la idea de Max no era del todo estúpida. Ni la del dibujo ni la del poema pedorro estaban del todo descartadas, omitiendo cualquier tipo de connotación inapropiada, claro. El caso es que al final terminé haciendo ambas cosas. Hice un pequeño dibujo de una rosa blanca sobrepuesta en un párpado y al lado una pequeña frase que saqué de un libro de texto. No, no era romántica, pero me pareció decente y apropiada para lo que iba a necesitar.

Max opinó que el dibujo estaba bien, pero que a la frase le faltaba algo de sazón y yo le dije que era un pedido de disculpas y no una salsa. Eso lo mantuvo callado por un minuto.

—Espero que estés cien por ciento seguro de lo que vas a hacer, Nix. —me dijo por milésima vez cuando salimos de la habitación e íbamos hacia el comedor para la hora de la cena. —Y también espero que sepas qué decir, el dibujo va a hacer la magia, cierto, pero no te puedes quedar ahí, tieso como un palo.

Actuaba como si le fuera a pedir matrimonio. Con cada estupidez que salía de su boca, más ganas me daban de tirarlo por el balcón. Sin embargo, me contuve y fingí que seguía escuchándolo.

—Lo tengo todo arreglado, Max, no te preocupes. —lo tranquilicé poniendo los ojos en blanco.

No tengo arreglado un carajo.

Podían pasar dos cosas. Número uno: aceptaba mis disculpas y no nos volvíamos a ver en la vida (cosa poco probable, ya que también estudia Bellas Artes). Número dos: me mandaba al Diablo y las próximas clases se harían un martirio (opción más probable, por obvias razones).

Y estaba también la opción de que yo hiciera algo más para caerle bien. Al menos no para ser amigos, pero lo suficiente como para que no me odiara.

—Ya, pero hay que tener en cuenta de que hasta lo más fríamente calculado puede salir horriblemente mal y estar preparado para ello, así que si la cagas, prepara un plan B.

—Tendré listo todo el abecedario.

No estaba perdiendo la paciencia porque sabía que sus nervios se debían al hecho de que probablemente se encontraría con la chica de cabello azul. Parecía gustarle de verdad, y eso que solo la había visto una vez y de madrugada, por lo tanto, medio dormido. Aunque al volver a la habitación tras ese encuentro, se le había pasado completamente el sueño.

—Muy bien. —apremió Max antes de cruzar la arcada que daba al comedor. —Allá vamos.

Misión pedir disculpas a Desconocida n° 1 sin morir de vergüenza en el intento, empieza ya.

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Miré mi plato vacío antes de reunir todo el aire de mis pulmones y soltarlo de golpe con hastío. Max puso los ojos en blanco por enésima vez en la noche.

Historia de un Escritor Fracasado [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora