CAPÍTULO DIEZ: ALFAS DEFECTUOSOS

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JungKook se encontraba en ese momento caminando a través de una tienda de conveniencia que quedaba en la esquina de la cuadra en donde vivía, una pequeña cesta en mano y sus ojos fijos en el envase de leche que había escogido, buscando la fecha de caducidad. Su cabeza no estaba del todo en esa tarea sin embargo, ya que no había dejado de pensar en que TaeHyung no le había contestado el mensaje que le dejó el día anterior y no estaba seguro de si él debería insistir o tenía que esperar a que el otro se comunicara.

Lo último que sintió a través del supuesto lazo que tenía con HoSeok era la sensación de calor típica de estar excitado y asumió que seguramente la pareja seguía tratando de molestarlo, lo bueno es que no continuaron después de que le envió el mensaje al alfa, así que sabía que lo había leído y aunque aquello podría demostrar un poco de compasión de su parte, también le enojaba porque no le había respondido nada ni en ese momento ni esa mañana, pero qué más daba, se notaba que TaeHyung no estaba ni medianamente interesado en hablar con él de todos modos.

«Idiota», pensó con resentimiento.

En parte, deseaba que la situación acabara pronto, pero al mismo tiempo se sentía demasiado intrigado, así como admitía que era lo más interesante que estaba pasando en su vida actualmente. Es decir, ¿cómo fue posible formar un lazo con un omega marcado? Estaba seguro de que aquellas cuestiones eran tan complejas como para ser imposibles y después de darle un rápido vistazo a Google tuvo la misma respuesta, así que estaba en blanco; varado en mitad de un desierto de incógnita que lo dejaba despierto por las noches.

Lo peor del asunto es que ni siquiera podía hablar con sus padres sobre el tema y ver si ellos con su experiencia adulta podrían aconsejarle sobre sus siguientes movimientos, mucho menos podía acudir a alguno de sus amigos de la secundaria porque ninguno de ellos se sentía realmente cercano a él y no sabía cómo tocar el tema sin que comenzaran a reírse de sus desgracias.

Amigos, al fin y al cabo.

Él estaba solo, y la mayoría de las cosas estaban en manos de TaeHyung y HoSeok, él sólo era un mocoso inexperto harto de sentirse como si el control de todo se le resbalara de las manos tal cual arena fina.

Sin embargo, ahora que se lo preguntaba, ¿cuándo se había sentido en control realmente?

—Hola, vecino contador —una voz ajena lo sacó de su burbuja y cuando se giró, se encontró con su vecino llevando una canasta también, pero llena de golosinas.

YoonGi era media cabeza más bajo que él, pero lucía un poco más intimidante con el tipo de ropa que llevaba encima; todas las veces que lo había visto llevaba pantalones holgados y botas negras con plataforma, piercings en sus orejas y en su labio, ojos felinos y camisetas de color negro. Aun así, su rostro lucía adormilado y una pequeña sonrisa relajada lo decoraba, contrastando un poco con el aura que había a su alrededor. Ese día, sin embargo, sólo llevaba una camisa holgada de color blanco y un par de pantalones de chandal, lo cual seguramente era su pijama y JungKook lo entendía porque él estaba igual; sólo usando un par de shorts y una camisa sin mangas.

—Oh, hola —sonrió amistoso y se hizo a un lado cuando el alfa contrario hizo amago de abrir el refrigerador para tomar un yogurt de fresa—, ¿qué tal?

—Todo bien, ¿y tú? Estuviste mirando el envase de leche como por... dos minutos —le preguntó casual y JungKook sintió su cara enrojecer un poco por el hecho de haber sido visto en medio de su pequeña crisis.

—Ah, ¿eso? —rió nervioso y dejó la leche en la canasta—. Sólo ando distraído por la universidad...

«Y por el idiota petulante que conocí en ella», su cabeza le recordó.

Un poco común triángulo amoroso ♡ vhopekook ❀ omegaverseDove le storie prendono vita. Scoprilo ora