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Tres golpes en la puerta bastaron para que Bill y Tom volvieran a verse la cara, la cual, la mirada de Bill reflejaba nada más que decepción y la de Tom demostraba una confusión gigantesca. Tom aún no asimilaba lo de Heidi, mucho menos las reacciones de Bill y realmente no podía comprenderle. ¿Por qué le afectaba tanto si era su vida la que se estaba jodiendo? Él iba a ser padre, no Bill. Pensaba que su hermano menor era un completo estúpido e inmaduro, pero más estúpido se sintió él al ver el labio partido de su gemelo, y no lo pensó más, posó su mano en el pómulo que estaba agarrando un color morado en la piel blanquecina del contrario, tras los golpes que le había propinado antes, acercándose para estampar sus labios con los del chico. Bill no se resistió y cerró sus ojos, necesitaba aquello y olvidarse aunque sea unos segundos de lo que había pasado anteriormente. Pensaba que todo era un sueño, que si abría sus ojos, nada de eso hubiese pasado; ni la pelea, ni mucho menos esa sorpresa. Pero no fue así, Bill suspiró y abrió sus ojos, cayendo en la realidad de un golpe.

– ¿Qué piensas hacer? – Fue lo único que salió de la boca de Bill, cosa que era lo que menos quería preguntar. No quería saberlo. Tampoco quería que Tom se hubiese alejado como lo hizo al escucharlo.

– No estoy para andar criando a una escoria que lleve el mismo apellido que Jörg, ni mucho menos andar jugando a la familia feliz. Le pasaré dinero para que lo aborte. – Bill suspiró aliviado. Claro que no le deseaba la muerte a aquel embrión sin una consciencia plena, pero si ese embrión impedía su acercamiento con Tom, entonces le quería lejos de él. Nadie podía alejarle de su chico, a pesar de todo lo que pasara.

– Me pone tan feliz saber eso, Tom. ¡Pero no lo digo por la péeerdida! Lo digo porque mamá ya estaba planeando una boda, e inlcuso estaba haciendo la lista de invitadooos.– Tom alzó una de sus cejas sonriendo, viendo al contrario mirar a todos lados, haciéndose el tonto y hablando de forma rápida. Habían vuelto a estar bien y el hecho de no necesitar conversar lo que había pasado, le tranquilizaba en parte. Realmente no estaba listo para saber quién era Bill y las respuestas a muchas de sus preguntas.

– Vi la cara jodida de Simone, fue como si se hubiese cagado encima. Bill, esto no es nada nuevo para mí y solamente me sorprendió el hecho de que haya sucedido tan pronto... Es todo.– Confesó, dejándole un corto besos en los labios entreabiertos de Bill, el cual ahora le miraba de forma neutra y le mostraba el dedo de en medio.

– Eres un completo, pero un completo imbécil. ¿Es que nunca Jörg te enseñó a usar condón? – Bill lo que menos esperó, fue que Tom hubiese negado con la cabeza, alzando los hombros con indiferencia. Abrió más su boca, sorprendido. – Tom, entonces... ¿Cómo fue tu primera vez?

– No me veas como si fuese un ignorante, claro que sé usar condón y lo he usado, pero mayormente no suelo hacerlo. Es todo. – Bill rodeó sus ojos, cruzándose de brazos y percatándose de que Tom no intentara huir de la habitación. Tom, por su parte, suspiró.

– Te faltó responderme una pregunta, Kaulitz. – Tom negó, colocando sus ojos en blancos para así dar palmadas en su brazo para que se corriera y salir de la habitación, pero Bill hacia caso omiso. Bill quería saberlo todo, absolutamente todo y eso a Tom le colmaba la paciencia. ¿Realmente era necesario?

– Ni siquiera recuerdo bien, Bill. Solamente recuerdo a Jörg dándome alcohol y enseñándome a inhalar una mierda extraña, nunca más la volví a probar porque me hacía perder el sentido. Me volvía inútil. Luego, lo máximo que recuerdo es que, estoy en una habitación con una chica encima y al otro día amanezco desnudo, y bueno. ¡Adiós, maldito concepto de virgnidad! – Tom hizo el mismo movimiento de manos que había hecho Bill anteriormente, fingiendo una sonrisa y moviéndolo para que se corriera, caminando hacia el baño a pasos rápidos.

