Cap 12

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Desperté sobresaltado ante el ruido descomunal. Mi primer pensamiento fue que el infierno estaba tocando a mi puerta a esta hora; hasta que recordé que Sam estaba durmiendo en la otra habitación.

Me levanté de la cama y caminé a través del piso de madera, crujiendo, hacia el pasillo. Pude ver a Sam arrugado en el piso de la sala, golpeando los puños contra el suelo.

Me hundí en el suelo junto a él y pasé mis manos arriba y abajo por su espalda. —Está bien. Estoy aquí.

Respondió a mi presencia sujetando mi mano. Sus nudillos estaban rojos e hinchados donde había golpeado el piso. Levantó la vista hacía mí con una expresión de dolor, y se me apretó el corazón en el pecho.

—No quiero estar solo —murmuró, llevando mi mano a sus labios. —Ven aquí.

Me acurruqué sobre mi costado, pegándome a su cuerpo. Se acurrucó conmigo como si su vida dependiera de ello, aferrándose a mí para estar a salvo. Frotó su mejilla contra la parte superior de mi cabeza, alisando mi cabello antes de establecerse y encontrar un sitio cómodo. Pronto su respiración se volvió profunda y estable, y supe que se había quedado dormido. Estaba feliz de que mi presencia pareciera consolarlo.

Saqué de un tirón una manta del sofá para cubrirnos a ambos y cerré los ojos, concentrándome en su profunda y constante respiración. Al amanecer, la luz nos despertó, eso o los dolores por dormir en el piso de madera. Me di la vuelta y froté mi cadera adolorida.

—No tenías que quedarte conmigo anoche. —La voz de Sam estaba cargada de sueño, e incluso más profunda de lo normal. Me gustó. Me gustaba que pudiera permitirse bajar la guardia conmigo.

—Quería. —Sentía una especie de responsabilidad hacia Sam. Quería ser el único que estuviera allí para él y para ayudarlo a pasar a través de todo esto.

Sin otra palabra, me levantó del piso y me llevó a mi cama, dejándome cuidadosamente en el centro. Me ofreció una pequeña sonrisa somnolienta

mientras aún estaba a los pies de la cama.

—Quédate. —Extendí una mano hacia él. Miró mi mano, y luego a mí con curiosidad. Un momento más tarde, aceptó mi invitación. Había estado allí para él anoche, y ahora él estaba eligiendo acercarse a mí, darme el consuelo que asociaba con estar cerca de él. Se acostó a mi lado y me acercó más, sosteniéndome contra su pecho.

Más tarde esa mañana desperté por segunda vez y me arrastré fuera de la cama, sin querer despertar a Sam. Quedó tendido sobre mi cama, todavía vistiendo sus vaqueros. Lo admiré por un segundo, silenciosamente leyendo las palabras tatuadas en su costado.

Autviaminveniamautfaciam tibi.

Salí de puntillas de la habitación y me senté en la mesa abarrotada del comedor, localizando mi portátil debajo de una pila de papeles. Revisé mi correo electrónico, descubriendo que tenía dos correos del Profesor Kim. El primero fue enviado ayer en la tarde, informándome de que todos los cargos contra Sam habían caído por falta de evidencia, y la posibilidad de que el asesinato fuera cometido en defensa propia, y que Sam se había marchado en contra de las órdenes del doctor anoche. Su última línea era una advertencia sobre que él y el Dr. Park estaban preocupados de que Sam pudiera venir a buscarme, ya que parecía estar obsesionado conmigo. Un escalofrío recorrió mi columna.

El segundo correo de Park era una detallada explicación de mi tesis, la cual aparentemente necesitaba un montón más de trabajo. Puaj. La función de control de cambios estaba en plena vigencia, toques de rojo cubriendo cerca de cada centímetro de la página. Esto iba a requerir un montón de café.

Maniac || Hyunlix✔Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt