Capítulo 16

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Noté como un reguero de besos recorría mi cara. Me removí en la cama a causa de las cosquillas que esto me provocaba. Abracé todavía más la superficie fornida sobre la que estaba tumbada e intenté continuar durmiendo. Escuché una risa floja cerca de mi. 

-Vamos Tana, tengo que levantarme

-Un ratito más porfa- dije con voz ronca 

Una mano comenzó a acariciarme la cabeza y después de unos minutos decidí abrir mis ojos. Recorrí la habitación con los ojos y rápidamente encontré la mirada castaña del jugador. Este último me sonrió al encontrarse con mis ojos. 

-Buenos días preciosa

Sonreí y me sobé los ojos, rodando en la cama y dejándolo libre.

-Buenos días Pablo

Me tumbé de lado hacia donde él se encontraba y cogí el teléfono para revisar los mensajes y las redes. Después de hablar con mis padres y con Elena, entre en Instagram y la primera historia que me salió fue una de Pablo. Pinché sobre la historia y me encontré con una foto mía durmiendo, donde solo salía yo tumbada y del jugador tan solo se veía el pecho. La foto iba acompañada de un corazón azul claro en el medio de esta. Sonreí al verla y miré al jugador. 

-Estás muy romántico tu- dije enseñándole mi teléfono

Pablo sonrío al ver mi teléfono.

-No me he podido resistir, sales muy mona

Pasé a otra historia y sentí como el peso del jugador desaparecía de la cama. Lo vi coger un par de cosas del armario para después acercarse a mi. 

-Me ducho y desayunamos, ¿vale?

Asentí mirándolo desde mi posición y el jugador bajó la cabeza hasta donde yo me encontraba para besarme los labios. Nos dimos varios besos cortos antes de que Pablo se adentrara en el cuarto de baño. 

Me estiré de forma perezosa en la cama emitiendo ruidos inexplicables y me levanté de la cama. Seguía con la camiseta y pantalones del jugador y de esa misma manera me adentré en la cocina del jugador y empecé a preparar café. 

Rebusqué en los diferentes armarios de la cocina buscando algo que me apeteciera para comer, aunque no encontré mucha cosa. Casi dándome por vencida abrí el último armario que me quedaba. Mis ojos se iluminaron al ver mis galletas favoritas en el estante. Me puse de puntillas y me estiré lo máximo posible para llegar hasta ellas. 

Di un respingo cuando sentí una mano posarse en mi cintura y vi otra estirarse por encima de mi cabeza y coger las galletas. 

-¿Pretendías comerte mis galletas?

Me di la vuelta al instante. 

-¡Sabes que son mis favoritas!

-Y tú también sabes que son mis favoritas

Entrecerré los ojos en su dirección y sonreí.

-He hecho café

Ahora el que entrecerró los ojos fue él, también sonriendo. 

-Entonces te perdono

Reí bajito y fui a poner el café en dos tazas para desayunar juntos. Pablo sacó más cosas aparte de las galletas y yo serví el café en la mesa. 

Antes de que ninguno de los dos pudiera sentarse, llamaron a la puerta. Pablo y yo nos miramos confundidos y él fue el que fue a abrir la puerta. 

No pude evitar sonreír al escuchar las voces de los chicos desde la puerta y los pasos que indicaban que se acercaban a la cocina. Habían venido a verlo pensando que estaría solo para apoyarlo. Pablo no puede tener mejores amigos. 

La sonrisa de Ansu se congeló unos instantes al verme en la cocina con la ropa de Pablo y algo despeinada. Enseguida su emoción volvió y vino corriendo a darme un abrazo. 

-¡Castaña!

Los demás llegaron también a la cocina y me saludaron contentos y felices a pesar del partido de ayer. Pablo y yo servimos café a nuestros amigos y nos sentamos el uno al lado del otro junto a los demás. 

-No quería ser yo el que preguntase pero, ¿qué hacías tu en su casa y así vestida?- preguntó el valenciano

-Eso eso, que yo quiero chisme de esta relación- apoyó Balde

Miré a Pablo a punto de descojonarme viva. 

-Solo se quedo a dormir, pervertidos 

-Cuando confirmen nos haremos los sorprendidos- dijo el canario de forma burlona

Reprimí una risa bebiendo del café y vi como Pablo le tiraba un cereal a la cara a Pedri. Miré el paquete de galletas y mi ceño se frunció al ver que solo quedaba una. Iba a ser mía si o si. Pablo entendió mis intenciones y movió la mano dispuesto a coger el paquete. 

Me tiré sobre él al ver que había sido más rápido que yo y le intenté arrebatar el paquete de galletas. 

-¡Dámelo!

-¡Es mío! 

Iba a ser un poco cruel con él, pero la galleta se lo merecía. A todo esto los chicos miraban muy atentos la mini pelea que estábamos teniendo por una galleta. Pero no era una simple galleta, era LA galleta.

-Porfi Pablo- dije poniéndole ojos de corderito degollado

-No seas así...- dijo mirándome 

-Porfi, porfi

Pablo resopló cediéndome finalmente la última galleta. Un gritito alegre salió de mis labios y le besé la mejilla mientras comenzaba a comérmela. 

-Para que luego digan que Gavi es un insensible- comentó Pedri

-No se me valora lo suficiente- dijo el andaluz haciendo drama

Yo seguí comiendo tranquilamente la galleta, ignorándolos un poco. Paré de comer cuando sentí la mirada del jugador sobre mí. Siempre me causaba una sensación de nervios, y por ende me era fácil reconocer cuando su mirada estaba puesta sobre mi. 

-¿Qué?

-¿No me vas a dar ni un poquito?

Miré la galleta y luego a él, y así estuve como por un minuto de reloj. Los chicos intentaban aguantar la risa al ver mi indecisión, pero finalmente le di lo que me quedaba de galleta y vi como él sonreía, feliz y contento. 

Pasamos la mañana los seis juntos, entre risas y bromas y con muchas indirectas por parte de nuestros amigos sobre nuestra relación. 

La verdad es que lo mío con Pablo no era oficial puesto que solo nos habíamos besado, pero se ve y se sabe de sobra la atracción y conexión que hay entre nosotros. Esa que tanto nos esforzábamos en no ver, pero que al final había explotado aquel día en el Camp Nou.


Nunca pensé que serías tú - Fanfic de Pablo GaviKde žijí příběhy. Začni objevovat