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DECLARACIONES EXTRAOFICIALES

Comisaría y Oficina de Investigaciones de Jacksonville

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Comisaría y Oficina de Investigaciones de Jacksonville

Cómo de costumbre, había un revuelo general en la central de policía. Los agentes corrían por los pasillos, llevando carpetas llenas de papeles, algunos otros se mantenían concentrados en un reporte urgente y a cada tanto se podía encontrar a algún oficial guiar a una persona esposada hacia la sala de interrogación.

Sin embargo, durante los últimos tres meses, la creciente desorganización, el estrés y el papeleo interminable no se debía a las multas, faltas y crímenes menores de los cuales estaban acostumbrados. Últimamente, las cosas estaban escalando a una seriedad preocupante jamás vista en toda la historia de Jacksonville.

El jefe del Departamento de Homicidios, Jonathan Harp se recostó con resignación en el respaldo de su silla. Su equipo de investigación había estado tras el atacante de Autum's Street durante semanas pero no lograron encontrar ningún culpable, a pesar de tener varios sospechosos. Demasiados. Si bien Sophie Nigel se encontraba internada en el hospital y en un estado de coma, no se podía garantizar su supervivencia.

Se masajeó los lados de la cara para aliviar los espasmos dolorosos que empezaban a atormentarle las sienes. Maldijo en voz baja cuando el teléfono sonó de manera abrupta en el silencio de su oficina.

—¿Aló? —contestó, ajustándose con su mano libre la corbata.

—El forense confirmó que las huellas en el caso de Sophie Nigel no son las mismas que las que se encontraron en los cuadros. —le informó la voz de Sara Kiney, una de sus agentes.

—Demonios. —masculló Harp. —¿Y Larson? ¿Habló con los testigos? —preguntó por otra integrante de su equipo.

Está enojada. —prosiguió Kiney. —La testiga era una chica de Hiberville y de color. Ya sabes que por alguna razón no les caen bien.

Sara, ya sabes que hace mucho tuvimos problemas con varias pandillas de inmigrantes afroamericanos. —suspiró Harp, recordando de mala gana esa época. —Es comprensible que no le inspire confianza una chica como ellos. Y se dice «testigo», no «testiga».

Pero, señor...—

¿Qué información tienen hasta ahora? —la interrumpió. La cabeza estaba empezando a dolerle.

Bueno, lo primero e importante: quién atacó a Sophie Nigel no mató a Rett Woods. La víctima fue asesinada cerca de las dos y tres de la madrugada. La testiga, digo, testigo, se llama Lia Scott, de veinte años, estudiante de Bellas Artes. La descartamos como sospechosa ya que tiene una coartada y testigos que pueden respaldarla. Primero está su compañera de cuarto, Charlie Jean y Richard Davies, uno de los recepcionistas de la residencia de estudiantes. Jean afirma que se quedó con ella en todo momento en una declaración breve a unos oficiales cuando vino a visitar a Scott durante su interrogatorio. Los agentes que fueron a la residencia y hablaron con los recepcionistas contaron con la confirmación de dicha información. Revisamos las cámaras y el pasillo en el que estaba la habitación de Jean y Scott permaneció completamente vacío.

¿Habían cámaras cerca del almacén de limpieza? —preguntó Harp.

Sí, pero... —

Dejaron de funcionar a la hora del asesinato. —terminó el agente. Las ganas arrojar el télefono hacia el otro lado de la habitación no le faltaban. —¿Algo más?

Sí, la prensa consiguió información anónima acerca del nombre de la víctima y la incongruencia de las huellas digitales. —dijo Kiney, temerosa. —Hemos dado la orden de no publicar dicha información en ningún periódico, pero hay un periodista que lleva cierto rato intentando conseguir un permiso para transmitir todo eso en el canal de noticias.

De ninguna manera. —negó Harp con rotundidad. —Lo que faltaba, más revuelo. Dime el nombre de ese idiota.

Jake Markus.

—Vamos a ver, Sara. Dile que no, y si aún así mis órdenes le parecen una broma a ese tal Markus, redacta una denuncia. Eso es todo.

Entendido, señor. Le mantendré informado.

Sara Kiney cortó la llamada y el oficial Harp dejó el teléfono nuevamente en su lugar. Su dolor de cabeza no había disminuido.

Historia de un Escritor Fracasado [EN PROCESO]Where stories live. Discover now