Cap 11

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—No aquí. —Tomó mi mano y me llevó dentro de mi apartamento, pateando la puerta para cerrarla detrás de nosotros y presionando mi espalda contra la pared. Me besó sin sentido mientras yo me retorcía contra él. Agarró mi espalda baja y presionó su erección contra mí. No estoy seguro de cuánto tiempo pasó, pero nunca había estado tan excitado en toda mi vida.

Extendí la mano entre nosotros para alcanzar el botón de sus pantalones , pero su mano encontró la mía y me detuvo.

—Felix, no. —Dejó escapar un gruñido frustrado y se esforzó para mantener su respiración bajo control. Luego me dio un beso en la nariz—. Has estado bebiendo. Por favor. Déjame llevarte a la cama. —Dios, sí —gemí.

Él se rió entre dientes.

—Quiero decir que te arroparé para dormir.

Oh, diablos.

Había intentado seducir al hombre al que realmente deseaba sin éxito. Mi pecho de pronto se sintió apretado, y tragué con fuerza, forzando a mis emociones a quedarse en un segundo plano. Asentí para mostrar consentimiento y me desenredé de él. No iba a llorar, pero maldita sea si no me sentía rechazado, traicionado.

Me dirigí hacia mi habitación, sin molestarme en encender la luz, ya que la luz de la luna que se filtraba iluminaba lo suficiente para poder ver. Me desplomé en mi cama, esperando que él sólo me dejara solo antes de que rompiera en lágrimas, que de seguro estaban por salir. Así que, por supuesto, él no lo hizo. Sam me siguió adentro, se arrodilló al lado de mi cama y me ayudó a meterme bajo las sábanas.

Cerré los ojos y respiré profundamente, lo cual sonó más como un suspiro de decepción.

—Oye. —Apartó unos mechones de mi cabello de mi rostro—.¿Qué pasa?

Me tragué el nudo gigante que se había alojado en mi garganta.

—Me siento como un idiota. Me lancé sobre ti, y... y... —Ni siquiera podía pronunciar las palabras. Fracaso. Épico.

Él continuó apartando el cabello de mi frente, alisándolo.

—Lo siento.

—Sólo déjame. —Presioné mis muslos, juntándolos, y apreté los puños. Él me observó con una expresión de curiosidad.

—Oh diablos, no puedo dejarte así. Déjame cuidar de ti esta noche. Mis ojos se abrieron de golpe y mis latidos tomaron un ritmo incómodo. Quería decir que...

Él quitó las sábanas que estaban sobre mí y pasó sus manos sobre mis piernas desnudas.

—Dime cómo hacer que te corras.

Miré sus oscuros ojos, pero mi voz se negaba a cooperar. Él no me estaba rechazando, pero no pasó desapercibido para mí que él se negaba a compartirse a sí mismo conmigo. Por el momento, yo era impotente para detener esto. Necesitaba desesperadamente la liberación.

—¿Qué es lo que te gusta?

Mi propia ereccion palpitaba con sus palabras. Oh, quería esto. No podía parar ahora ni por todo el dinero del mundo. Él se inclinó y besó mi boca con suaves mordiscos y tiernos besos castos.

—Tócame, por favor —le supliqué.

Él se apartó de mi boca y bajó mis pantalones cortos de algodón y mi ropa interior con facilidad, quitándomelos por completo. Debí de haberme sentido avergonzado, expuesto, pero no lo hice. Sufría por su toque. Él colocó su palma sobre mi vientre, sus dedos rozando mi tatuaje en su camino hacia el sur. Mi respiración se hizo pesada y no pude evitar levantar mis caderas de la cama, deseoso de sentir sus manos contra mí. Era como la fantasía que tuve sobre él, sólo que mejor de lo que esperé.

Sus ojos me devoraban. Él se inclinó para acercarse más y depositó un beso sobre mi cadera tatuada, y no pude evitar dejar escapar un gemido. Sus besos continuaron a lo largo de mi vientre. El calor y el deseo inundaban sus ojos cuando él se apartó para mirarme.

Levantó mis caderas para subirse a la cama y posicionarse cerca de mí. Me dio un beso en el vientre y soltó un suave gemido.

Se sentó de nuevo para admirarme, y pasó sus dedos sobre mi ereccion. No podía dejar de gemir.

—Por favor —le supliqué.

—Voy a hacerlo mejor.

Usó su mano para trazar un patrón lento y rapido a la vez , se inclinó para besarme. Arrasé su boca con mi lengua, agradeciendo sus hábiles manos. Mi respiración se aceleró y mis gemidos eran más pronunciados contra su ataque de besos. Llevó su otra mano a mi mandíbula e inclinó mi cabeza hacia un lado, chupando y mordiendo a lo largo de mi cuello mientras su mano continuaba su fascinante danza.

Presioné mi cabeza contra la almohada y levanté mis caderas para retorcerme contra su talentosa mano. Yo estaba tan cerca. Abrí los ojos para mirarlo y sus ojos estaban fijos en los míos.

Se llevó el dedo a la boca y lo humedeció con un movimiento de succión. Las sensaciones duales fueron demasiado. Levanté mis caderas de la cama, igualando su ritmo para moverme contra él. Mis gemidos se hicieron más fuertes y menos controlados.

—Sam—grité.

—Shh. Te tengo. —Continuó , su ritmo acelerándose ligeramente mientras yo me acercaba. Besó mis labios y respiró contra mi boca mientras me venía. Grité su nombre una y otra vez hasta que lo último de mi orgasmo se sacudió a través de mí.

Unos momentos más tarde abrí los ojos para verlo aun mirándome. Mis mejillas estaban sonrojadas y mi respiración aún entrecortada, pero no me importó cómo lucía entonces, sólo quería tocarlo, hacerle sentir de la misma manera, verlo correrse.

Me senté y extendí la mano para alcanzar la cintura de sus pantalones , trabajando para desabrocharlos.

—No. Sólo duerme ahora, cariño. —Empujó suavemente mis hombros contra la cama y luego ajustó su erección.

Gemí en señal de protesta, pero él me besó de nuevo, silenciando mi súplica.

Mis ojos se cerraron y saboreé su beso.

—Sólo descansa.

Yo quería discutir, pero de pronto la cama se sentía demasiado bien y el sueño estaba demasiado cerca. Los efectos combinados del alcohol y mi orgasmo me habían dejado agotado.

Gracias por leer!

Maniac || Hyunlix✔Where stories live. Discover now