Desafiando al destino

7. "Menos mal, ya no te aguantaba"

—¡Así no! —Elevó mi tono de voz.

—¡Pero no me grites! —Gavi hace lo mismo.

—¡Es que no me estás entendiendo!

—¡Explicas muy mal!

—¿Sabes que?

—¿Que? —Me mira cansado.

—Anda a estudiar solo, o mejor ni lo hagas y desaproba. —Me intentó ir.

—No te vas a ningún lado, linda. —Mi papá me detiene sentándome otra vez.

Pedri y Ferran se reían de nosotros desde el sillón. Cuando los veo arrugo un papel y se los tiro dándole en la cara al canario.

Mi papá me obligó a ayudar a Gavi con matemática y como no, los otros dos venían de metidos.

¿Que no tiene que hacer cosas de futbolistas y eso?

—Deja de hacer eso con la lapicera y prestame atención. —Le saco el objeto de las mano bruscamente.

—Calmadita eh. —Me señala el sevillano.

Comienzo a explicarle otra vez y veo como asiente claramente pensando en cualquier otra cosa que no sea esto. Me enoja mucho, estoy desperdiciando mi tiempo y no me podía ir porque tenía a mi papá de protector.

—Concentrate, Pablo. Por favor. —Suspiro.

De la nada los cuatro me miran raro y yo los miro buscando cualquier tipo de explicación.

—Parece que hayan visto un fantasma o algo. ¿Nunca vieron estos temas en matemáticas? —Pregunto extrañada.

—¿Lo llamaste Pablo? —Ferran abría exageradamente la boca.

—Su nombre ¿no? —Pregunto extrañada.

—Nadie nunca le había dicho así. —Confiesa Pedro.

—Ni siquiera su madre. —Me hago la sorprendida y después le pongo mala cara.

—No pasa nada, sigamos. —Pablo hace como que no le importo pero sigue sorprendido.

Tres horas más tarde pude hacer que entienda en donde estábamos parados. En verdad era muy inteligente, solo no me tomaba en serio.

—Bueno eso es todo por hoy. —Digo suspirando.

—Menos mal, ya no te aguantaba. —Se levanta con sus cosas.

—Ey. —Advierte mi papá.

—Gracias. —Dice Gavi volteando los ojos.

—Así si dan ganas de ayudarte eh. —Bromeó.

—Basta. —Xavi pasa por entre medio de nosotros y nos empuja suavemente con los dedos en la frente.

—Vamos a prepararnos para hoy, los vemos allá. —Pedri nos saluda.

—Tenes que pasar a buscarme. —Le recuerdo.

—Cierto. —Me sonríe señalándome.

—¿No puedes ir con tu padre? —Gavi me mira mal bromeando.

—¿Te importa tanto con quien vaya? —Hago puchero también bromeando.

—Me importa si estás en el mismo coche en el que yo estaré. —Copia mi acción.

—Gracias a ustedes no quiero hijos. —Ferran niega con la cabeza.

—Pues mejor, a ver si te lo tendremos que cuidar nosotros. —Gavi hace la señal de la Cruz. —No por favor, dios me libre y me guarde.