Capítulo 9

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Pronto la primavera llegó, la pareja ya llevaba tres meses de matrimonio y estaban más que felices, habían tenido ya su primera pelea debido a una tontería con el orden de los productos del baño, se podría decir que Hoseok siempre hacia su arreglo personal y dejaba un desorden y cuando Tae despertaba el baño era un desastre. Tae se molestó por ello y Hoseok se defendió diciendo que eso lo hacia la señora Choi y que él no tenía por qué molestarse en hacerlo si no quería, fue cuando Tae explotó diciéndole que ya no era un niño que hiciera sus cosas el mismo que no fuera holgazán, ¿Cómo termino aquello? Con Hoseok durmiendo en la oficina y Tae llorando toda la noche por su ausencia. Al día siguiente cuando Hoseok regreso a darse un baño encontró a Tae llorando hecho una bolita en la cama, rápidamente se acercó a abrazar a su esposo se pidieron disculpas y desde entonces el mayor es más ordenado levanta su ropa, sus toallas, ordena sus cremas de afeitar, sus cremas de rostro y cuerpo, sus lociones y cepillo de cabello, cierra la tapa de la pasta dental y la pone en su lugar para finalizar limpiando el espejo así cuando Tae entra al baño este está ordenado y limpio.

Tae siguió con sus clases de arte y todo iba muy bien en las mañanas Hoseok se iba a la oficina y unas horas después se iba Tae con el chofer a la universidad y cuando salía Hoseok iba a recogerlo en su flamantísimo deportivo. Miles de preguntas lo habían recibido al inicio de curso, de porque no había dicho que se casaría con el heredero millonario Jung, que si estaba embarazado y que por eso se había casado, miles de preguntas que lo marearon pero gracias a que su amigo estaba cerca no continuaron, Jimin estaba en la misma facultad de arte pero el en la de danza contemporánea.

Todo estaba resultando de lo mejor para los Jung.


🌼🌼🌼🌼


Esa noche Hoseok despertó queriendo abrazar a su esposo pero grande fue su sorpresa al encontrarse su lugar vacío, buscó en el baño pero tampoco estaba ahí. Bajó a la cocina y no estaba, estaba a punto de regresar a buscar a otro lado cuando vio luz por la rendija de la puerta de la alacena, así que decidió ir a ver por qué estaba la luz encendida, tal vez la señora Choi la había dejado encendida por accidente. Cuando entró pudo por fin encontrar a su esposo el cual estaba sentado en el piso del lugar con una caja de galletas entre sus manos y aun lado de él tenía una bolsa de frutos secos ya vacía.

- ¿Tae qué haces? - el menor se asustó al oír la voz de su esposo.

- Ay dios, Hobi me asustaste.

- ¿Qué haces aquí? Son las 3 de la mañana.

- Es que tenía hambre vine por un vaso de leche pero se me antojaron unas galletas y... están deliciosas, ¿quieres? - le ofreció la caja de galletas de avena pero al tenerlas cerca el olor de estas no le agrado a Hoseok.

- Tae, ¿De dónde tomaste estas galletas?

- De ahí - señaló una pequeña canasta que estaba en un estante apartado de toda la demás comida.

- ¡Tae ya no te comas eso! - se las arrebató.

- ¿Por qué? - Tae quiso recuperar la caja pero Hoseok la alejó más del menor.

- La señora Choi pone en esa canasta las cosas que ya están pasadas y las lleva al patio para que se las coman los pajaritos y ardillas.

- ¿Qué?

- Que te estas comiendo galletas caducadas Tae.

- Entonces... ay dios, los frutos secos también los saque de ahí.

- Por dios Tae - Hoseok suspiró y miro hacia el techo.

- No sabía - el menor de pronto empezó a sentir un dolor de estomago

En Su Lugar Where stories live. Discover now