Cap 22

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Los días siguientes se prolongaron en un ritmo agonizante. Daba vueltas en la cama sin Sam ,preocupado por dónde estaría durmiendo y quién estaría ahí para él durante sus pesadillas.

Me levantaba temprano y pasaba mis días trabajando en el campus, intentando distraerme. Hasta el profesor Kim comentó sobre los oscuros círculos bajo mis ojos, así que había decidido usar más corrector para disimularlos. No era típico de mí estar sufriendo por un chico. Excepto que Sam no era cualquier chico. Era un misterio a desvelar, un rompecabezas que quería resolver, con una apabullante química sexual. Por no mencionar los cada vez más profundos sentimientos que estaba desarrollando hacia él a pesar de mi buen juicio.

En mi camino hacia, y desde el campus, me quedé pensando que había visto a Sam, pero por supuesto, era solo mi mente jugándome una mala pasada. Él se había ido. Adónde, no lo sabía, pero sí sabía que estaba buscando pistas, provocadas por ese tipo del parque.

Me asustaba pensar que podría estar apuntando hacia traficantes de drogas en busca de información. Si era amigo de ese tipo del coche, tal vez era un consumidor también. Pero sus registros médicos no mostraron rastros de drogas en su sistema. Había algo que no encajaba.

Un toque en mi puerta rompió mi concentración y salté de la silla, mi corazón galopando. Abrí. Era Jisung.

—Oh. Eres tú. —Mi cara cayó.

—Yo también me alegro de verte —murmuró, esquivándome para entrar. Tom vino a saludarlo inmediatamente y el lo levantó. —¿Así que el donjuán lo rescató y te dejó aquí con este pobre chico? —Besó al gato en la

cabeza.

No respondí, pero dejé escapar un gran suspiro. La primera noche que Sam había desaparecido llamé a Jisung. Vino a quedarse conmigo. Estuve despierto toda la noche esperándolo, asustado cuando no estuvo en casa a las tres de la mañana, pensando que pasaría la noche fuera, pero al amanecer mi terror se volvió intolerable cuando me di cuenta de que tal vez no regresaría. Gemí en mi almohada mientras Sung me frotaba la espalda.

Sabía que el no aprobaba mi relación con Sam en primer lugar, pero yo apreciaba que me dejara derrumbarme por su repentina desaparición de mi vida. Era tan poco usual en mí, que creo que ella finalmente notó lo mucho que él significaba para mí.

Nunca había esperado que un día se levantara y se fuera a un viaje de autodescubrimiento. Siempre imaginé que se marcharía si recordaba su antigua vida y quería regresar a ella. De esta manera era mucho más difícil de enfrentar. Prefería estar solo que conmigo, y no podía parar de reproducir en mi mente una y otra vez el modo en que salió corriendo.

Las charlas de ánimo de Jisung durante los últimos días fueron reconfortantes, pero rayaban en el amor cruel. No quería que continuara abatido en mi apartamento, y yo sabía que no toleraría mi depresión mucho más.

Alzó un mechón de mi cabello hacia su nariz mientras pasaba. —

¿Cuándo fue la última vez que te lo lavaste?

Me encogí interiormente. ¿Ayer? ¿O había sido el día anterior?

Dejó escapar un suspiro. —Ve a tomar una ducha caliente. Tom y yo pasaremos el rato, luego salimos a tomar un trago. ¿Te suena bien?

Asentí y me arrastré hacia el baño sin quejarme. Sería mejor que sentarme en mi diminuto apartamento que aún parecía lleno de recuerdos de Sam.

Era muy duro estar solo ahora, y necesitaba su compañía, aún si el no podía entender mi dolor.

Me tomé mi tiempo en la ducha, lavando mi cabello, usando el gel de baño de jazmín que era un regalo de cumpleaños de parte de Sung. Me sentía medio humano nuevamente cuando finalmente me encontré con el en el salón.

—Esa es mi perra sexy. —Me dio una palmadita en el trasero—.Luces mejor.

—Gracias —murmuré, mirando mis zapatos. Era la primera vez en días que llevaba vaqueros en lugar de mi ropa de yoga o leotardos, y me sorprendí al notar que colgaban en mis caderas mucho más que antes.

Agarré mi billetera y nos dirigimos a la puerta. Cuando la abrí, me quedé sorprendido por lo que vi, tanto, que me llevó un momento registrarlo. Sam estaba sentado contra la pared de enfrente, sus rodillas pegadas a su pecho y la cabeza colgando entre ellas. Cuando me escuchó jadear, miró hacia arriba. Tenía un aspecto terrible. El agotamiento y el estrés habían grabado cavidades púrpuras bajo sus ojos.

—¡Sam! —Me lancé a través de la puerta y corrí hacia él, cayendo de rodillas.

Maniac || Hyunlix✔Where stories live. Discover now