El nuevo vecino

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Un nuevo vecino llegaría a la isla, todos los habitantes irían a recogerlo a la estación del tren, para presentarse y ayudarlo en su llegada.

Era algo que hacían con todas las personas nuevas y como no pasaba hace mucho, estaban más emocionados de lo normal.

A spreen no le gustaba la idea de perder su tiempo en esas cosas, pero no quería ser el único que no fuera.

Así que tomó su mochila, y emprendió su rumbo hacia la estación.

Al llegar, ya todos estaban ahí, solo saludo con la mano y se apoyó en la pared a esperar aburrido.

Diez minutos después, y ya con la paciencia agotada del oso, vieron al tren llegar.

La puerta se abrió y solo se veían maletas y maletas, llenas y pesadas.

Cuando por fin la persona detrás de estas las dejó caer, pudieron ver al chico que se escondía detrás.

—¡Oh! Hola, soy roier.

Fueron sus primeras palabras dirigidas a todos. Y en ese momento spreen deseo escuchar su nombre saliendo de su linda boca.

El chico sonreía y brillaba como el mismísimo sol, había hipnotizado al híbrido de oso quien ni siquiera podía desviar la mirada.

Tenía la sonrisa más linda que había visto jamás, sus ojos desprendían brillo propio.

Spreen agitó su cabeza para poder volver al mundo real, y se pudo dar cuenta que no había sido el único en quedar completamente embobado con el nuevo.

Sus amigos estaban igual que él, en especial uno, Wilbur.

Y por primera vez en su vida, spreen sintió celos.

Después de ese momento incómodo, todo siguió normal, cada persona se presentó con roier y le dieron la bienvenida como corresponde.

Venía la hora de que alguien lo llevara a su nueva casa, y para sorpresa de nadie, todos se ofrecieron.

Lo que no sabían es que el oso celoso, no dejaría al chico bonito con nadie más que él.

Nunca se había ofrecido a ayudar a nadie, pero la atracción lo superaba, así que tomando valor, habló:

—Yo lo llevaré, —dijo con voz firme.

Todos se sorprendieron, spreen jamás había dado el recorrido a ningún nuevo.

Ignorando las caras de sus vecinos, spreen se acercó al chico y lo ayudó con sus maletas.

Hizo que caminara primero, y como la persona muy madura que es le sacó la lengua a Wilbur, burlándose.

Emprendió camino detrás de roier. Le fue imposible no bajar su mirada hasta el trasero del chico y, se enamoró.

—Bendito culo, —dijo en voz baja.

Para su mala o buena suerte, roier lo escuchó. Dio la vuelta y lo miró fijo con sus bellos ojos.

—¿Buena vista, osito?

Quiso esconder su emoción y vergüenza, pero sus orejas moviéndose emocionadas, lo delataron.

—No te preocupes, osito. Puedes seguir mirando sin problemas.

Spreen alcanzó a ver que le guiñaba un ojo y seguía caminando, ahora moviendo aún más sus caderas para una mejor vista.

Y en ese momento supo que el chico nuevo le haría perder la cabeza y la cordura por completo.

Pero, ¿quién era él para negarse ante un chico encantador y de buen trasero?

Goma de mascar | spiderbear oneshotsWhere stories live. Discover now