Capítulo 114

3.7K 211 132
                                    

- La escena me dejó mal. Ese Don Fernando era tan encantador, tan tierno, romántico y apasionado, que me recordó a Jorge, a mi Jorge.

- ¿Tu Jorge?

- Sí. Eres mío. - Jorge sonrió.

Silvia se acercó a él y, mirándolo directamente a los ojos, comenzó a acariciar su mejilla.

- No importa cuánto tiempo sigamos peleados, siempre vas a ser mío, siempre.

Dicho esto, cerró los ojos y se acercó a besarlo. Jorge le correspondió de inmediato, y la abrazó con fuerza por la cintura, mientras ella seguía acariciándole la mejilla. Él recordó que la puerta se había quedado abierta y comenzó a guiar a Silvia lentamente hacia allá para poder cerrar, porque quería disfrutar de ese beso tanto como fuera posible. Logró cerrar y le puso el seguro por dentro. Ella se separó un momento de sus labios y metió las manos por su camisa, deslizando la tela por los hombros para zafársela. Jorge sintió cosquillas en su espalda baja y soltó aire pesadamente, mirando al techo un momento. Silvia comenzó luego a besarle el cuello.

Él quería decirle algo, pero prefirió no arruinar el momento que recién comenzaba, y se dedicó sólo a disfrutar de la excitante sensación que le producían los labios de ella besando su piel.

Al encontrar el cierre del vestido, lo bajó y volvió por ese mismo camino, ahora rozando suavemente la piel de la espalda de ella con las yemas de sus dedos. Al llegar a su nuca, comenzó a pasar sus dedo entre su cabello, como si quisiera desenredarlo, pero con movimientos sutiles y tiernos que hacían que Silvia se aferrara con fuerza a los hombros de él, sintiendo ese suave masaje en su cabeza.

Se separaron un momento para mirarse.

- ¿Sabes que con lentes te ves especialmente sexy? - ella le sonrió. - Tan intelectual, sensual, con esos ojos verdes que enamoran a cualquiera, y esa expresión de tu rostro tan provocadora pero tan delicada... En esa escena me gustaste demasiado... Deseé mil veces que todos desaparecieran y sólo quedáramos tú y yo en ese set, en esa cama...

- Yo también lo deseaba, guapo...

- Te he extrañado tanto.

- Yo más, no tienes ni idea de cuánto...

Él sonrió y se acercó a la oreja de ella, comenzando a dar besos lentos, soltando su aliento cálido entre su cabello y su cuello. Mientras Jorge hacía eso, Silvia empezó a empujarlo ligeramente hacia el sillón del camerino. Él, al sentir el borde del mueble, se sentó, jalándola con él. Ella se acomodó y quedó sentada en las piernas de él; juntaron sus frentes y se quedaron así un rato, primero mirándose y luego con los ojos cerrados.

- Me mata no tenerte cerca, hermosa.

- A mí también, estoy llegando al borde de la desesperación sin ti...

Ella abrió los ojos; sostuvo a Jorge por la cabeza y lo obligó a inclinarse sobre su pecho. Jorge aspiró su perfume, sintiendo cómo le llenaba los pulmones. Subió un poco hacia su cuello, sin dejar de respirar su perfecta esencia. Recorrió la espalda de ella con sus manos hasta sujetar el borde superior de la tela del vestido para bajarlo lentamente. Al sentir el broche del brasiere, lo zafó para no perder más tiempo después, y lo bajó junto con la tela del vestido. Dejó sus pechos al descubierto. Jorge abrió los ojos para poder admirar lo que tenía enfrente y sonrió sin querer.

- Siempre me han gustado tus pechos... Su tamaño... - puso ambas manos sobre ellos, apretándolos ligeramente. - Su forma... - dijo mientras trazaba círculos contorneándolos. - Su color, su textura, su olor, su sabor... - ella sintió que temblaba por las palabras de él. Jorge se acercó y recargó su nariz en el pecho de ella, y casi de inmediato pasó su lengua, lentamente.

Detrás de cámaras y telonesWhere stories live. Discover now