✿ O c h o ✿

100 41 10
                                    

LA ENFERMERÍA QUEDA EN EL BAÑO DE CHICAS

El cielo brillaba con fuerza sobre nosotras

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El cielo brillaba con fuerza sobre nosotras. Mamá acariciaba mi cabello mientras yo estaba recostada en su regazo. Papá había viajado, no estaba en casa. Así que teníamos la semana libre para ambas, para hacer lo que quisiéramos. Ahora estábamos en un picnic improvisado en el parque.

Yo abrazaba un cuaderno contra mi pecho, no quería que ella viera lo que había dentro, aunque no era nada malo. Después de insistir mucho, se rindió y siguió acariciando mi cabello.

—Te quiero. —le dije alzando la vista.

Dos ojos verdes como los míos me devolvieron la mirada.

—Yo también te quiero, Zeva. —contestó con una sonrisa.

Con una cálida sensación en el pecho, cerré los ojos.

Carajo. —maldijo alguien más.

El césped ya no estaba tibio. Ni siquiera áspero, ahora parecía muy... ¿duro?

Tampoco hacía calor. Más bien tenía mucho frío. Se podía escuchar la lluvia, pero ninguna gota me mojaba.

—¿Hola? —habló una voz que no conocía. —¿Me escuchas? ¿Hola?

Me limité a gruñir como respuesta.

—Gracias a Dios, no está muerta. —suspiró la chica. —Voy a pedir ayuda.

Solté otro gruñido, un poco más fuerte.

—No

Entonces decidí abrir los ojos.

Bien, no estaba en casa, como imaginé. Estaba en Jackson, en la universidad, en el piso de los baños de mujeres.

Hermoso.

—¿Puedo saber por qué?

Miré hacia arriba. Todo estaba oscuro. Bueno, al menos una parte. Y se movía. Y se me acercaba. Una parte de esa oscuridad se acercó a mi rostro y mi primera reacción fue apartarme.

—Bien, voy a llamar a alguien, me importa un bledo si quieres o no. —dijo la sombra enderezándose.

Veía borroso. Apenas distinguía los colores. Con todo el cuidado que pude reunir, apoyé mis manos en el suelo en un intento de incorporarme. Me dolía terriblemente la nariz y apenas podía respirar por ella.

—Sí, está aquí... No sé, vine para ver algo y la encontré tirada... No, no sé su nombre... Tiene el cabello azul... —decía la chica con forma de sombra.

Un mareo me azotó la cabeza al ponerme más o menos derecha. Cuando me pasé las manos por la cara, empecé a ver mejor.

Quién estaba delante de mí resultó no ser una sombra malvada, si no que una chica de color. Tenía el cabello corto y hablaba por teléfono, muy molesta y algo preocupada.

Historia de un Escritor Fracasado [EN PROCESO]Where stories live. Discover now