Capítulo 89

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Jorge encendió el carro, mientras ella abría con el control; el auto fue desapareciendo de su vista, pero de repente se quedó parado. Silvia se asomó para ver qué pasaba, y observó que Jorge estaba hablando con alguien. No alcanzaba a distinguir a la persona con la que hablaba, así que se acercó. Era Pablo.

¿Qué hacía Pablo ahí a esa hora?

Silvia se acercó rápidamente para llegar pronto a donde estaban ellos.

- Hola, Pablo, ¿qué tal?

- Silvia, qué bueno que te encuentro.

- ¿Qué haces por aquí?

- Vine para avisarles... Bueno, para avisarte, Silvia, que Juan tiene que salir a checar algunas cosas, de las grabaciones que necesitamos en espacios públicos; tiene que hacer algunos trámites, y pidió que las grabaciones se retomen hasta la próxima semana. Dice que como vamos muy bien con el tiempo no le preocupa dejar estos días.

- Ah... Muchas gracias.

- Sí, de nada; Juan me pidió que te avisara porque me quedaba de paso. Y bueno, ya que me encontré aquí a Jorge, le dije también a él.

- Sí, gracias. - respondió él.

- Lo que pasa es que Juan dijo que los dos tenían los celulares apagados y no se había podido comunicar con ustedes. Así que, en cuanto puedan, deberían mandarle un mensaje para avisarle que están enterados de las indicaciones.

- Sí, de acuerdo... Gracias. - respondió Silvia.

- Bueno, ya me voy. - comentó Jorge, poniendo el carro en marcha de nuevo.

- Sí, hasta luego.

Silvia entró y cerró; la aparición de Pablo en su casa la había puesto nerviosa, por el hecho de que él había visto a Jorge saliendo de su casa. Trató de relajarse dándose un baño.

Mientras tanto, Pablo se había acercado al carro de Jorge.

- Ni creas que te me vas a escapar. - le dijo.

- ¿De qué hablas? Ya me voy, es tarde y tengo que llegar a mi casa.

- No. Antes de irte, me respondes por qué estabas aquí, y por qué tenían los dos el celular apagado. - Jorge miró a Pablo en silencio, sin ganas de responderle nada. - Mira, conmigo puedes tener confianza, siempre hemos sido buenos amigos.

- No seas curioso, no pasa nada. Estuvo con ella un rato porque... Estábamos ensayando unas cosas.

- Ajá, sí. Así como el ensayo del beso en el camerino del otro día, ¿no? - Jorge sintió que se sonrojaba. ¿Por qué Pablo sabía eso? - Escuché cuando Juan les explicaba a los gemelos, "para que no se confundieran". Te conozco, algo pasa contigo y Silvia.

- No, hombre, ¿qué podría pasar?

- Jorge, tú estás casado, ¿qué nunca piensas en Elizabeth cuando haces cosas como ésta? - él permaneció en silencio.

- Te propongo algo: vamos a tomarnos un trago, aprovechando que no hay grabaciones mañana, y así te explico cómo están las cosas.

- Está bien. Te sigo.

Pablo subió a su carro y siguió a Jorge hasta un bar; entraron y pidieron algo de tomar.

- Ahora sí, dime, ¿qué está pasando contigo?

- Lo primero que quiero que te quede claro es que entre Silvia y yo no hay nada más que una amistad, ¿de acuerdo? - mintió él; aunque Pablo fuera su amigo, tenía que proteger al amor de su vida en todo momento, nadie podía enterarse de que tenían una relación mucho más allá de lo laboral.

Detrás de cámaras y telonesWhere stories live. Discover now