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PESADILLAS Y SUEÑOS DE AMOR

Qué dolor de cabeza más feo

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Qué dolor de cabeza más feo...

Dí la vuelta en un colchón muy diferente al que estaba acostumbrada. Era mucho más blando que el de la residencia. Y mucho más cómodo. Ah, para qué me desperté.

Froté mis manos con desgana antes de incorporarme en medio de la oscuridad. El cuerpo dormido de Lia yacía a mi lado, junto a unas cinco almohadas que nos separaban. Descansaba tranquilamente mientras abrazaba un cojín.

Lo que daría el colorado por ser ese almohadón.

A nosotras nos había tocado un colchón grande y alto en el suelo, lleno de almohadas y con una manta extremadamente larga que resultó mucho ser más cómodo que una cama individual.

—¿Zeva? —murmuró Lia, somnolienta. Se dio la vuelta para mirarme. —¿Qué pasa?

—Tengo jaqueca. —bostecé, masajeándome la frente. —Pero tú duerme, Scotty, no me hagas caso.

—No, quiero acompañarte. —dijo pasándose las manos por el rostro. —¿Qué tal te trata la vida, loca?

—¿Loca? —arrugué las cejas.

—Así es como te dice media uni. —explicó ella abrazando el cojín contra su pecho. —¿No sabías? «La loca de cabello azul»

—¿En serio?

—¿Te molesta?

—¡Scotty, es genial! —exclamé en un susurro. —¡Tengo una reputación!

Lia rompió a reír.

—No es una reputación muy buena. —señaló, sentándose.

—¿Y qué? ¡Soy la loca de cabello azul!

Me daba igual lo que la Jackson's Uni pensara de mí, pero Lia siempre parecía divertirse con ese tipo de comentarios. Supuse que necesitaba reírse después de pasar el día como la mierda.

—Ven aquí, linda. —le señalé mi regazo. Ella se acercó, todavía riéndose. —¿Estás bien?

Mi mamá solía hacer eso cada vez que estaba triste. Hacerme recostar en sus piernas y acariciar mi cabello. Lia no se veía para nada triste, pero lo más parecido a un instinto materno se apoderó de mí y tuve la necesidad de hablar con ella acerca de lo sucedido, como si nos conociéramos de toda la vida.

Y una parte de mí lo sentía así. Con Lia todo era mucho más tranquilo, más fácil. Más... bonito.

—No sé cómo sentirme, si te soy sincera. —confesó, mirándome desde abajo. —Tuve una de las notas máximas en el parcial de Pintura, pero no la mejor.

Y después estaba la mitad de la clase que tenía que repetir su trabajo. Traté con todas mis fuerzas no poner mala cara.

—El profe dijo que a mis pinturas les faltaba más de mi estilo. —continuó y al ver mi expresión esbozó una sonrisa. —No me siento mal por la nota, es que si no hubiera querido hacer todo extremadamente perfecto, el resultado hubiera sido otro. Quizás mejor. —suspiró con pesadez y yo volví a acariciar sus rizos. —Esta mañana, cuando fui a buscar mis cuadros, encontré el cuerpo en el almacén.

Historia de un Escritor Fracasado [EN PROCESO]Место, где живут истории. Откройте их для себя