Capítulo 6

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-¡Aitana te juro que como no salgas te arrastro de los pelos!- me dijo Elena por la otra línea del teléfono

Llevaba gritándome unos minutos debido a que estaba fuera de mi casa y el coche de su madre estaba aparcado frente a mi casa. Yo iba de un lado para otro terminando de echar todo lo indispensable en el bolso que llevaría hoy al estadio. 

Llegaba tarde. Lo admitía, ¡pero no lo hacía aposta! 

-En unos segundos salgo, lo prometo- dije intentando calmarla 

Escuché como resoplaba y me colgaba. Una de las pocas cosas que Elena odiaba de mi era que fuera tan impuntual, pero era un defecto que llevaba conmigo toda mi vida y por mucho que hubiera intentado cambiarlo, nunca lo había conseguido. 

Me miré en el espejo de cuerpo entero que tenía en mi habitación por última vez.

Unos vaqueros ajustados blancos cubrían mis piernas. Llevaba una camiseta del barça con el dorsal y el nombre de cuando Neymar jugaba en el equipo blaugrana. Podéis imaginaros el tiempo que tenía. Pero era un regalo que me hizo mi padre cuando se dió cuenta del amor que le tenía al equipo que él mismo me había enseñado a amar. 

Salí pitando de mi casa y me subí rápidamente al coche de la madre de Elena. Su madre me miraba divertida, Elena algo irritada y agobiada. Era demasiado puntual para alguien como yo. 

-Elena, todavía falta una hora y media para el partido- dije, intentado calmarla

-Hay que ir con tiempo Aiti

Bueno, al menos ya me llamaba por mi apodo. Era un avance. El trayecto en coche fue rápido y ambas nos bajamos del coche cuando la madre de Elena nos dejó frente al estadio. Elena cogió mi mano para guiarme ya que las veces que había entrado en este estadio había sido en butaca normal. Esta vez iba a las gradas reservadas para familiares y parejas.

Mi mejor amiga se paró frente a un chico. Este le pidió las entradas y tras revisarlas nos colgó una acreditación del cuello y abrió la puerta para nosotras. Yo miraba a todos lados asombrada mientras Elena a mi lado iba de lo más tranquila. Creo que no hacía falta decir que el dorsal y el número de su espalda eran los de su hermano, ¿no?.

Una vez llegamos a nuestros asientos en las gradas, Elena se sentó mientras yo admiraba el estadio desde una vista totalmente nueva para mi. El campo se veía espectacular desde aquí. Podías ver perfectamente el campo entero sin ningún obstáculo de por medio. 

-Te brillan los ojos- murmuró Elena desde su posición

Aparté mi vista del campo y la miré fijamente. Finalmente me senté y la volví a mirar el estadio, el cuál se empezaba a llenar.

-Ya sabes que amo esto, y vivirlo desde aquí es...- negué con la cabeza, sin poder encontrar las palabras

Elena pasó un brazo por mis hombros, abrazándome de lado. La miré de reojo y vi como me sonreía.

-Me encanta ver ese brillo en tus ojos

Le sonreí y la gente se levanto aplaudiendo mientras recibían a los jugadores. Sonreí un poco al ver a los chicos con los que había compartido momentos graciosos en la fiesta de organizó mi mejor amiga hace poco. Sin poder evitarlo mi sonrisa aumentó al ver salir a Pablo. 

Cuando el partido comenzó la ya conocida ola de nervios me invadió. Los chicos no estaban jugando mal pero el Mallorca también jugaba duro y no parecía estar dispuesto a perder. Cogí la mano de Elena cuando el balón quedó en los pies de Pedri y este salió corriendo con el. Miró a sus lados rápidamente y se la pasó a Pablo rápidamente. 

Pablo no dudo en correr como si no hubiera un mañana, la verdad es que jugando a fútbol era bastante agresivo y no le importaba llevarse por delante a quien fuera. Mientras miraba a sus lados intentando buscar un jugador a quién devolverle la pelota. 

Mis ojos se abrieron por la sorpresa y me levanté del asiento cuando vi como un jugador del Mallorca lo arrollaba sin piedad. Escuché un grito ahogado por parte de Elena y yo fruncí el ceño, enfadada. 

-¡Serás hijo de puta! ¡Cabrón!- grité sin poder evitarlo

Sabía que no estaba bien insultar a nadie pero el fútbol ponía todas mis emociones a flor de piel y me alteraba cuando cualquier jugador de mi equipo sufría faltas como estas. 

Los compañeros de Pablo se empezaron a acercar a él y algunos jugadores del Mallorca también lo hicieron. En las pantallas se podía ver como Pablo estaba tendido en el césped mientras le tocaban el gemelo derecho. Sus muecas de dolor hizo que Elena se pusiera más nerviosa. 

El arbitro le sacó tarjeta amarilla, me pareció poca cosa para la falta que había sido, pero al menos le había sacado algo al gilipollas ese. Unos minutos después que se nos hicieron eternos tanto a Elena como a mi, Pablo se levantó y pudo continuar. No pude evitar suspirar aliviada. 

El partido continuo sin más faltas como esa y con la victoria del equipo blaugrana. Me levanté de un salto del asiento y solté un grito algo agudo, emocionada. 

-¡Hemos ganado!- dije abrazando fuertemente a mi mejor amiga

-Lo sé, Aiti

Las gradas empezaron a vaciarse y Elena me miró fijamente.

-¿Qué?

-¿Me acompañas bajo? No quiero esperar a Pablo entre toda la multitud, además, nos lleva él

Así que iríamos bajo. A esperar a su hermano. Asentí distraídamente, y abandonamos las gradas. 

Intenté disimular la emoción que fue creciendo en mi a medida que llegábamos al túnel de los vestuarios. 

Nunca pensé que serías tú - Fanfic de Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora