Capítulo 12

1K 24 0
                                    


-¡Pablo se te está cayendo todo fuera!- dije mientras terminaba de leer unas cosas en mi teléfono

-¡Mentira! ¡Lo estoy haciendo perfecto!

Suspiré sonoramente y abrí la botella de leche que habíamos comprado una hora antes. No sabía que cocinar un bizcocho de chocolate con Pablo iba a ser tan catastrófico. Cuando ambos colgamos a Ansu, pensamos varias ideas para hacer y finalmente decidimos que sería buena idea cocinar algo juntos. Grave error.

-Vale, ahora necesitamos 200ml de leche

-Anda trae eso- dijo quitándome la botella y empezando a echar a ojo

-¡Que hay que medir animal!

-Calla, que soy un experto en esto

Lo miré mal un momento y comencé a ponerle aceite al molde para que no se pegara la masa a él cuando sacáramos el bizcocho del horno. Pablo cogió el chocolate y lo echó en la masa mientras yo ponía el horno a precalentar. 

Unas manos se posaron en mi cintura abrazándome por detrás, mi sonrisa se quedó a medias cuando noté como algo pegajoso se posaba en mi mejilla. Me llevé un dedo hacia allí mientras me separaba de Pablo. Efectivamente era un poco de masa del bizcocho que teníamos que meter al molde. 

-Muy gracioso

Pablo estalló en carcajadas y yo me chupé el dedo probando la masa. Mis cejas se alzaron al notar que no sabía nada mal.

-Esa cara de sorprendida me ofende

-No está tan mal la verdad

Una sonrisita orgullosa cruzó su cara y metimos la masa en el molde antes de meter este en el horno. 

-Bueno, ahora solo queda esperar media hora

-Muy bien, ¿y qué quiere hacer la señorita?

-¿Peli?

Pablo cogió mi mano y nos dirigió a ambos al salón de mi apartamento. Me senté a su lado en el sofá y después de debatir y discutir un poco sobre que poner terminamos poniendo una película cualquiera de Netflix. 

Tan solo llevábamos veinte minutos de película cuando mis ojos comenzaron a cerrarse. Pablo se había levantado para sacar el bizcocho del horno y estaba volviendo por el pasillo. Intenté que no se me notaran las ganas de dormir que tenía cuando Pablo se volvió a sentar a mi lado. Sin embargo, no pude aguantar mucho más y mi cabeza se apoyó en su hombro y mis ojos se cerraron permitiéndome dormir al instante. 

*

No sé cuánto tiempo había pasado cuando volví a abrir los ojos. La televisión seguía encendida y notaba el peso de un cuerpo sobre mi. Estaba totalmente tumbada sobre el sofá y el cuerpo de Pablo descansaba sobre mi. Su cabeza estaba sobre mi pecho y sus brazos rodeaban mi cintura cómo si no quisiera soltarme nunca. 

Sonreí con ternura al ver su cara de tranquilidad y llevé una mano a su pelo para acariciarlo y que siguiera durmiendo. Empecé a cambiar de canal intentando encontrar algo bueno que ver mientras esperaba a que Pablo se despertara de nuestra siesta improvisada antes de comer. 

Llevaba ya casi un capítulo entero de una serie que estaban emitiendo hace tiempo cuando sentí como el cuerpo de Pablo comenzaba a moverse sobre mi. Paré mis caricias sobre su pelo y vi como se estiraba tan tranquilo. Después de un rato paro y siguió unos segundos más tendido sobre mi cuerpo hasta que alzó su cabeza hacia mi y nuestras miradas conectaron. 

-Buenos días- dije sonriendo

-Podría acostumbrarme a esto- dijo escondiendo su cara en el hueco de mi cuello

Me reí bajito y seguí acariciándole el pelo en lo que terminaba de despertarse. Mi vista seguía fija en la pantalla de la televisión mientras el capítulo llegaba a su fin. 

-Tengo hambre- dijo la voz ronca de Pablo sobre mi cuello

-Hay un bizcocho por probar 

Al escuchar eso se levantó de un salto y sin darme tiempo a decir nada me cogió de la cintura subiéndome a su hombro y guiándonos a ambos hasta la cocina. Me bajó nada más llegar hasta ella y empezó a sacar platos para poner el bizcocho en ellos. Reí bajito mientras cortaba un trozo y lo ponía sobre su plato y me cortaba otro para mi. 

-Está buenísimo tío- dijo el jugador con la boca llena

Lo miré un poco desconfiada y me decidí a probarlo. El silencio se hizo en la cocina mientras masticaba el pedazo de bizcocho que me había llevado a la boca. Mis cejas se alzaron de más y Pablo me miró muy ofendido. 

-Tu cara de sorpresa sobraba un poquito, Tana

No pude evitar reír ante su cara de fastidio y me levanté de mi silla para ir hasta él y abrazarlo mientras me seguía riendo. 

-Venga no te enfades- dije mientras le abrazaba por el cuello

-Déjame, has herido mis sentimientos

-Sabes que nunca haría eso 

-Que bonito eso, Tana

Me sonrojé un poco y le quité un poco de bizcocho de su plato para llevármelo a la boca y seguir comiendo. 

-¡Ey! Eres una ladrona

Sentí sus manos en sus costillas comenzando a hacerme cosquillas. Me revolví entre sus brazos intentando que parara y me dejara en paz. Lágrimas debido a mi risa corrían por mi cara y mi felicidad aumentó al escuchar la risa de Pablo.

Estos momentos son los que me animaban a sentir algo más por el castaño que tenía enfrente y a no tener miedo de salir herida cuando estaba con él. No sabía si mis sentimientos estaban siendo correspondidos por su parte, pero cada vez tenía más ganas de lanzarme a la piscina e ir a por todas con él. 

Sabía que todo con él iba a ser más fácil y que lo que ambos sentíamos era correspondido. Pero ambos teníamos miedo y por eso seguíamos en este rollo raro que tarde o temprano terminaría explotando y dejando paso a nuestros verdaderos sentimientos.

Nunca pensé que serías tú - Fanfic de Pablo GaviWhere stories live. Discover now