✧ ⎯ diez

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peleitas de parejita

ADA —

Dos semanas, pasaron exactamente dos semanas de ese jodido beso. No había tocado el tema con Tom, mejor dicho, no había hablado con Tom. Intentaba evitarle a toda costa, cada vez que se acercaba para hablar conmigo como de costumbre, yo salía corriendo con la excusa de que necesitaba ir al baño o algo parecido. Este comportamiento pareció molestarle bastante, pues los últimos días notaba como me molestaba más de lo normal y de una forma más "seria".

No había sido muy complicado alejarme de Tom, no tuvimos más entrevistas juntos y solo me lo cruzaba cuando nos reuníamos todos, por lo que no tenía que hablar necesariamente con él. El problema empezó cuando intenté hablar con él, a decir verdad me sentía un poco culpable, y con motivo, le había besado como una loca y ahora huía de él a toda costa. Tendría que estar muy confundido.

Aproveché la hora del almuerzo para ir junto a él y pedirle que hablásemos en privado, Tom siempre que terminaba de comer se iba a su habitación sin esperar a nadie, así que cuando se terminó su comida fui tras él.

—Tom —lo llamé. Al ver que fui totalmente ignorada toque su hombro—. ¡Tom!

Vale, yo había evitado su existencia por dos semanas, ¡pero me estaba dignando a hablar con él para pedirle disculpas! Tampoco era como para hacer como si no estuviera ahí.

—¿En serio vas a ignorarme? —pregunté mientras me colaba en su dormitorio detrás de él.

Su actitud empezaba a enfadarme. Él solo se sentó en los pies de su cama y encendió la televisión. Me puse en frente de esta, tapándole la visión, soltó un bufido y finalmente me miro a los ojos con una clara molestia.

—¿Se puede saber que te pasa conmigo?

—Qué te pasa a ti, llevas dos semanas ignorándome y ahora me hablas como si nada —respondió a la defensiva.

—Bueno, pero he venido, además, tengo mis motivos para ignorarte.

—¿Ah, si? Pues dímelos —dijo mientras se levantaba, haciendo que tenga que elevar la vista por la diferencia de altura.

—Los motivos son lo de menos, la cosa es que vengo a disculparme por no hablarte antes.

—No te perdono —Pensé que lo había dicho de broma, pero su expresión era completamente seria, demostrando lo contrario.

—¿Qué? ¿Es en serio?

—Totalmente.

—Eres un inmaduro y un tonto —dije ofendida, dándome la vuelta para salir de aquel lugar.

—¿Como me has llamado? —cuestionó, agarrándome del brazo para evitar que me fuera.

—¿Ahora también eres sordo? —Intenté demostrar que no me intimidaba, en verdad me estaba matando con la mirada. Me sentía diminuta a su lado, el tono de voz que había usado, su metro ochenta comparado con mi metro sesenta y sus ojos penetrantes ponían nervioso a cualquiera—. Te he dicho que eres un tonto y un inmaduro.

—Repítelo —ordenó. El hecho de que estuviera como una furia por insultarle se me hacía gracioso y el tono en el que me pedía que lo dijese otra vez me volvía loca, y no en un sentido terrorífico.

—Eres un tont...

Sus labios callaron los míos con un rápido y corto beso, después se alejó despacio sin apartar sus ojos de los míos y salió de la habitación en silencio. Me dejó ahí, estática. Pasé las yemas de mis dedos por mis labios, la sangre estaba subiendo a mis mejillas con más velocidad de la que me gustaría, mis piernas empezaban a flaquear y mis tripas a revolverse.

CANCELADA! ⋆ 𝐩𝐨𝐥𝐚𝐫𝐨𝐢𝐝 ⋆ tom kaulitzWhere stories live. Discover now