¿Dos?

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—El proceso de adopción está listo, solo deben firmar estos documentos y podrán llevarse a su pequeño hoy mismo a casa, señores.

No podían creerlo, habían estado intentando hacer esto posible hace más de dos años. Dos años en donde solo les decían que no, o algo fallaba en el proceso.

Y hoy, por fin, ya estaban a una firma de agrandar su pequeña familia.

Firmaron un montón de papeles, respondieron un par de preguntas más y todo estaba listo.

—¿Listos para conocer a su hijo?

—Sí—respondieron ambos al mismo tiempo.

Estaban nerviosos.
Pero más que preparados para lo que se venía.

Habían arreglado la casa para recibir a su pequeño habitante nuevo.
Con una habitación hermosa, esperando por su dueño.

Llegaron al lugar en donde se encontraban los bebés más pequeños, todos en sus cunitas uno al lado del otro.

—Este es su hijo—dijo quien los acompañaba.

—Es hermoso—roier ya estaba llorando, no podía de la emoción.

Spreen estaba igual de emocionado que él, solo que sin llorar.

—¿Podemos cargarlo?—preguntó el castaño.

En ese momento se dieron cuenta que el pequeño bebé de apenas dos meses tenía su manita al rededor del dedo del bebé que estaba a su lado, les pareció muy tierno el gesto.

Roier procedió a cargarlo, pero cuando lo hizo el pequeño comenzó a llorar, el chico se asustó un poco y volvió a ponerlo en su cuna.

Bobby, como ya lo habían nombrado volvió a buscar el dedo de su compañero con su mano.

La acción se repitió tres veces, hasta que se dieron cuenta que esos dos pequeños bebés tenían una conexión muy especial, y no querían separarse ni un momento.

La habitación en casa tendría que tener dos cunas.

Y sus corazones amar a dos preciosos niños.

La familia se agrandó un poco más de lo esperado, pero estaban muy felices con eso.

Goma de mascar | spiderbear oneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora