Cap 30

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El siguiente mes pasó por una agonizante farsa de clases,papeles de investigación, y persistentes seminarios de amor duro solo para caer en mi vacía cama cada noche a llorar hasta quedarme dormido. Me había reusado a cambiar las sábanas que todavía olían como él.

Debería de haber estado eufórico porque mi tesis sobre la amnesia fuera a ser presentada en el número del próximo mes de Problemas de la Psicología, pero estaba destrozado por perder a Hyunjin. Me encontré deseando, no por primera vez que yo fuera el de la amnesia.

Olvidar todo los recuerdos dolorosos y desecharlos en el olvido sería malditamente agradable. Por desgracia, la vida era una cruel bastarda y, claro, no olvidé milagrosamente el dolor.

No olvidaba la sensación de él saltando a la cama a altas horas de la noche después de pintar y enredando su cuerpo alrededor del mío, o la forma adormilada en que me despertaría con besos detrás de mi cuello en la mañana. Ni siquiera olvidé la esencia de su crema de afeitar en el baño humeante después de su ducha. Ya que soy como un masoquista que ama el dolor, empecé a comprar la misma marca que él tenía y a usarla para afeitarme las piernas.

De otras pequeñas maneras, había aprendido cómo vivir con el doloroso hueco en mi pecho. El primer paso fue deshacerme de todas esas malditas pinturas de Sam. Encontraron un bonito hogar en el contenedor detrás de mi edificio. Consideré tener una sesión espiritista y quemarlas, pero no pude forzarme a destruir tan descaradamente algo que él había creado.

También le había pedido finalmente a Jisung que acogiera a Tom, ya que verlo arañando en la puerta era un recordatorio diario de cuan doméstica se había convertido mi vida con Hyunjin antes de que fuera arrancado de mi lado tan rápido. Jisung había aceptado, y sus gatos ahora lo sobrepasaban completamente en número por tres a uno.

La repentina desaparición de Hyunjin de mi vida había hecho que sentimientos de hace mucho tiempo resurgieran. Mi mamá había sido arrebatada de mi vida cuando tenía seis años, debido a un accidente de auto.

Y me encontré llamando a mi papá más a menudo que antes, solo para decir hola o para asegurarme de que estaba bien. Él podría no haber sido nunca el hombre que desearía que fuera, pero seguía siendo mi papá, y lo amaba.

Mi teléfono vibró otra vez contra la mesa del comedor. Jisung había insistido en que esta noche era mi reintroducción en lo salvaje, y sabía que no podía ignorarlo por más tiempo. Levanté varios montones de papel en un intento de localizar mi teléfono. Revisé el identificador de llamadas, pero era un número que no reconocía. Bajé el teléfono y continué trabajando, deseando terminar mi correo a los estudiantes de maestría molestos por su calificación en el trimestre de Kim antes de que Jisung llamara diciendo que estaba aquí para recogerme.

Después de darle clic y enviarlo el correo, fui a cambiarme. Ahora era seguramente otoño en Chicago y el último fin de semana había desempacado todos mis suéteres y bufandas de la caja de lino que había debajo de mi cama. Saqué un par de vaqueros oscuros lavados, y un ajustado suéter de tejido gris. Sabía que Jisung se quejaría, pero como fuera, si iba a salir esta noche iba a estar cómodo.

Esperando escuchar el teléfono otra vez, no pude ubicar el ruido al principio. Era el timbre de la puerta. Alguien estaba tocando el timbre de las escaleras. Jisung debía de estar aquí después de todo. Corría hacia la puerta y presioné el botón de llamar. —Estoy ahí en un segundo, Sung.

—¿Felix? —Su voz avanzó en silencio, y directo hacia mi corazón.

Hyunjin.

Abrí la puerta, y me apresuré a bajar las escaleras hacia el sonido de su voz. La anticipación de verlo por primera vez en un mes me hacía estremecerme. Sin embargo mi excitación rápidamente se desvaneció, para ser remplazada por el miedo. ¿Qué pasaba si él estaba aquí para decirme que había regresado oficialmente con Sam?

Vacilé por un segundo antes de abrir la puerta y dejé salir una profunda exhalación. Yo era fuerte. Podía hacer esto. Aún si no pudiera, siempre habría alcohol para adormecer el dolor.

Cuando salí, Hyunjin estaba apoyado contra el lateral del edificio mirando hacia abajo, hacia el pavimento, sumergido en sus pensamientos.

Cuando levantó la cabeza y me observó, una lenta sonrisa se extendió por sus labios. Quería correr hacia él, lanzar mis brazos alrededor de su cuello, respirar la esencia de su pecho, pero mis pies se quedaron plantados en la acera. Curvó sus manos en un puño, y lentamente las soltó, provocando que las venas de sus antebrazos resaltaran. Mirándolo a los ojos, noté que la piel debajo de ellos estaba marcada por círculos oscuros. ¿Había estado durmiendo? Expulsé el pensamiento de mi mente, ya que no era mi problema nunca más. Él había escogido irse.

No dijo durante varios segundos; solo se quedó perfectamente quieto, todavía observándome como si yo fuera la cosa más fascinante en el mundo. Bien vestido y bien afeitado, usando vaqueros oscuros, una camisa de botones y chaqueta oscura, tenía buen aspecto. Más allá de ese pensamiento, podía decir que no había estado durmiendo bien. Sus ojos estaban tempestuosos y ensombrecidos con vacíos oscuros.

—Hola. —Ofrecí finalmente, sintiéndome cohibido bajo su escrutinio.

La expresión de su rostro se suavizó, y dejó salir una nerviosa risita bajo su aliento. —Hola.

Me permití tomar una profunda respiración y sentí algo de tensión evaporarse de mis hombros.

Sus ojos vagaron desde los míos, hacia abajo , sobre mis caderas y piernas, y fijándose en mis pantorrillas, cubiertas con las botas a las que una vez fue aficionado. Él tragó saliva con fuerza. —Luces bien.

—Gracias —respondí en un tono entrecortado. ¿Por qué estaba aquí?

Miró mi ropa y frunció el ceño. —¿Te dirigías a algún lado?

Sacudí mi cabeza. —Me iba a encontrar con Jisung, pero... solo espera aquí. —Corrí a toda velocidad subiendo las escaleras y agarré mi teléfono. Tecleé un terriblemente mal escrito mensaje de texto diciéndole a Jisung que algo había pasado y que le explicaría después, entonces corrí de regreso escaleras abajo.

Él estaba parado en la acera a varios metros de donde lo dejé. —¿Me acompañarás a caminar? Estaba esperando que pudiéramos hablar.

Necesitamos hablar podría ser el código para gracias por asegurarte de que yo no era un indigente, fue un gusto conocerte, o podría ser el código para se mío por siempre Mi estómago se retorció en un doloroso nudo. — Claro. —Me las arreglé para decir.

El sol estaba comenzando su descenso nocturno y el cielo estaba pulido con un lindo tono rosa. No tenía ni idea de adónde nos dirigíamos, pero me resistía a romper su concentración, y en su lugar lo seguí, caminando a su lado, tratando de encajar su determinado paso en silencio.

Llegamos a lo que lucía cómo una escuela y Sam se detuvo y se paró frente al edificio.

—¿Qué estamos haciendo aquí? —Lo miré.

Él me tomó por los hombros, girándome hacia la derecha. Mi aliento se quedó atrapado en mi garganta. Era su mural. Reconocería su estilo en cualquier parte. Comencé a caminar hacia este, necesitando acercarme.

Maniac || Hyunlix✔Where stories live. Discover now