Capítulo 27

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- Ah, este... Sí. Elizabeth, te presento a Silvia Navarro, una gran gran actriz y un maravilloso ser humano. Silvia, te presento a Elizabeth.
- Su novia. - dijo Elizabeth. Silvia tuvo que fingir una sonrisa. No quería ser grosera.
- Mucho gusto. Bueno, yo... Me tengo que ir.
- Ok.
- Mucho gusto en conocerte, Elizabeth, hasta luego. - ellas se dieron la mano.
- Bye.
- Y un placer volver a verte Jorge, esperemos que ya pronto salga la película.
- Sí, esperemos. - ella le tendió la mano a Jorge, pero él la ignoró y se acercó a darle un beso en la mejilla, dándole también un rápido abrazo. - Te veo pronto.
- Adiós. - Silvia se dio la vuelta y se fue. Jorge se quedó mirándola unos segundos. Le parecía que estaba más delgada que cuando la conoció, pero seguía siendo perfecta. Su cabello se movía de un lado a otro con el ritmo de su caminar, sus caderas...
- Amor, es medio empalagosa, ¿no? - dijo Elizabeth, sacándolo de sus pensamientos. No. Era dulce, tierna, noble... Él sonrió sin decir nada, mientras Elizabeth lo miraba fijamente. - Jorge, ¿traes los labios manchados con labial?
- ¿Eh? - él reaccionó de repente; no se había fijado en eso, y tenía que pensar en una excusa rápida para decirle a Elizabeth.

O podía confesarle que besó a Silvia, porque era la mujer que realmente amaba, que ella había llegado a interrumpirlos porque, de no ser así, seguramente se habría escapado por ahí con ella a algún lugar a cometer una locura...

- No, no creo que sea labial. Debe ser otra cosa.
- A ver, te lo quito. - Elizabeth acercó su mano a los labios de él, pero Jorge volteó la cara.
- Debe ser dulce, o algo. - él pasó su lengua por sus labios y así se limpió el labial.
- ¿Cómo es posible que no sepas ni de qué te ensuciaste? Qué bárbaro, mi amor.

Elizabeth caminó hacia el estacionamiento. Jorge se quedó ahí unos segundos; el labial de Silvia sabía fresa. Lo saboreó y luego caminó también rumbo al estacionamiento.

Como el caballero que tenía que ser, le ofreció a Elizabeth llevarla a su casa; subieron al carro de él. Cuando estaba por arrancar, vio que el carro que estaba de frente al suyo también iba a arrancar. Era Silvia; él le dio el paso y ella sonrió. Elizabeth miró a Jorge.

- ¿Son muy amigos?
- ¿Qué?
- Tú y Silvia.
- Ah. Pues... Sí. Bueno, trabajamos juntos en una producción hace tres años; aún no se estrena en cines. Y ahí nos conocimos.
- Nunca me habías dicho que la conocías y que eran amigos.
- Eh... Bueno, es que... Ya no nos habíamos visto en mucho tiempo, prácticamente desde que terminamos de trabajar en la filmación.
- Ah. Se ve medio... empalagosa, no sé.
- De hecho es una excelente persona, una buena compañera de trabajo y una maravillosa actriz. Me gustó trabajar con ella.
- Ah, mira, qué bien...

El resto del camino lo hicieron en silencio; cuando llegaron a casa de Elizabeth, ella se veía molesta, así que Jorge sólo se despidió y se fue.

Jorge llegó a su casa, sin poder dejar de pensar en ese maravilloso beso con Silvia. Le había encantado, extrañaba tanto sus labios, tomar su cintura, sus brazos rodeando su cuello, su aroma, su voz, su risa... Se pasó un dedo por los labios y sonrió. Recordó también cuando ella se iba... Cuánto lo seguía hipnotizando esa silueta perfecta, su forma de caminar...

Silvia había llegado a su casa hacía un rato; casi corrió a preparar un té, para intentar calmarse los nervios.

Cuando Jorge la besó, ella finalmente no pudo resistirse, y luego la había invadido el coraje por saber que seguramente era Elizabeth quien le estaba llamando. En ese momento, había caído plenamente en la cuenta de que él tenía un compromiso, y se sintió un poco culpable, pero también decepcionada, de saber que él era capaz de besar a otra teniendo una relación. Y sin embargo, era probable que la hubiera besado porque de verdad era ella a quien quería. Y todos esos pensamientos la ponían mal.

Detrás de cámaras y telonesOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz