¿Papás?

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—Ro, están tocando la puerta. ¿Podes ir a abrir?

Spreen tocaba el brazo del castaño intentando despertarlo. Luego de unas insistencias más, lo logró.

—Ya voy, ya voy. —dijo aún adormilado, pero levantándose de la cama, —oso flojo.

Spreen lo vio bajar las escaleras, quiso seguir durmiendo pero el grito de roier llamándolo lo alertó de inmediato.

—¡Hey, hey, no te vayas! —escucho gritar a su novio.

Solo eso le bastó para bajar rápido las escaleras.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien?—preguntó agitado.

—Sigue a esa persona, ya.

Apuntó en una dirección donde se podía divisar una persona corriendo lejos.

No preguntó nada y así mismo con su pijama puesto y descalzo fue detrás.

Diez minutos después no logró alcanzarlo, así que decidió volver a casa para aclarar lo que pasaba con roier.

—Vol-¿QUÉ?

Al entrar en casa se encontró con su novio en el sofá sosteniendo en brazos a dos pequeños bebés.

—No grites, los vas a despertar. —Lo reprendió roier.

—¿Pero... quienes son, boludo? ¿que pasa?

Se acercó al chico y tomó asiento a su lado, esperando una explicación lógica.

—Esa persona que saliste persiguiendo me los dejó, así de la nada, mi amor. Me dijo cuidalos y se fue corriendo.

Spreen estaba en shock, esa no eran cosas que pasarán realmente, solo lo había visto en novelas que veía su papá por las tardes.

—Pero... debemos avisarle a alguien o que se yo, son dos bebés, roier. ¿Qué vamos a hacer con ellos nosotros?

—Lo sé, lo sé, osito. Pero, míralos qué lindos son. —Hizo un puchero en su dirección.

Spreen mentiría si no dijera lo tierno que le pareció la situación, y los mil y un momentos que pasaron por su mente de roier cuidando y siendo padre de esos dos bebés.

Sabía que su chico sería un padre increíble, amoroso y responsable. Pero no estaba tan seguro de si mismo, él ni siquiera podía controlarse solo, no imaginaba como podría cuidar de dos vidas más.

—Debemos aclarar esto, ro.

Vio una mueca de tristeza en la cara de su novio, y eso le apachurro el corazón.

—Está bien, cariño. Entiendo que es lo correcto.

Spreen no pudo contenerse, se acercó más y le dio un beso tierno en la frente.

Y aunque sabía que no era la mejor opción, no podía ver a su amor triste y desilusionado. Por ese chico de bandana haría lo que fuera.

—Igual, si queres podemos cuidarlos mientras buscamos como aclarar todo.

—¿De verdad, mi amor?

—Sí, seguro lo haremos bien.

Pudo divisar como los ojos le volvían a brillar y su sonrisa aparecía de nuevo.

Y supo que había tomado la mejor decisión.

Después de unos minutos, reflexionó.

—Che, ¿y cómo se cuidan a dos bebés?

Goma de mascar | spiderbear oneshotsWhere stories live. Discover now