Sentimientos confundidos

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Era una mañana tranquila en la isla, roier había despertado hace unos minutos, pero seguía en cama intentando desperezarse del todo y poder comenzar su día.

Sin darse cuenta cerró los ojos un momento y se volvió a dormir, pero esa tranquilidad solo duró unos minutos, ya qué los golpes desesperados en su puerta lo despertaron de nuevo. No entendía quién podría ser, ni el porqué se escuchaba que alguien le gritaba tan aterrado.

Se levantó más que rápido, bajó las escaleras y abrió la puerta. En ese momento un cuerpo cayó a sus pies.

roier quedó un momento en shock, la persona estaba de cara al suelo, con una armadura destruida y lleno de sangre. Probablemente si hubiera sido otra persona no lo hubiera reconocido, pero él conocía a la perfección esas orejitas peludas, que ahora se encontraban agachadas.

A pesar del shock momentáneo, reaccionó cuando escuchó que el híbrido de oso le hablaba en un susurro casi imperceptible.

—R-ro ayúdame.

No se hablaban hace más de un mes después de la traición que Spreen le había cometido, y ahora llegaba a pedirle ayuda.

Dejando eso de lado, roier no dudó ni un segundo en levantarlo del suelo y llevarlo al sofá, asegurándose de cerrar la puerta por seguridad. Lo recostó de espaldas y ahora si pudo verlo mejor.

Spreen estaba lleno de heridas, golpes, sangre y su ropa al igual que su armadura estaba rasgada por completo.

Sin perder más tiempo, y viendo la gravedad del asunto, roier buscó todo lo necesario para poder curar las heridas del chico.

No hizo preguntas, ni reprochó nada; de hecho se mantuvo en silencio en todo momento.

Después de terminar con su trabajo, dejó que el oso descansara en su sofá y él siguió con su día normal.

Estaba confundido, y un poco molesto consigo mismo, se preguntaba si hizo bien en ayudar al pelinegro que lo había traicionado, su corazón seguía dolido, incluso más que el día de lo sucedido, porque spreen en ningún momento intentó disculparse y eso le molestaba demasiado.

Llegada la noche preparó la cena, esta vez no sólo para él, sino que hizo una porción extra para el inquilino del día.

No quiso despertarlo, por lo que le dejó una nota en la mesa de centro indicándole que su comida estaba en el horno por si despertaba a comer.

Miró al chico por última vez, suspiró y subió a su habitación a descansar.

Estaba sentado en su cama, dispuesto a dormir, cuando sintió unos golpes en su puerta, seguido vio a spreen entrar a la habitación.

—Hace mucho no veía esta habitación, —dijo en un tono bajito.

—No ha cambiado mucho desde... esa vez.

—Ro... gracias por ayudarme hoy.

Se sentó a los pies de la cama y tomó la mano de roier.

Volver a tocarse después de un mes, fue una explosión de sensaciones, nunca habían estado tanto tiempo sin siquiera rozarse un poquito.

Spreen disfrutó cada segundo del tacto de su querido Ro, aunque no duró demasiado.

Aunque le encantaba estar cerca del híbrido de oso de nuevo, su corazón seguía dolido de una manera inexplicable, tomó fuerza de voluntad y quitó su mano.

El frío y la incomodidad se sentían en el aire y spreen pudo sentir que era momento de irse.

Antes de poder salir de la habitación, la voz de roier le hizo frenar.

—¿Porqué haces esto? Me haces daño, ni siquiera te arrepientes y hoy vienes a pedirme ayuda. Me confundes tanto,  que duele.

En cada palabra que decía su voz se quebraba cada vez más y las lágrimas salieron.

Spreen volvió a la cama y se sentó aún más cerca de él, le dolía tanto ver a roier así por su culpa.

—Ro, lo siento tanto. Te lo juro que lo siento, lo que te hice fue horrible, pero te juro que hay una explicación.

—Dímelo, —exigió.

—No... no puedo, Ro.

—Es mejor que te vayas, spreen.

Decir eso había dolido más de lo que creyó, pero era lo mejor para su corazón dolido.

—Ro, ¿sigues queriéndome?—la pregunta lo tomó por sorpresa, pero decidió responder.

—Sí, lo sigo haciendo. Y estoy seguro que siempre será así.

—Entonces déjame intentarlo de nuevo, puedo ser mejor para ti, lo sé.

—Hace un tiempo hubiera dicho que si de inmediato, pero ¿sabes una cosa spreen?

—¿Qué?

—A ti, duele más tenerte cerca, que alejarse y extrañarte.

Esa noche el pelinegro salió de esa casa con el corazón roto y las ilusiones muertas.

Sabía que había perdido a lo único que había amado de verdad, y todo por su culpa.

Goma de mascar | spiderbear oneshotsWhere stories live. Discover now