Estaban ya sólo ellos dos; Jorge miró a Silvia, mientras ella miraba aún hacia la puerta.
- Te ves... diferente, Silvia.
- ¿Diferente?
- Sí.
- Bueno, han pasado más de dos años desde la última vez que nos vimos, supongo que algo debió cambiar. - dijo ella con una sonrisa.
- Sí... Supongo. Oye, yo... Me da mucho gusto poder volver a trabajar contigo.
- A mí también, eres un gran actor. - él sonrió. - Además, se ve que todo el equipo está en la mejor disposición, me encantó el ambiente que se sentía hoy, y eso que fue nada más la presentación. - dijo ella emocionada.
- Sí, se ve que todo va a estar... muy bien.
- Sí... Bueno, yo ya me voy. Tengo algunas cosas que hacer.
- Ajá, cuídate, nos vemos el lunes.
- Bye, Jorge. - ella se acercó y se despidió de él con un beso en la mejilla. Cuando se dio la vuelta para tomar su bolsa, sintió que él le tomaba un brazo con delicadeza.
- Todavía me desequilibra verte.Silvia lo miró. Sin querer, el corazón comenzó a latirle con fuerza. Sintió que los labios le temblaban y los apretó con fuerza para que no se notara tanto.
Los recuerdos comenzaron a juntarse de golpe en su cabeza, desde la primera vez que hicieron el amor, hasta la última noche que estuvieron juntos. Sintió que el color se le subía a la cara, sus mejillas se calentaron bruscamente, y un nudo en su garganta le impedía hablar. Algo en su interior, algo que creía haber olvidado, amenazaba con hacerla llorar en ese mismo instante. Y ella quería evitarlo, pero le estaba resultando demasiado complicado.
Mientras estaban todos los demás ahí, ella había logrado reprimir cualquier emoción, pero ahora que estaba a solas con Jorge los sentimientos comenzaron a surgir desenfrenadamente, y sentía que le recorrían todo el cuerpo, provocando que su cuerpo entero reaccionara. Las manos se le habían puesto frías, las piernas le hormigueaban, empezó a temblar ligeramente...
Jorge le tomó una mano, con ternura, apretándola entre las dos de él.
- ¿No me vas a decir nada? - ella permaneció en silencio, y negó con la cabeza. - Pero, ¿por...?
Jorge no terminó de hablar, pues Silvia se acercó y lo abrazó repentinamente, pasando sus brazos por encima de los hombros de él, y recargando su cabeza en su pecho. Él reaccionó y le rodeó la cintura, con los brazos.
Al estar así, Silvia sintió el aroma de la loción de él y cerró los ojos; ese aroma evocaba demasiados recuerdos como para contenerse. Sintió como si el nudo en su garganta se hiciera más apretado, y supo que estaba a punto de ponerse a llorar.
- ¿Te puedo invitar a almorzar? - le preguntó él, aún estando abrazados.
- Sí, está bien. - ella lo soltó lentamente y se limpió una lágrima que se le había escapado. - No he comido nada en todo el día. - agregó, intentando esbozar una sonrisa.
- Vamos. - ella tomó su bolsa y salieron de ahí.Jorge pasó su brazo por los hombros de ella, y Silvia no se lo impidió; al contrario, a él le pareció sentir que ella se acercaba un poco más a él. Caminaron en silencio hasta el carro de Jorge; él abrió la puerta para que ella subiera y, antes de cerrarla, se sonrieron. Él encendió el carro y arrancó, pero debía ir lento por estar en un estacionamiento; ambos, tal vez por instinto, voltearon hacia una jardinera. Su jardinera.
- Fuimos unos indecentes. - dijo Jorge, recordando fragmentos de la noche de la rueda de prensa.
- Lo sé. - Silvia comenzó a reír.
- ¿Por qué te ríes?
- ¿Te confieso algo? - él asintió, curioso. - Al otro día, yo tenía moretones en las rodillas.
- ¿En serio?
- Sí, moretones, en las dos rodillas.
- Es que... sí estuvo intenso.
- Sí, mucho. Conduje a casa con las piernas adormecidas, y las rodillas adoloridas. De momento no lo había sentido, por la adrenalina de la situación, pero ya luego sí sufrí. Me tuve que poner hielo un rato para que se me pasara el dolor.
- Sé que es tarde... Per discúlpame por no haber buscado un lugar más cómodo para ti.
- Seamos sinceros, era en ese momento o nunca. Ni tú ni yo hubiéramos aguantado irnos a otro lado. En primer lugar, porque ya estábamos muy entrados en lo nuestro, y en segundo lugar porque estábamos conscientes de que, si hacíamos esperar el momento, podíamos arrepentirnos.
- Bueno, eso sí...

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Detrás de cámaras y telones
RomanceEs difícil ser actor, trabajar con los sentimientos. Es difícil ser artista, y saber que una vez que termina la función, debes volver a la realidad. Porque lo que pasa en las grabaciones, en las grabaciones se queda. Lo que pasa en el escenario, en...