✿⁠ D o c e ✿

70 34 7
                                    

ENTRE VERDADES Y CUENTOS CHINOS

Apenas llegando a Jacksonville uno podía informarse en gran cantidad acerca de todo el mundo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Apenas llegando a Jacksonville uno podía informarse en gran cantidad acerca de todo el mundo. En la uni circulaba mucha más información de dominio público. Solo había que saber en dónde y con quién buscar.

De Olive Northon se decían muchas cosas. Que era otra chica fácil, una interesada más, alguien que solo buscaba dinero por cualquier medio. Otros rumores no eran tan gentiles, pero de todos modos, nadie la dejaba bien parada.

Mis ojos se fijaron inevitablemente en la foto de su pequeño mueble. Sophie Nigel la abrazaba de lado mientras Olive estiraba su brazo libre para tomar la foto. El fondo era oscuro y borroso, así que supuse que se sacaron esa foto durante una fiesta o en una pijamada.

—Bravo, Sherlock. —la oí decir, triste.

¿Por qué aquello parecía importante? No era relevante en lo más mínimo, pero Phoenix miraba la fotografía con más atención que yo. Hasta parecía estar analizando algo.

—Northon, ¿Cuándo tomaste esta foto? —preguntó con cautela.

La expresión de su rostro cambió de repente. Ya no parecía melancólica o tranquila, ahora se había puesto nerviosa.

—Northon. —repitió Phoenix, calmado.

—Esa noche. —murmuró incómoda.

Miré a Phoenix, quién más perplejo no podía estar. O bueno, quizás yo era el que menos entendía.

Si nos fijamos bien, hasta podemos ver cómo le sale humo por las orejas.

—¿Tomaron la foto esa noche, atacan a Sophie y lo mejor que se te ocurre es imprimirla?

—No fue así. —dijo Olive.

—Entonces, cómo. —intervine, aunque no tenía ninguna vela en ese entierro.

Entiéndase: No tenía nada que ver.

—Tomé la foto esa noche, pero yo había vuelto a la residencia más temprano. —explicó Olive. —Estaba cansada, ese día terminé un ensayo más largo que mi vida. Lo menos que quería era salir de fiesta, pero Ana nos invitó y yo acepté porque últimamente no pasábamos tanto tiempo juntas. —se mordió el labio, reteniendo algunas palabras más. —No me enteré hasta la mañana del día siguiente. —continuó. —Temprano fui a la papelería para imprimir la foto porque quería darle una sorpresa. Ella me regaló la cámara. No había sido hace mucho. Fue antes de que me sacaron de Artes Escénicas. Era para grabar las coreografías y repasar los pasos o perfeccionarlos.

>>Esa mañana, no me extrañó que Sophie no estuviera en la habitación. Solía pasar la noche en la de algún chico siempre que salía de fiesta. Después del almuerzo, durante la clase de Latín, me enteré.

Guardó silencio, rabiosa. Se sentó en una de las camas, apartando la vista de nosotros. Procesé su explicación. Tras analizar detenidamente toda la información durante unos segundos, se me ocurrió preguntar algo:

—¿Por qué te echaron de Artes Escénicas?

Phoenix y Olive me miraron con la misma mala cara.

—¿Eso fue lo único que te interesó? —preguntó Phoenix.

—Eso fue lo único que no entendí. —aclaré. —¿Hiciste algo malo y por eso te mandaron a volar?

El más sutil.

—Gracias por la aclaración, Northon. —se metió Phoenix apresuradamente al verla tomar pista. —Nosotros ya nos vamos...

Me tomó por un brazo y tiró torpemente de él en un intento de salir rajando de ahí.

—Me sacaron de ahí porque uno de los chicos intentó sobrepasarse conmigo. —dijo Olive cuando cruzábamos el umbral.

Phoenix y yo nos quedamos congelados ahí mismo. Él hasta dejó un pie en el aire mientras nos miramos con una mezcla de confusión y lo que parecía ser temor.

—No pueden echarte por algo que no hiciste. —razonó Phoenix, algo incómodo.

—Pues, heme aquí. —bufó Olive. —Le dijeron al rector que fui yo la que empezó con los problemas en la clase. Cómo eran mayoría, les creyó.

—¿Y la profesora? —pregunté. —¿No te defendió?

—No le caía especialmente bien. —explicó Olive. A medida que hablaba, su rostro enrojecía más por la rabia.

—¿Qué fue lo que pasó? —inquirí.

—No quiero hablar de eso.

Fue directa y cortante. No insistimos.

—Tuve que cambiarme a Derecho y Leyes. No me va mal, me gusta. Pero no saben cómo extraño bailar. —suspiró. —Quizás cuando termine mi tesis, no lo sé, pero quiero volver a intentarlo.

No sé me ocurrió nada para decir. Me sentía horriblemente fuera de lugar. Tampoco podía entenderla, no porque no nos lo había explicado, sino porque nunca me había encontrado en una situación así. Se veía triste. Enojada, con bastante rabia acumulada, pero más que nada, decepcionada.

—Siento que hayas tenido que pasar por eso, Olive. Lo siento mucho. —dijo Phoenix a los segundos de silencio.

—Yo también lo siento. —agregué.

Nos miró con una chispa de sorpresa e inseguridad. Al cabo de un instante, su expresión volvía a ser cansada.

—Son cosas que no podemos evitar.

—Aún así no deberían pasar. —murmuró Phoenix. —Ni a ti, ni a nadie.

Olive esbozó una sonrisa melancólica. Los bocetos de sus retratos estaban guardados en el bolso, y por un momento dudé si habíamos hecho algo bueno en acudir a ella.

Historia de un Escritor Fracasado [EN PROCESO]Where stories live. Discover now