22. "Patético"

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Narra Valentina.

— ¿A quién mierda se le ocurrió esto? —Digo al ver la altura de los toboganes.

—Creo que ni hace falta decirlo. —Pedri se ríe.

Todos miramos a Ansu y este sonríe.

—No es para tanto, lo que pasa es que vosotros sois unos cagados. —Nos saca la lengua y se adentra en el parque.

—Pues eso, que uno de vosotros saldrá lesionado de aquí. —Sira los señala para advertirles.

Yo no podía lesionarme. Ni pensarlo, así que me comprometí a hacer todo con cuidado.

— ¿a cuál vamos primero? —Ansu aplaude emocionado.

—Yo creo que primero deberíamos acomodar nuestras cosas. —Propone la Sira sonriendo.

—Pues que aburrida que estás tú hoy, ¿Ferri no te ha dado el polvo mañanero? —Ataca el moreno.

—Que te den, idiota. —La española le saca el dedo.

—Ya, ya. —Gavi hace un gesto de taparse los oídos, como pidiendo paz.

Caminamos hacia la zona de relax y dejamos nuestras cosas en algunas hamacas.

—Ferran, no te lo diré de nuevo, déjame ponerte crema que luego no paras de lamentarte. —Sira lo regaña.

El valenciano suspira, rogando ayuda.

Mi mirada se choca con la de Pedri y lo señalo para luego hacerle una seña que venga.

—Vos también. —Sonrío.

—Joder.  —Suspira.

Cuando termino busco a mi siguiente víctima.

Miro a Gavi y ya sabe lo que tiene que hacer por la cara que pone.

Se siente delante de mí y deja que le esparza el protector por todos lados.

—parecen niños pequeños. Es protector no va a matarlos. —revoleo los ojos.

—¿A mí nadie me pone? Yo también necesito. —Ansu hace puchero ganándose un golpe de Ferran.

Después de eso todos los chicos corren a los juegos y Sira y yo reímos.

— ¿Quieres ir por algo de tomar? —pregunta colocándose los lentes de sol.

—Por favor, muero por un liquidado. —Sonrío

Caminamos hacia un restaurante dentro del parque y nos pedimos nuestras bebidas.

—Luego necesito que me ayudes con una sorpresa para Ferran. —dice mi amiga emocionada.

— ¿Qué sorpresa? —pregunto intrigada.

—Pues nada, que le pediré salir de forma oficial. —sonríe.

Suelto un mini grito y ella me pellizca para que haga silencio, a lo que ambas nos reímos.

Al final nos peleamos un poco por quien pagaba, como siempre, pero termine ganando así que nos dirigimos a donde estaban los chicos.

Desafiando al destino Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora