Capítulo 40

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Estaban a punto de iniciar las grabaciones ese día. Les acababan de asignar camerinos, y Jorge buscaba a Silvia para darle algo que le había comprado. Al tocar en la puerta de su camerino, no obtuvo respuesta, y justo cuando se disponía a irse, escuchó como un sollozo. Intentó abrir y notó que no tenía seguro, así que entró.

Silvia estaba en el sillón, abrazándose las piernas, con la cara recargada en las rodillas, llorando. Jorge se preocupó, cerró la puerta y se hincó frente a ella, tomándole ambas manos.
- Princesa, ¿qué tienes? ¿Qué te pasa?

Silvia lo miró, y a Jorge se le partió el corazón al ver sus ojitos verdes cristalizados por las lágrimas. No sabía qué le pasaba, pero quería que dejara de llorar, quería que dejara de sufrir. Le acarició el dorso de las manos con sus pulgares.

- Silvia, por favor, dime, ¿qué pasó? ¿Puedo hacer algo por ti?
- ¿Me abrazas? - preguntó ella con voz apenas audible. - Sólo eso, por favor.

En silencio, Jorge se sentó a su lado en el sillón; la tomó por los hombros para acercarla y ella cedió, recargándose en el cuerpo de él, sin bajar sus piernas del sillón. Jorge, al sentir que ella se acomodaba, la tomó por la cintura con una mano, y colocó otra en el hombro de ella, apretándola con fuerza contra su cuerpo.

- No sé qué te pasa pero, sea lo que sea, quiero que sepas que tienes todo mi apoyo, hermosa. Yo te prometí que siempre iba a estar contigo, y así será, mi princesa... - Justo en ese momento, entró Osorio al camerino.
- Silvia, ya están tus boletos para... Jorge, hola. No sabía que estabas aquí.
- Vine a buscar a Silvia y... Bueno, la vi llorando... No sé qué tiene, pero... Aquí estoy.
- ¿Le dijiste? - preguntó Osorio a Silvia.
- Todavía no. - dijo ella, con la voz temblorosa.
- ¿Segura que quieres empezar hoy? Yo no tengo problemas con que...
- No, no. Si me quedo sin hacer nada va a ser peor.
- Bueno, te dejo los boletos, quédate aquí un rato más, y cuando estés mejor te veo en el set. Mientras voy a ir trabajando con los niños.
- Ok.
- Jorge, ¿te puedo pedir que te quedes con ella?
- Sí, claro, con gusto...

Osorio salió y cerró la puerta. Silvia volvió a llorar, recargándose en el pecho de él; Jorge le acarició el cabello.
- Guapa, aquí estoy contigo, para lo que necesites.
- Jorge... Mi papá falleció. - dijo y su llanto se avivó.

Jorge sintió una opresión en el pecho, y apretó a Silvia entre sus brazos, con mucha fuerza.

Él, entonces, estuvo consciente de que estaba dispuesto a vivir con ella todo, incluso cada dolor, porque le quebraba el alma verla así, y aun así iba a quedarse con ella, porque la amaba, tanto entera como frágil.

Comenzó a hablarle, sin aflojar el abrazo.
- Hermosa, sé que es ridículo que intente calmarte, así que lo único que te voy a pedir es que recuerdes que voy a estar aquí siempre que me necesites. Eres muy fuerte y valiente, pero si un día te sientes perdida, búscame, y yo encontraré en ti todo eso que se te ha escondido, porque te conozco, porque te amo tanto, que sería capaz de hundirme contigo si no logro hacerte sentir mejor sólo para no dejarte sola. - Silvia se separó un poco de él para mirarlo.
- Gracias. De verdad, tú sabes lo agradecida que estoy contigo...

Después de un rato, se fueron a grabar. Empezarían con algunas escenas en el foro, y al día siguiente por la noche harían las de locación. Cuando Jorge vio a Silvia de lejos, le impresionó que pareciera tan entera, cuando la había visto tan mal en el camerino. Supuso que nadie más sabía lo del fallecimiento de su padre; él sabía que ella procuraba no hablar de su vida privada. Y eso le encantaba, porque le parecía muy materialista publicar cosas personales. Sin embargo, luego pensó en todo el dolor que ella tendría que estar ocultando en aquel momento, y sintió unas ganas inmensas de correr a abrazarla y ya nunca soltarla.

Detrás de cámaras y telonesWhere stories live. Discover now