15. "Eso no"

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—Val, tranquila. Si te estresas nunca nos va a salir. —Enzo me abraza y yo solo suspiro.

Hace dos semanas que esto no estaba yendo para nada bien. No me salían los trucos y solo podía estresarme y llorar.

—Yo sé que tú puedes, pero con paciencia, ¿si?

Asiento y comenzamos otra vez.

••••••••••••••

Al salir veo el auto de mi padre y voy hacia él.

Al abrir la puerta del acompañante veo que está ocupado por Gavi... hace semanas que no lo veía. Desde el beso más específicamente.

Me subo atrás y dejo el bolso de malas maneras.

—Hola, ¿cómo te fue? —Pregunta papá.

—Horrible. Solo quiero irme a casa. —Digo con la voz cortada por las ganas de llorar.

Eso hace que Gavi me mira rápidamente con el ceño fruncido, no se lo esperaba.

—¿Paso algo con Enzo? —Pregunta papá.

—Pa, solo quiero irme a dormir. —Suspiró.

—Bien. —Sé que todavía tiene la duda pero no me pregunta nada y lo agradezco.

No puedo evitar llorar y es evidente por el ruido que hago al sobarme la nariz. Gavi extiende su mando y agarra la mía, pero no lo miro. No quiero que me vea llorar.

Llegamos a mi casa, me sorprendió que no dejemos a Gavi en la suya pero no pregunto nada.

Bajo del auto y veo como los dos me miran pero voy hacia la puerta sin dirigirles la palabra. Mamá abre la puerta y su sonrisa cambia por una cara de preocupación.

—Estoy bien. —digo solamente para luego ir a mi habitación.

Al pasar por el comedor veo a todos los chicos en la mesa.

El día que pueda estar en mi casa llorando sola sin que estén los del equipo voy a ser feliz.

¿Val? —Pregunta Pedri.

Yo solo los ignoro y voy hacia mi habitación escuchando cosas como "Val para" "¿estás bien?" "¿te han hecho algo?"

Me tiro en mi cama y comienzo a llorar ahora si. Nada me estaba saliendo bien y no sabía que hacer.

Escucho como la puerta se abre.

—¿Tan difícil es dejarme sola? —Digo cansada.

Nadie contesta así que me doy vuelta.

—Yo también tengo días así, Val. —Pablo se sienta a mi lado.

—¿Así como? A ustedes todo les sale bien, y sino, no pasa nada, nadie los juzga.

—A ti tampoco te juzgan, Valen. Y no, no todos los días me salen las cosas como me gustaría.

No digo nada, solamente abrazo mi almohada y la doy la espalda al chico que seguía mirándome.

—¿Pasó algo con ese Renzo? —Pregunta suavemente.

—Enzo.  —corrijo.

—Bueno eso, Rodolfo. —Dice de mala manera. —contesta mi pregunta.

—No pasó nada con él.

—¿Estás segura?

—Pablo, ya les dije. No me están saliendo bien los trucos y hasta me caigo sin sentido alguno, necesito estar bien porque la competencia que tenemos es importante. Me estresa que no pueda darle a Enzo lo que se merece, porque a él si le sale todo bien. Quizá es mejor que se busque una nueva compañera...

Desafiando al destino Where stories live. Discover now