Katja

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Cercanías de Huedin. Imperio Austro-húngaro (Actual Rumania) Otoño 1895

Había pasado dos días desde el incidente, sin embargo, aún no reaccionaba. Seguía viva, eso era indudable pero aparte de eso no había otra seguridad. La herida en la cabeza ya había cicatrizado bastante, la hinchazón también estaba remitiendo. Las dimensiones del cráneo de la chica estaban acercándose a parámetros normales. Con mucho esa era la herida que más le preocupaba. Cabía la posibilidad que tuviera lesiones cerebrales irreparables y quedaran algunas secuelas en sus capacidades motrices o de comunicación. Él, Augustus Albanius, se había detenido y levantado un improvisado campamento cerca del rio Somes Pequeño, mientras ella se recuperaba lo suficiente para continuar el viaje.

Era un paraje bastante pintoresco. En una curva del río alguien había instalado una pequeña cerca, de unos veinte metros de largo. Se veía muy bonita, adornaba el panorama, no entendía que función podría tener. ¿Acaso era vestigio de una cerca más larga y resguardaba alguna construcción? Era difícil saberlo. No había a quien preguntar y en el fondo era algo que debía agradecer. La soledad del paraje. Unos pocos árboles, altos y de tallo recto, proporcionaban una efímera sombra. En contraste con el frondoso bosque al otro lado del río, cuyos interiores se perfilaban oscuros, aunque no sombríos, su aspecto era más bien tranquilo. La hierba se encontraba bastante corta, el ambiente era fresco y tener una fuente de agua cerca representaba una ventaja. ¿Por qué había intentado convertirla? ¿Por qué a ella y no a los otros? Intuición, sexto sentido, incomprensible razón que de seguro tenía más base en el sentimentalismo que avanzadas conclusiones metafísicas.

La observó. Era difícil no encariñarse con ella a primera vista, tan pequeña y tan grácil, era más cabello que gente; pero le inspiraba de alguna manera afección y cariño. Se sentía algo pueril, ¿será que así sienten los padres? Se preguntó. Para luego es cierto que se estaba haciendo viejo. Muy viejo. No debería estar perdiendo el tiempo en pensamientos tontos. Mejor era ser práctico. Y si tocaba hablar de cosas prácticas, el vestido que había rescatado del incendio para ella, era lo contrario. No hubo tiempo ni contexto para aplicar alguna regla de selección y ahora tocaba aceptar las consecuencias. Resultó ser uno de esos típicos trajes gitanos del sur de Hungría, un Kalotazeg, con varias capas de tela en sus faldas, una multitud de bolsillos y adornos, bisutería, botones; era ardua tarea decir si el vestido era negro, blanco, amarillo, verde o rojo; había tantos colores, estampados, bordados, parches. No había logrado encontrar un gorro cuando estuvo hurgando entre los restos quemados, hacía algo de frío y adonde se dirigían haría más frío aún. Envuelta, en medio de todo el despliegue de tela y encajes, había encontrado una pequeña caja. Contenía un violín, algo desvencijado pero funcional, tenía unas marcas en su mástil, de las cuales solo pudo descifrar la letra K como inicial. Decidió guardarlo y llevarlo consigo, no era un objeto indispensable, pero tampoco ocupaba mucho espacio. Era como ella: menudo y liviano. La ropa original de la chica, estaba manchada de sangre y llena de jirones, no servía, hubo de ser desechada. Ahora, el vestido, práctico o no, debía cubrirla. No debía viajar con ella medio desnuda y menos con esa herida en la cabeza. La discreción siempre era importante, por más solitarios que fueran los parajes adonde se encaminaban.

Antes de continuar le hizo un pequeño chequeo, el brazo derecho parecía estar sano, la fractura ya estaba soldada, pero le dejaría un poco más de tiempo el entablillado, igual ocurría con su pierna izquierda. Le tocó el torso con cuidado, no tenía costillas rotas, el corte en su costado izquierdo, hecho con alguna daga o puñal, estaba cerrado por completo. Los múltiples moretones y magulladuras eran cosa del pasado. La conversión había sido exitosa y su rápida recuperación era una prueba fehaciente. La fase inicial de la transformación era así, básica en su comportamiento. Primero arreglar lo que esta malo y luego a hacer los cambios más profundos.

Raza Oculta I El Secreto del AguaWhere stories live. Discover now