✧ ⎯ catorce

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simplemente, capítulo catorce

ADA —

Esta vez no me alejé de Tom por culpa de aquel beso, sólo no volvimos a tocar en tema y seguimos como si nada hubiera pasado.

Ese día se quedó a dormir en el sofá y al despertar ya no estaba, Georg se lo había llevado a su casa —ninguno de los dos me dijo esto, fue Bill quien me avisó—.

( . . . )

Nuevamente, no había nadie en mi casa y yo me aburría demasiado como para quedarme allí, por lo que me arreglé y salí en dirección a la casa de Gustav. Tenía pensado salir de fiesta y sacar cualquier pensamiento romántico sobre cierto chico, así que me vestí con una falda negra pegada al cuerpo y una camiseta escotada del mismo color.

¿Iba a salir de fiesta por la mañana? Eso no fue algo en lo que pensé hasta que estaba en la puerta de la vivienda de mi amigo. En fin, salir, iba a salir, aunque fuera para desayunar.

Al llegar me recibió la madre de Gustav, cosa que me sorprendió.

—¡Ada, hola! —saludó amablemente—. No sabía que tu también vendrías. Pasa, querida, están arriba.

¿Cómo que 'yo también'?

—Gracias, señora Schäfer —dije adentrándome en el hogar.

Subí las escaleras hasta la habitación de Gustav, la puerta estaba entreabierta, por lo que pude oír su conversación. Iba a llamar antes de entrar pero me quedé absorta escuchando de que hablaba y con quien.

—¿Pero entonces que le regalamos?

—No lo sé, ¿qué cosas le gustan?

—¡A mí no me mires, yo que voy a saber!

—Eres su hermano, Georg. Como no lo sepas tú, vamos mal.

—Sí, soy su hermano, pero vivo con ella desde el mismo tiempo que vosotros la conocéis, estamos igual.

—¿Tú no vas a decir nada, Tom?

¿Tom está ahí?

Pude reconocer sus voces, eran Gustav, Georg, Bill, y al parecer, Tom. Él no había hablado en toda la conversación.

—Yo tengo mi regalo decidido, no me hace falta decir nada.

—¿Ah, sí? ¿Y qué le vas a regalar?

—¿No es obvio? Una caja de condones.

—No hablaras en serio, ¿no? —Se quedaron en silencio unos segundos, supongo que Tom no respondió verbalmente—. Eres un completo idiota, Thomas.

—¡Qué no me llames Thomas!

—¿Y tú quieres conquistarla? ¿Con condones? No sabes nada de amor...

—¡¿Quieres conquistar a mi hermana, Tom?!

—No, no, para nada, solo era una bromita, no le voy a regalar condones.

—Más te vale.

¿Ha dicho conquistar? ¿Tom me quiere conquistar? ¿A MÍ?

CANCELADA! ⋆ 𝐩𝐨𝐥𝐚𝐫𝐨𝐢𝐝 ⋆ tom kaulitzWhere stories live. Discover now