Rosé pt 2.5

441 54 0
                                    

Pov spreen

Volver a la isla después de cinco años, había sido una decisión sumamente difícil. No por el hecho de abandonar lo que había conseguido fuera de ahí, que para ser sincero no era nada estable como le hubiera gustado.

Sino, porque volver significaba reencontrarse con todo lo que había abandonado hace tanto tiempo.

Tenía que enfrentar los murmullos de la gente, las miradas acusadoras y los regaños de su padre.

Y... por supuesto volver significaba ver a Roier otra vez.

Roier, ese chico de mirada dulce como la miel y sonrisa encantadora. Ese chico amable y cariñoso, bromista y juguetón a quién abandonó sin remordimientos.

Quiso convencerse de que volvía solo por que quería, pero dentro de sí, tenía muy claro que soñaba con mirar esos ojos luminosos y esa sonrisa brillante que le brindaba el chico castaño.

Llegó en la noche, para que nadie supiera que estaba ahí de vuelta. Fue a casa de su padre, quién era el único que sabía de su regreso. Él lo esperaba en la puerta de su casa, con una mirada de reproche.

En cinco años nunca fue capaz de mandarle siquiera un mensaje, hasta que le dijo que volvería.

A pesar del enojo, no dudó un segundo en darle un abrazo de bienvenida que al terminar y separarse fue reemplazado con un golpe en el brazo, más fuerte de lo que esperaba.

Hablaron un par de horas sobre todo lo que había sucedido en la vida de ambos esos años, hasta que después de evitarlo mucho tiempo, soltó la pregunta que le estaba quemando la garganta desde el comienzo.

—Roier... ¿sigue aquí?—la voz le tembló en cada momento.

—Sí, tiene su taqueria en el centro de la isla—lo miró con esa mirada reprobatoria nuevamente—Sé que no lo preguntaras, pero él está bien ahora. Le costó, pero lo logró.

—Me alegro por él—fue lo único que pudo responder.

—Deberías ir a hablar con él mañana—sugirió.

—No creo que quiera verme, la verdad.

—No, no quiere. Pero tienes que hacerlo, te llevarás una gran sorpresa—se levantó de la mesa, caminando hacia su habitación.

—¿Qué dices, de que sorpresa hablas?

—Ya lo verás, Spreen. Por cierto, ve a eso del medio día.

Y se fue, dejándolo solo con las mil dudas rondando en su cabeza.

Sorpresa... se imaginó un millón de escenarios distintos. Creyó que lo encontraría muy diferente a lo mejor, o aunque le doliera admitir que lo encontraría con otra persona. Lo cual sería completamente normal, sabiendo que cualquier persona amaría estar con alguien como Roier.

Esa noche casi no pudo dormir, dio vueltas en la cama un sinfín de veces, esperando que la hora pasara rápido y lograr solucionar sus dudas.

[...]

Era justo el medio día cuando se encontraba fuera del local que le había indicado su padre. Lo miró al rededor de cinco minutos sin ser capaz de entrar.

Dio una respiración profunda y abrió la puerta.

Lo vio dándole la espalda, ni siquiera había visto su rostro aún cuando su corazón amenazaba con salirse del pecho.

Roier dio la vuelta con una sonrisa hermosa, como siempre. Sonrisa que se desvaneció al instante en que lo vio.

Estaba tan hermoso como el día en que lo dejó. Incluso podría jurar que se veía más lindo, si es que eso era posible.

Goma de mascar | spiderbear oneshotsWhere stories live. Discover now