Bill solamente pudo llevar su mirada detrás de Tom, incapaz de decir u hacer algo. Ni siquiera con su ida pudo evitar que Jörg le hiciese daño y para colmo, Tom ni siquiera parecía verse afectado por eso. Pareciese como si realmente no le hubiese tomado el peso al asunto, dándole completamente igual y eso le sorprendía. Pero claro, Bill tampoco sabría que Tom estaría lavándose el rostro por el sudor frío que había comenzado a escurrir en su piel, haciéndole sentir como un muerto en vida. Recordar aquello le generaba vómitos y no porque Tom haya sido un “maricón”, sino porque el hecho de no haber tenido autocontrol o algún indicio de conciencia, le perturbaba en demasía. También el hecho de recordar que luego de dos semanas de aquel raro encuentro, tuvo que asistir a un aborto porque había embarazado a la chica; Jörg le tiró flores un mes entero por eso.

– Tom, lo he estado pensando... Con respecto a lo que me dijiste y quisiera hablarlo contigo.

– Cállate, Bill. No quiero hablar de nada contigo, no hay nada de qué hablar. – Tom abrió la puerta de golpe, generando que Bill diera un brinco en su eje y que le mirara a los ojos. Bill sentía que Tom le haría pequeño, que incluso le mataría sin razón si llegase a preguntar o usurpar más, por eso, solamente se dignó a morder su lengua.

Tom pasó por el lado del cuerpo tiritón de Bill, chocando sus hombros y dirigiéndose a la primera planta. El mayor debía calmar a la única fémina del hogar, no quería algún escándalo porque emocionarse de algo tan recurrente como eso, solamente causaría desiluciones gigantescas. Simone no merecía mantener esa viva ilusión por mucho tiempo, aunque Tom quisiese hacerlo por mera maldad.

– Simone, no serás abuela. Bill solamente te estaba haciendo una broma de mal gusto, después le voy a dar un puñetazo para que aprenda a mantenerse en silencio.

– ¡Dios, Tom! Menos mal que no es cierto, aunque me haya emocionado un poco... Sé que serías incapaz de mandar tus estudios por el drenaje. – Simone repartió una suave caricia en la mandíbula de Tom, haciéndole tensar. Quería morderle la mano para que no siguiese tocándole.

– Simone, dudo que esto sea el primer espectáculo de Tom. Él debe estar acostumbrado. – La tan seca risa de Gordon retumbó los timpanos de Tom, molestándole por completo, dando una calada de aire al no poseer un cigarro. Necesitaba fumar algo, lo que sea, o se volvería loco.

– Estoy guardando mi virginidad para tu puta madre, Gordon. Espero que ella la reciba gustosa. – Murmuró cerca de él para que no fuera escuchado por Simone, quien a su vez, miraba de reojo a Gordon en forma de regaño. Tom le sonrió de lado, fingiendo simpatía.

– ¿Y Bill, Tom? ¿Se ha dormido?

– No lo sé, Simone. Debe estar jugando a las muñecas o debe estar rompiendo todo, con lo demente que es. – Tom alzó las cejas unos segundos, mirando a otro lado y buscando en algo en qué enfocarse. Había sentido la mirada fulminante y jodida de Gordon, realmente no lo soportaba.

– Bill no es como dices que es, Tom... Bill es un chico especial, es único.

– Tu gemelo tiene bipolaridad, pero tranquilo, Tom. No es un psicópata y retrasado como tú. – Gordon soltó sin más, recibiendo un codazo en la costilla por parte de Simone, haciéndole soltar un quejido al segundo. Los ojos de Tom rodearon en su propio eje, alzándole el dedo de en medio y haciéndole una señal que pronto hablarían de eso.

Al fin tuvo una respuesta, pero seguía sin relacionarlo con nada, como si aquello fuese sacado de donde mismo Tom no podía asimilarlo, o simplemente no quería ver que su frágil y delicado hermano, estaba tan fragmentado como él.







durch den monsun ( bill y tom k )Where stories live. Discover now