10. Verdades.

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¿Cómo iba a redimirse la liebre "roñosa y granuja"? Ni él mismo lo sabía, su autoconfianza era tan frágil como espinosa por lo que, en un maravilloso instante de lucidez, hizo lo mejor; salió del castillo y tomó un taxi, atravesó la ciudad en busca de su fiel consejero, Moshie.

El Cabaré Golden Fénix ocupaba el subterráneo y los primeros niveles de un edificio con más de cien años de antiguedad. Los pisos superiores servían de oficinas y salas de práctica, reservando los más altos, hasta el décimo, para reuniones privadas. El onceavo y doceavo piso eran de uso exclusivo del dueño; un penthouse con terraza y piscina al aire libre en el que él, su hermana, y hasta hacía sólo un día su mejor amigo habitaban juntos.

Aún debilitado por la mordida en su cuello, Moshie tomaba el sol en una reposera junto a la piscina cuando el centro de sus preocupaciones llegó sin aviso, apareciendo desde su vampírica forma de sombra justo ante él. El fénix derramó su batido de frutas por el sobresalto, manchándose la bata. Rodó los ojos hasta el cielo, hubiera maldecido de no haberse distraído por el aspecto de Louis ante él... ¿Por qué el vampiro parecía salido de alguna película gótica? No alcanzó a preguntar nada. Mientras se limpiaba el pecho con una servilleta, su amigo ya estaba lanzando una ola de información que no podía traer consigo nada bueno; significaba que, una vez más, Louis estaba en problemas.

«Como si no lo hubiera previsto», Moshie suspiró largamente, aún escuchando. Ajustó su bata y sonrió amable, entregando total atención al conejo hiperventilado... comenzando a atar cabos sueltos en su historia.

La sonrisa del fénix poco a poco desapareció, el asunto era serio por más motivos de los que podía admitir. Finalmente, harto de oír una babosada tras otra, alzó la mano para hablar. Louis se sentó en el suelo con los ojos enormes clavados en el agua de la piscina, era su forma de concentrarse y escuchar.

—No sabe qué pensar —enumeró el mayor con sus dedos, refiriéndose al príncipe, su tono severo era un amoroso regaño tratando de sacar sensatez de lo profundo de la cabeza revuelta de Louis—, ni qué sentir. Su padre reprime su existencia entera; no esperes más que desorden en la mente de alguien así, Louis. Si la única persona que le ha dado seguridad se ha ido sin decirle nada ¿Qué estabilidad mental puede tener? Es común que, al sentir miedo, las bestias se vuelvan agresivas y no demuestren su debilidad. Debiste ser cuidadoso ¡Tuviste suerte de no ser ese cojín! Oh~ por todos los dioses, me causas úlceras ¡Y yo que ya estaba preocupado por el asesinato en el castillo del que leí en el periódico! —golpeó el papel en la mesita de cristal junto a él— ¿Ahora resulta que estás desafiando dragones como un temerario? ¡Que cierres la boca un poco! ¡Son la realeza! ¡Agh!

—Dame tiempo, llevo dos días —pidió manos en alto.

—Dos días y ya derrumbaste su vida, será mejor que huyas del reino antes de que Índigo sepa lo que pasó con las pinturas.

—Quizá puedo ayudarlo, no sé... —meditó con timidez, sabiendo que la suya no era buena idea— Enseñarle algunas cosas para que crezcan un poco ¡Le encantará! Y si crece tendrán que dejarlo salir.

—Estás loco, esa decisión no es tuya.

—¡Es suya! Él quiere crecer y salir —objetó sentido con la mano en el pecho. Moshie alzó las cejas incrédulo ¿Aquel era Louis defendiendo derechos ajenos?— Entiendo a Índigo, pero exagera totalmente; a Vante no le haría daño conocer el mundo, ¡dar un paseo! mientras nadie sepa quién es no van a molestarlo.

—¡Hah! —soltó una risa vacía, los celos picando en sus entrañas— ¿Desde cuándo cuidas los sentimientos de otra persona?

—Critícame después ¡Necesito consejo! Llevarme bien con él. Con todo lo que escuché, estoy seguro de que si me voy le darán otro conejo cualquiera que sólo se ocupará de mantenerlo como el maldito títere en el que lo convirtieron. Eso no puede ser bueno.

New WonderlandWhere stories live. Discover now